Síndrome de Down: «No hay día en que no desee haber abortado para evitar una vida de sufrimientos para ambos»

Síndrome de Down: Dice una madre que no hay día en que no desee haber abortado para evitar una vida de sufrimientos para ambos

La inglesa Gillian Relf, cuyo hijo de 47 años nació con Síndrome de Down, admitió que no hay día en que no desee haber abortado para evitar una vida de sufrimientos tanto para ella como para él.

Relf, de 69 años, relató a Daily Mail que lleva la mayor parte de su vida “cuidando, alimentando, guiando, defendido y, sobre todo, amando” a su hijo Stephen que tiene Síndrome de Down, pero siente que arruinó su propia existencia.

“Sé que esto sorprenderá a muchos: este es mi hijo, pero si pudiera volver atrás en el tiempo, abortaría en el instante. Lo hemos pasado todos tan mal que me gustaría que no hubiera nacido”, explica.

Ella y su esposo Roy, quien actualmente tiene 70 años, se casaron con 19 y 20 años. Su primer hijo fue Andrew y un año después, quisieron completar la familia buscando al segundo hijo.

“No hubo exploraciones prenatales o análisis de sangre para detectar anormalidades en esos días aunque tenía un sexto sentido. Llámalo intuición de madre, sabía que había algo malo con mi bebé, pero los médicos y las parteras insistieron que estaba siendo histérica y se negaron a realizar una amniocentesis (donde se toman células del líquido amniótico y probados)”, cuenta la mujer.

“Stephen vino al mundo un domingo en enero de 1967 en el Kent y Canterbury Hospital. Al miércoles siguiente, lo miré en su cuna: sus pequeños ojos en forma de almendra, nariz ancha y plana y un aumento en las palmas de sus manos. ‘Es un mogólico, ¿no?’, le grité a mi madre. Se que suena terrible, pero entonces era la palabra que usabamos para describir a las personas con Síndrome de Down”, explica.

Según Relf los médicos negaron que el bebé sufriera del Síndrome, hasta que siete meses se enfermó. Ahí comenzaron las preguntas de Gillian: “¿Yo he causado su discapacidad? ¿Cómo de terrible sería su vida? ¿Qué impacto tendrá en su hermano Andrew? ¿Cómo Roy y yo haremos frente a esto?”.

En el relato de la mujer, durante la infancia y adolescencia de Stephen, él sufrió insultos de otros chicos, pasó noches enteras llorando, tuvo problemas físicos y operaciones. “Ahora no podemos imaginar la vida sin él, pero nuestras vidas hubieran sido mucho más felices y menos complicadas si no hubiera nacido. Andrew tenía tranquilidad, y no la responsabilidad de cuidar a su hermano cuando nos hayamos ido”, dice.

Como cierre de la nota, la mujer da un consejo al resto de las mujeres: “hago un llamamiento a todas las futuras madres que puedan traer a un niño como Stephen a este mundo. Lean mi historia y hagan lo que sea correcto para ustedes y su familia”.

 

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