El arte es una de las formas de expresión más bellas y sanadoras que pueden existir. Tal vez por eso tanta gente se expresa a través de la voz, el cuerpo o la pintura. Están los más tímidos, los extrovertidos o aquellos que necesitan un «empujoncito» para poder relacionarse con el otro desde un lado más sensible.

«Sin drama de Down» es uno de esos espacios. Este taller de teatro tiene como objetivo brindar a las personas con síndrome de Down un lugar de investigación actoral y desarrollo expresivo que contribuye al bienestar psicológico y físico.

Actualmente son 12 las personas que forman parte del grupo. Hombres y mujeres de entre 20 y 45 años, que formaron un grupo humano muy unido, con valores positivos y basados en la amistad, el respeto, el amor, la solidaridad y la libertad.

Juan Laso es uno de los profesores a cargo y explica que a través de la música, los juegos teatrales y la improvisación se busca lograr una mayor precisión y destreza psicomotriz: «Fomentamos en nuestros actores el registro de su esquema corporal y la capacidad de desarrollar sus posibilidades expresivas dentro y fuera del escenario. Además logramos una gran diversidad de roles, personajes y situaciones en las cuales los chicos descubren y reconocen sus emociones».

«El arte es imprescindible para todo ser humano, desde los inicios de la humanidad. Favorece el desarrollo de nuestras capacidades y nos permite comunicar y conectarnos con nuestra esencia. Las personas con síndrome de Down tienen facilitado un canal de expresión, creación y espontaneidad que hace que la tarea bien coordinada dé muy buenos frutos».

Actores de la talla de Coco Silly, Claribel Medina, Dan Breitman, Ana Paula Vitelli y Gustavo Garzón se sumaron y formaron parte de todas las filmaciones. «Amor y orgullo, ese fue el sentimiento principal de todos los que participamos. Todos se emocionan y agradecen el poder formar parte de este grupo», cuenta Laso.

—Concretar un proyecto artístico en el que se trabajó mucho tiempo y ver la reacción y devolución del público contribuye de manera positiva. Para los chicos profesionalizarse en la actuación los pone muchas veces en situaciones laborales, generando ingresos, y participando activamente de la sociedad. Es muy bueno porque les otorga autonomía y ayuda a canalizar las pasiones del alma.

—¿De qué manera evolucionó su relación con los otros?

—Es muy interesante cómo hay un espíritu de grupo que sirve para resolver las diferencias y problemáticas que surgen. Cada uno tiene su carácter y forma de vincularse, pero hay una evolución constante.

—¿Qué te dicen todos los chicos antes y después de cada clase?

—¡Te quiero mucho! Y yo les digo lo mismo a ellos. Realmente esperamos ese encuentro de cada miércoles con muchas ganas y pasamos hermosos momentos.