Potencian habilidades de personas con autismo

Ciudad Juárez, México – Aunque padecen un trastorno del desarrollo de la conciencia y la realidad externa, si reciben la atención adecuada, los autistas pueden aprender a leer, hacer operaciones matemáticas simples e incluso desempeñarse en el mundo laboral.

Se cree que en esta frontera viven aproximadamente 750 autistas, pero sólo 39 acuden a una escuela regular o a un Centro de Atención Múltiple (CAM), y 12 más son parte de la Asociación de Autismo de Ciudad Juárez.

Entre más pronto comiencen su tratamiento los resultados son mejores, pero eso significa un gran gasto para los padres, ya que desde la infancia requieren de la atención de neuropediatras, psicólogos, neurólogos y psiquiatras, además del medicamento controlado que en su mayoría necesitan para dormir o para disminuir su gran energía.

90% son hombres

El autismo puede detectarse entre los 18 y 36 meses de nacido, por la falta de comunicación, lenguaje y problemas de conducta.

Hasta hoy no hay una certeza de las causas, pero se dice que pueden influir el medio ambiente, la alimentación o algún mal congénito.

El 90 por ciento de los autistas son hombres, aunque se cree que todos los niños tienen riesgo de padecerlo.

Existen distintos grados de autismo, pero generalmente cuentan con un retraso en el desarrollo verbal y repetición de sonidos, además de que cerca de la mitad de los afectados pueden permanecer en silencio toda su vida, aseguran expertos.

Los niños autistas viven aislados, son indiferentes a su entorno, se expresan poco y rara vez establecen lazos afectivos con los demás, por lo que no se enamoran.

Jorge Alberto Belenguer Martínez, de 8 años, y Édgar Baca, de 22, son dos ejemplos del esfuerzo tanto propio como de sus padres y maestros.

La madre de Jorge Alberto, Elizabeth Martínez Cisneros, descubrió que era autista hasta que tenía cuatro años, pero siempre notó que era diferente a sus dos hijos mayores.

“Cuando nació tenía la cabeza más grande y sumida de un lado, porque al salir su cabeza giró de un lado a otro… más grandesito al sentarse se balanceaba hacia algún lado debido al tamaño de su cabeza y no nos veía fijamente”, recordó.

Hasta hace muy poco Jorge casi no hablaba, pero ya hace expresiones como “tengo hambre”, aseguró su mamá.

“Para mí es un niño muy inteligente, cariñoso, expresivo. Es muy sensible, es muy atento y muy obediente; le gusta mucho sentirse protegido… para mí es un niño normal”, comentó.

Los niños autistas suelen tener un comportamiento repetitivo que puede durar horas, como balancear el tronco, ondular las manos frente a los ojos, golpear objetos, mover el interruptor de la luz o hacer girar botellas.

Jorge acostumbra jugar con sus manos a la altura de sus rodillas.

El pequeño quien cuenta con tres hermanos de 16, 15 y siete años de edad, estudia desde hace tres años en el CAM 14, a donde asiste todos los martes y viernes.

Desde hace un año y medio los lunes, martes y jueves es parte de la Fundación Juárez Integra, a través de la Asociación de Autismo de Ciudad Juárez.

Y desde hace siete meses acude también como oyente en la primaria Martín Primo, los lunes, miércoles y jueves.

De acuerdo a su mamá fueron los mismos directivos de la primaria quienes acudieron al CAM para invitar a los niños a la escuela regular, donde aunque no aprende al mismo nivel del resto de los niños, sí le ayuda a socializar.

“En el CAM nada más son ocho niños, pero no hablan, cada quien está en su mundo; y en la primaria los niños lo saturan de energía, y llega un momento en que quieren salir corriendo”, comentó.

Tras integrarse a la escuela regular, en los últimos dos meses Jorge se ha adaptado más, “ya deja que las niñas lo agarren de las manos y se lo lleven a los jueguitos, que le ayuden a abrir el lonche, ya tolera más que le hablen y lo vean, porque antes lo volteaba a ver un niño y gritaba y manoteaba”.

