«La Universidad aún no está preparada para la diferencia»

 

Zaragoza.- Pablo Pineda visitó Zaragoza para mostrar a los jóvenes de la ciudad que asistieron al congreso “Lo que de verdad importa” su ejemplo de superación y de constante lucha. Pineda fue el primer europeo en conseguir un título universitario y es el ganador de una Concha de Plata por su interpretación en “Yo también”. En Zaragoza, el actor compartió su buen humor en una sesión en la que logró emocionar y hacer reír al auditorio y defendió la normalidad de todos los colectivos con discapacidad en su lucha para que las personas con síndrome de Down formen parte de la sociedad de una manera normalizada.

Pregunta.- ¿Quién tiene atribución para decir qué es normal y qué no es normal?
Respuesta.- Es una pregunta que yo también me hago. Creo que la atribución la tenemos todos o ninguno, porque para cada uno la normalidad es una cosa diferente, así que no puede haber una autoridad que defina qué es normal, porque todo es normal.

P.- Usted lo deja muy claro con su título de Magisterio ¿Qué tal fue su experiencia universitaria?
R.- Fue muy bonita e interesante. Una experiencia en la que no me han echado ninguna mano porque todos los profesores me exigieron bastante y nunca hubo ni siquiera tentaciones de darme un trato de favor, los compañeros me aceptaban… Sin embargo, es una experiencia con un poso agridulce porque te van dejando solo y te vas convirtiendo en un número más.

P.- ¿Cómo fue?
R.- Estaba acompañado porque tenía compañeros, pero no amigos, que no es lo mismo. Sentía la compañía en los momentos de clase, pero en los momentos de ir y volver estaba solo, paseaba por la facultad solo, fueron momento difíciles en los que pensaba “y ahora, ¿qué?” Luego, Magisterio se acabó y todos mis compañeros se fueron mientras que yo seguía y me encontraba muy aislado.

P.- ¿De dónde salió la fuerza para superar ese sentimiento?
R.- La familia fue la que me sujetó, la que me dijo que siguiera… Han sido un referente para mí. Ellos y mi fe fueron los que me hicieron aguantar y no hundirme.

P.- Y así consiguió acabar y dar un golpe a todos los que habían puesto en duda la capacidad para aprender de los chicos con síndrome de Down.
R.- Sí, es cierto. Pude demostrar que un chico con síndrome de Down puede también conseguir un título. Lo que hay que hacer es ver la capacidad que tiene, cuando se descubre esa capacidad y se confía en él, puede llegar donde sea. Esto, además, le enseñó algo a mucha gente, se deshizo el estereotipo de que un síndrome de Down no puede llegar, no puede aprender… Todo eso se rompe de cuajo y se pone de manifiesto otra realidad distinta.

P.- ¿Está la Universidad preparada para enseñar a gente con discapacidad?
R.- Debería estarlo más, porque le falta adaptarse a distintas discapacidades. No sólo hay síndrome de Down, hay ciegos, hay sordos… y tengo presente la imagen de facultades con barreras arquitectónicas y te quedas alucinando, te preguntas por qué la Universidad no se adapta a estas personas con minusvalía física. La Universidad aún no está adaptada a la diferencia, ése es el problema, y debería de estarlo porque cada vez la sociedad está compuesta de personas más diferentes.

El ganador de una Concha de Plata en el Festival de San Sebastián dio un repaso a su vida

P.- A usted, esas barreras no le achican porque nunca ha dejado de estudiar…
R.- Ahora estoy preparando unas oposiciones, pero digamos que estoy siguiendo las fases normales que tiene que seguir cualquier joven que quiere trabajar, y creo que ahora, en estos momentos de crisis, una de las pocas fuentes que quedan son las oposiciones.

P.- Sin embargo, y a pesar del reconocimiento académico, el salto a la fama viene con el cine. ¿Cómo fue ese salto?
R.- Bueno fue algo curioso, los directores me dijeron que querían hacer una película conmigo porque vieron un documental en la televisión en el que se hablaba de mi historia y les pareció que se podía hacer una película. La verdad que fue interesante, aunque cuando me lo dijeron no me veía como actor, no me veía capaz. Entonces me hicieron una pequeña prueba y me di cuenta de que sí que podía hacerlo y lo hice, y con mucha ilusión, la verdad.

P.- La película dio mucho de que hablar sobre el síndrome de Down, ¿qué papel juega el cine y los medios en la difusión de su mensaje?
R.- Fundamental, porque los medios tienen un poder enorme. Yo lo noto en mi propia experiencia, con los chicos y chicas que cuando me ven me dicen que me conocen de la tele. Por eso, creo que los medios tienen que usar ese poder mandando un mensaje positivo, dando el mensaje de que podemos hacer muchas más cosas de lo que la gente imagina, un mensaje constructivo, que no digan más que estamos enfermos porque no es verdad, somos personas de carne y hueso, normales como los demás, con las mismas preocupaciones que los demás. Hay que olvidar el discurso de la enfermedad y el retraso y acercarse a la realidad.

P.- ¿Seguirá trabajando en el cine?
R.- Yo no soy actor y no creo que vuelva a hacer una película, ha sido una experiencia que marcó un antes y un después en mi vida, pero meterme en el mundo del cine como oficio… No me gusta, la verdad. Ese mundo no está hecho para mí, prefiero seguir con mi labor, a ver si consigo ejercer de profesor, hacer cosas que ayuden a la gente, creo que eso es más importante que meterse en la fama.

Pineda animó a los jóvenes zaragozanos a luchar por sus objetivos y por sus sueños

P.- ¿Qué tiene que cambiar para que la sociedad empiece a considerar que alguien con síndrome de Down es alguien normal?
R.- Quitar estereotipos, eliminar clichés, desmitificándonos, porque se han creado muchos mitos acerca del síndrome de Down. Pero nosotros somos personas que podemos vivir solas, que tenemos una afectividad y unas necesidades sexuales. No somos marcianos ni extraterrestres que hayan aparecido aquí de buenas a primeras, y para vernos normales se nos tiene que conocer, si te quedas fuera no sabes cómo son esas personas, si hablas con ellos y les preguntas los vas a conocer y vas a saber qué piensan, qué sienten…

P.- ¿Qué papel juegan padres en esa labor?
R.- Fundamental, porque los padres son los primeros que tienen que confiar en sus hijos, si los padres no confían es imposible exigir a los demás que confíen. Los primeros que se lo tienen que creer son los padres, si no ven que tienen un hijo sino un discapacitado, ese padre no puede exigir que la sociedad lo vea con normalidad. Ellos son como el motor de arranque del coche.

P.- Acabamos con una pregunta de Laura, el personaje cuyo papel hace Lola Dueñas, a Daniel, su personaje en la película que le valió la Concha de Plata, ¿para qué quiere ser una persona normal?
R.- Para no estar solo, para poder tener una compañía, para poder estar con una chica toda la vida, para trabajar, para conseguir ser independiente, para que una empresa me contrate sin miedo, pa

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