Terror que no se olvida

Silla de ruedas

Vecinos de San Francisco Altepexi, laboraban en la Ciudad de México, algunos de ellos fallecieron, mientras que Enriqueta Simón logró salvar la vida al ser rescatada e intervenida quirúrgicamente.

Aunque ahora se desplaza en una silla de ruedas, agradece por la vida, pero en su mente aún mantiene vivos esos momentos de angustia que vivió durante el tiempo que duró el temblor y cuando vio desplomarse todo.

“Recordar ese temblor, es algo que no se olvida y hasta ahora lo estoy superando, pero todo ocurrió en cuestión de minutos para no saber nada, cuando me encontraron pensé que solo había pasado un día cuando en realidad fueron dos”, dijo Enriqueta Simón Bruno, una de las sobrevivientes del sismo de 1985, ocurrido en la Ciudad de México, del cual de manera oficial no se tiene una cifra exacta de sobrevivientes, ni del número de muertos, entre ellos dos ciudadanos de San Francisco Altepexi.

Narró que en agosto de ese año, cuando tenía 18 años de edad, recibió la invitación para trabajar como empleada doméstica en la Ciudad de México y debido a que no tenía empleo, tuvo que emigrar hacia la colonia Narvarte, en donde trabajaba con una familia.

Antes de las 07:00 horas ya estaba en actividad, dijo, debido a que dos niñas del matrimonio Cid salieron de la casa para ir a la escuela.

Para el 19 de septiembre ya había cumplido un mes de estar radicando en la Ciudad de México, y se enteró de que varias de sus vecinas habían decidido regresar a su pueblo natal antes del 16.

Esa mañana el sismo los agarró por sorpresa y debido a que el edificio comenzó a “brincar”, por instinto se colocó debajo del marco de una puerta, mientras que el ingeniero y su esposa, abrazados, se encontraban a la mitad de pasillo de la casa.

“Me decían: Tranquila no pasa nada, ven, al tiempo que me hacían señas con los brazos para poder agarrarme”, narró. “Al dar un paso hacia ellos, se escucharon fuertes tronidos y todo se derrumbó“, expresó, al tiempo de señalar con su mano derecha que la loza y escombros del edificio le cercenaron la pierna derecha, además de afectarle la pierna izquierda.

“Todo se volvió obscuro, hasta que una pequeña luz entró tras moverse unos escombros, fue cuando las personas me encontraron”, manifestó, también que las labores de rescate para liberar sus extremidades tardaron seis horas.

Tres días después fue internada en el Hospital de la ciudad de México y por la dificultad de sus lesiones, así como una infección, le fue amputada la pierna derecha, mientras que de la izquierda fue salvada una parte.

Ella se encontraba en el piso número cuatro, en donde sus patrones fueron hallados mutilados, en tanto que una de sus vecinas que vivía en el piso siete, quedó sepultada entre escombros.

Dijo que la insistencia de sus familiares ayudó a que los socorristas llegaran hasta el edificio desplomado, lo cual le salvó la vida.

Dos meses después de ser dada de alta, se trasladó al municipio de San Francisco Altepexi, en donde ahora vive en compañía de hermanos y su madre, y agradece el poder estar con ellos, pero aún recuerda vívidamente lo que padeció en el temblor conocido como más devastador en la Ciudad de México.

 

 

Original. 

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