 

Pese a la mejoría que asegura ha notado en Jorge, de acuerdo a la supervisora de Educación Especial, Claudia Patricia Acosta, en el subsistema estatal sólo asisten 19 niños autistas.

Y en el subsistema federal, 20 niños y adolescentes más con este trastorno acuden a los CAM o primarias regulares, informó su supervisor, Jesús Arteaga Rivas.

El nivel de autismo de Jorge es leve, por lo que desde hace tres años no consume ningún medicamento.

Uno de los principales inconvenientes que deben superar los terapeutas es la gran dificultad que tienen estos niños para aprender a partir de situaciones nuevas, ya que tienen una resistencia profunda al cambio.

Una estrategia eficaz consiste en mantenerlos involucrados en actividades grupales para evitar al máximo el aislamiento o la persistencia de tareas individuales.

En Juárez no hay muchos neuropediatras para poder atenderlos y la única asociación que les brinda ayuda es la que se encuentran en Villa Integra, señaló.

Hasta hace unos meses Jorge “no socializa, pero el venir a Villa le ha ayudado a tolerar a otra gente, que lo toquen, que lo abracen, él mismo los abraza… Antes él no hacía eso, se tiraba al suelo, se pegaba con la cabeza, estaba lleno de bolas de los golpes que se daba y el miedo era que se fuera estrellar el cráneo de lo fuerte que se los daba”.

Siempre fue agresivo sólo con él mismo, pero ya es más tierno, más cariñoso, dijo al asegurar que sus hermanos han sufrido agresiones de niños que les dicen cosas como “tienes un hermano loco”.

PUEDEN LLEGAR A LEER Y MULTIPLICAR

Martínez Cisneros espera que su hijo pueda llegar a leer, sumar, restar y multiplicar como lo hace Édgar Baca, un joven de 22 años de edad, quien fue diagnosticado con autismo a los dos años de edad.

Sus padres comenzaron a notar que no se comunicaba con sus hermanos, y era un niño completamente aislado.

“En aquel tiempo no había avances de Internet, a nosotros nos diagnosticaron el autismo y decíamos ‘¿y ahora qué es lo que sigue?’, y te decían que lo que tenías que hacer era llevarlo a tu casa y ahí tenerlo, porque no se podía hacer nada con estos niños”, confesó su papá Héctor Enrique Baca Hinojosa.

Édgar inició en una escuela regular, con el fin de que socializará; después ingresó a una de educación especial, donde sus padres conocieron a otros niños que tenían este mismo síndrome y conformaron la Asociación de Autismo de Ciudad Juárez, en el año 2000.

Actualmente en la asociación se atiende a 12 niños y jóvenes de los tres a los 22 años de edad, a quienes se enseña a realizar actividades educativas y del hogar.

La atención de los maestros y especialistas es importante, pero también deben participar sus padres y toda su familia, para que aprendan a convivir con ellos, sin desintegrarse.

Se les tiene que hablar con voz fuerte y frases cortas, porque no procesan mucha información.

A los 14 años Édgar aprendió a leer, sumar, restar y multiplicar, “pero lo hace mecánicamente, sin procesar lo que esto significa”.

En la asociación se les apoya a los más grandes para que aprendan a realizar alguna actividad específica y puedan ser empleados, pero debido a su pocos cuidados e higiene y autoseguridad es muy difícil que lleguen a hacerlo.

La Asociación de Autismo de Ciudad Juárez ofrece apoyo los lunes, martes y jueves de 4:00 a 6:00 de la tarde, en Villa Integra, ubicada en la privada Pascual Ortiz Rubio número 1419, en la colonia Partido Romero.

Para mayor información puede comunicarse a los teléfonos 624-8735 ó 624-8737.

Fuente: Nortedigital

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