Cada año nacen en México entre dos mil y seis mil niños con sordera congénita, por lo que el tamiz neonatal auditivo es una herramienta eficaz para detectar alguna deficiencia en los primeros días de vida del menor de edad.
La sordera congénita es la causa más común de discapacidad neurosensorial en el recién nacido, y ahora es posible enseñar a hablar y escuchar a esos mires si son atendidos en los primeros años de vida.
Durante el Foro Salud Auditiva Neonatal: Escuchar es su derecho, garantizarlo nuestro deber», realizado en el Senado de la República, representantes de organizaciones civiles y de instancias gubernamentales abordaron esta problemática.
Señalaron que el tamiz neonatal auditivo es una eficaz herramienta para detectar en los primeros días de vida del menor alguna deficiencia y acceder oportunamente a los servicios de atención que le permitan adquirir y desarrollar el lenguaje en el tiempo regular de su aprendizaje.
Coincidieron en que para lograr las metas de detección oportuna se requiere de un mayor presupuesto para cubrir los gastos de insumos y personal que pueda realizar el tamizaje.
Liliana Martínez, del Centro Nacional de Equidad y Salud Reproductiva, dijo que la meta del programa de tamiz neonatal auditivo para el año 2018, es llegar a una cobertura de 80 por ciento.
Actualmente la mitad de los recién nacidos tienen acceso a este tamiz debido a la falta de personal y equipo.
Mientras que Verónica Sánchez, representante del director ejecutivo del Seguro Médico Siglo XXI, Víctor Manuel Villagrán, destacó que la mitad de los casos de sordera pueden prevenirse con la simple intervención oportuna.
Una forma de detenerla a tiempo es el tamiz neonatal y otra es la de vacunar a los menores para prevenir enfermedades como sarampión y meningitis, tener cuidado con el uso de antibióticos y la otitis media día que causan sordera.
Por su parte, Liliana Flores, especialista en terapia del lenguaje, expresó que los niños con problemas de audición hoy ya pueden aprender el lenguaje y para ellos y es muy importante la participación de los familiares.
Un niño requiere escuchar 21 mil palabras al día para poder desarrollar la conexión esencial del cerebro con las bases del pensamiento del lenguaje.
