Viaje al origen del arte desde el autismo

Katsuhiko Hibino deshoja el sofisticado arte japonés de envolver regalos, el origata, hasta llegar al corazón. «La esencia del origata tiene que ver con abrazarse, igual que un pájaro que calienta un huevo con sus plumas o una cáscara que protege a su semilla. A través de ese abrazo, de la envoltura, comunicamos la idea de que ese objeto es importante para nosotros», dice Hibino en Buenos Aires. Es ese simbolismo y no la precisión técnica de los pliegues de papel lo que el artista japonés transmite a los jóvenes autistas que participan en el proyecto colectivo Turn, que se expondrá en septiembre en la I Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur (Bienalsur).

RUMBO A LOS JUEGOS DE TOKIO

El origen del proyecto ‘Turn’ está vinculado a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos que albergará Tokio en 2020. Hibino cree que la cita olímpica puede ser un trampolín para derribar muros sociales y mejorar la integración de todos los habitantes de la capital nipona. Con ese objetivo, comenzó a trabajar con minorías en Japón, en 2016 saltó a Brasil y este año llega a Argentina y Perú.

El origata es una de las artesanías seleccionadas por Hibino (Gifu City, 1958) para la Bienal. También están, entre otras, la randa, una técnica de tejido traída a Argentina por españolas y que sobrevive en comunidades del sur de la provincia de Tucumán (norte); el arimatsu shibori, que dibuja en telas a través de la tintura; y la shicra, una artesanía indígena de creación de cestas con fibras vegetales.

Hibino tiene claro su objetivo. Dar valor a la expresión única de cada persona y generar nuevos vínculos que rompan la exclusión de quienes tienen dificultades para integrarse en la sociedad. «Las minorías tienen hoy la oportunidad de no pensarse como minorías. Antes sólo los grandes medios podían transmitir una noticia, pero ahora lo podemos hacer cada uno de nosotros a través de las redes. Antes sólo teníamos acceso a cosas fabricadas masivamente; ahora, también a objetos realizados por las minorías», remarca en la sede porteña de la Universidad Nacional de Tres Febrero (Untref). «El proyecto se llama TURN porque propone cambiar nuestra mirada y nuestra forma de pensar», agrega.

Hibino mira dibujos realizados como parte del proyecto 'Turn' en Buenos Aires
Hibino mira dibujos realizados como parte del proyecto ‘Turn’ en Buenos Aires BIENALSUR

Desde hace semanas, artistas japoneses y latinoamericanos trabajan con distintas minorías de Buenos Aires y Lima como parte del proyecto. Es una experiencia de aprendizaje mutuo. Los alumnos discapacitados aprenden la esencia de artesanías ancestrales que desconocían y los artistas descubren gracias a ellos nuevas aproximaciones a técnicas complejas y cargadas de tradición, que se transforman para dar lugar a mil variaciones.

Unir dos hilos para tejer dibujos

Concentrados, en silencio, un grupo de adolescentes pasa cuerdas por los agujeros de una malla en la fundación Brincar por un Autismo Feliz de Buenos Aires. Algunos tejen con rapidez, otros a cámara lenta; a veces solos, a veces con ayuda. De a poco, el conjunto de puntadas comienza a convertirse en dibujos muy distintos entre sí, donde destacan las formas geométricas pero también aparecen animales, como la araña, y letras del alfabeto. Los jóvenes no habían trabajado antes con tejidos. La artista tucumana Alejandra Mizrahi, al frente de este proyecto, tampoco tenía experiencia previa con autistas cuando fue seleccionada por Hibino para Turn.

Mizrahi desarmó la complicada estructura de la randa hasta lo más básico, el nudo. Pero no era suficiente: una de sus nuevas alumnas, con 19 años, no sabía unir dos hilos. Ser capaz de aprender ese gesto mínimo fue una alegría que contagió a todos los presentes. Y a partir de ahí, apareció una diversidad que la artista no esperaba: «Desde el no hacer hasta la insistencia con el nudo, uno sobre otro, sin parar». Al terminar la tercera jornada -de las 16 previstas- con los jóvenes de la fundación Brincar, Mizrahi cuenta que tuvo que replantear todo lo que había preparado: «Hibino me decía que iba a salir todo sobre la marcha, pero al principio no lo entendía».

Las personas con trastorno del espectro autista (TEA) perciben el mundo de forma diferente. Tienen grandes dificultades para establecer una conversación, pero suelen gozar de una gran agudeza visual y auditiva, ser metódicos y capaces de concentrarse en tareas rutinarias, según describe Soledad Zangroniz, una de las fundadoras de Brincar. Su hijo, Ramiro, es uno de los que participan en el taller de Mizrahi y expresa su alegría con efusivos movimientos de manos. La artista tucumana aún no sabe qué presentarán en la Bienalsur, aunque se imagina una obra colectiva tejida entre todos, que sea la suma del trabajo de cada uno de los participantes y también el reflejo de los nuevos lazos creados entre ellos.

 

 

Original. 

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