Una mirada a la cultura para personas las discapacitadas

Ir a cine, conseguir un libro en una biblioteca o comprarlo en una librería o ver una obra de teatro son actividades que gran parte de los colombianos puede hacer con relativa facilidad (sin contar con lo que puede costar).

Pero, ¿qué tantas opciones tienen las personas con algún tipo de discapacidad en el país? ¿Cómo una persona ciega puede disfrutar una exposición de arte en un museo o la película de moda? ¿Hay espacios amables para ellos en un concierto?

De acuerdo con el Dane, en Colombia hay más de 2 millones de personas con discapacidad, pero aunque se han ido derribando barreras en cuanto a accesibilidad, aún falta mucho. Sin embargo no se trata solo de rampas.

Lo confirman varios jóvenes con discapacidad y expertos en inclusión social de la Fundación Saldarriaga Concha, que promueven la campaña ‘Modo In’.

“En cine si a uno le toca adelante queda como gallina con el cuello torcido y la pantalla en la cara, porque no es dónde uno se quiera sentarse como cualquiera, sino donde tengan espacios para las sillas de ruedas”, dice Juan Sebastián Betancourt y agrega que lo mismo pasa en teatro.

Las dificultades

Betancourt, becario Fulbright y fundador de Empowering Inclusion, cuenta que hace poco al ir a cine, tuvieron que levantarlo entre varias personas y poner su silla de ruedas a un lado, porque tampoco había dónde ubicarla. “Siempre hay alguien que ayuda, pero se trata de que nosotros tengamos más autonomía”, dice y menciona que sí hay cines incluyentes como los de Cinemark o Atlantis.

Lo mismo ocurre en conciertos o partidos de fútbol. “Yo ya sé que a conciertos no voy, porque por mi estatura no veo nada. Además está el tema de seguridad para nosotros, que no podemos reaccionar igual”, dice Natalia Téllez, quien tiene baja estatura y recuerda.

En otros países –agregan los dos jóvenes–, los empresarios de conciertos destinan espacios para personas con algún tipo de discapacidad, pero en Colombia aunque a veces lo hacen, no es regla. “Estoy cansado de escribirles a los de Tuboleta, por ejemplo, para que pongan los espacios para nosotros en los mapas de los conciertos. La gente lo ve a uno y lo respeta, pero la mayoría de las veces nos toca a lo guerrero”, agrega Betancourt.

Sin embargo, no todo es tan malo y sí hay avances. “Falta mucho en lo público como en lo privado, pero no hay que desconocer que el Gobierno está avanzando muchísimo en cuanto a convocatorias, además en los incentivos para arte y discapacidad”, admite Luisa Fernanda Berrocal, líder de movilización social de la Fundación Saldarriaga Concha.

Cine para todos

Según el Ministerio de Cultura, este año se han invertido 587 millones de pesos en 41 proyectos de inclusión e igualdad.

Por otro lado –explica Berrocal–, hay programas como Cine para Todos, en asocio con el Ministerio de las Tic y Cine Colombia, que una vez al mes presenta películas colombianas para personas ciegas, sordas o con algún tipo de discapacidad cognitiva, física o sensorial. Lo hacen gracias a un sistema llamado ‘audio descripción’, en el que les narran de forma detallada la trama, personajes, escenarios y acciones de la película, como si fuera una radionovela para las personas ciegas; y tiene subtítulos para las personas con sordera. En ambos casos, les entregan una consola y unos audífonos.

Pero además, también existe la aplicación Whatscine, que cumple la misma función y que se puede descargar en teléfonos inteligentes. El Museo Nacional de Colombia tiene un programa similar llamado Cine Acesible. Pero en ambos casos se trata de muy pocas películas las que cuentan con audio descripción (ver recuadro).

“Más allá de esto buscamos que los distribuidores y los exhibidores de cine se vinculen y piensen que no es hacer una función marginal y gratuita sino que se pongan a pensar en hacer su oferta de servicios incluyente, que si quieren lo vean en términos de mercado”, dice Berrocal a quien muchas personas le dicen que los horarios de estos programas no son los más adecuados.

En los museos

El acceso a las obras de arte y exposiciones es otro de los reclamos de las personas con discapacidad: que las obras estén a alturas adecuadas, que haya guías capacitados para conducirlos por las exposiciones y que desde lo arquitectónico tengan facilidades.

En el Museo Nacional de Colombia precisamente se adelanta una reforma que incluye accesos, ascensor, señalización y rampas. Se trata de una obra que dura cinco meses, cuesta 1.422 millones de pesos y contó con la asesoría del Museo del Louvre, en París.

Pero además, cuentan con visitas comentadas para personas con diferentes tipos de discapacidad, precisamente guiadas por Daniela Alfonso, una joven con discapacidad auditiva. Y, para las personas ciegas, poseen “nueve muebles con reproducciones tridimensionales de algunas de las piezas más representativas del Museo, acompañadas con información escrita, dibujos táctiles, textos en braille y un sensor de audio”.

En los últimos cinco años y, de acuerdo con cifras del Museo, se han beneficiado de las actividades más de 6 mil personas con discapacidad.

Pero también hay otro espacio que se destaca por su accesibilidad: el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad Minuto de Dios.

Libros hablados

Para acceder a la literatura, las personas ciegas pueden hacerlo a través de tres formatos, el famoso sistema braille, el sonoro o el electrónico. Sin embargo, aunque existe el Tratado de Marrakech, para que los ciegos puedan intercambiar libremente libros sin tener problemas de derechos de autor, en la práctica no es tan fácil.

“Colombia suscribió el acuerdo para que los libros se puedan convertir en audiolibros o en braille. Estamos trabajando con la Cámara Colombiana del Libro, pero el miedo a la piratería dificulta el tema. Queremos que las editoriales piensen en personas con discapacidad desde el inicio”, dice Luis Berrocal.

Por el lado del Estado, de las 1.313 bibliotecas públicas que tiene Colombia, 737 cuentan con material en braille. En 26 de ellas tienen impresora en braille y en 34 cuentan con equipos de lectura especializada para la población invidente.

“Un aproximado de 1.295 bibliotecas públicas ofrece algún tipo de servicio enfocado a la atención con sordera o mutismo”, indica el Ministerio de Cultura.

Mientras que el Instituto Nacional de Ciegos tienen una imprenta en braille y un estudio de grabación de libros que luego se reproducen en un aparato llamado Víctor reader. En su Club de Lectores ya tienen 800 títulos grabados.

Películas colombianas para ciegos y sordos

En Colombia, las personas ciegas y sordas pueden acceder al cine a través de sistemas de audio descripción y de subtitulado e interpretación en lengua de señas. Gracias al programa ‘Micineaccesible’ se han intervenido 21 películas colombianas con ese programa.

Entre las que están disponibles se encuentran ‘El páramo’, ‘Gordo, calvo y Bajito’, ‘Karen llora en un bus’, ‘Los actores del conflicto’, ‘Locos’, ‘Don Ca’, ‘Los colores de la montaña’, ‘Mateo’, ‘San Andresito’ y ‘Tierra en la lengua’.

“Firmamos un pacto por la inclusión tecnológica en el cine con el Ministerio de Cultura y algunos realizadores para que, así como les ponen los subtítulos en inglés para venderlas en festivales internacionales, piensen en hacer las audio descripciones desde el principio de la producción”, dice Luisa Berrocal, líder de Movilización Social de la Fundación Saldarriaga Concha, quien agrega que plataformas como Netflix son incluyentes y cuentan con el sistema de audio descripción.

(Visited 6 times, 2 visits today)

Etiquetas