La Estimulación Temprana


Cuando un niño nace, sus movimientos y actitudes son respuestas reflejas y requiere de estímulos que le darán las experiencias necesarias para pasar de un estado reflejo a uno voluntario.

Si consideramos el tipo de estímulo, el momento en que debe darse, el grado y su calidad, estamos ingresando al mundo de los programas de estimulación temprana, término que se define como la potenciación máxima de las posibilidades físicas y mentales del niño, mediante la estimulación continuada y regulada.

No se trata de estimular en forma anárquica, presentando al niño el mayor números de estímulos, sino que consiste en un manejo con bases y técnicas científicas, fundamentadas en el amplio conocimiento que se debe tener sobre el desarrollo del niño en sus diferentes edades.

Inicialmente los Programas de Estimulación Temprana (PET) se crearon como una necesidad de tratar a niños con desviaciones del desarrollo por presentar lesiones cerebrales. Más tarde los programas se ampliaron a los niños que por sus condiciones biológicas o psicoso-ciales tuvieran riesgo de presentar desviaciones en su desarrollo, es decir, los PET se crearon con fines preventivos y de tratamiento.

En los últimos años, los PET han sido útiles también en niños normales para mejorar su nivel de desarrollo, ya que, las coordinaciones neuromotrices que el niño adquiere en los primeros tres años de su vida son el resultado de una maduración orgánica por una parte y de sus experiencias personales por otra.

Entre los objetivos de la Estimulación Temprana:
Incrementar el desarrollo infantil y minimizar los retrasos o discapacidades del desarrollo.

Reducir la necesidad de educación especial y servicios relacionados.

Minimizar la posibilidad de institucionalización y otros ambientes restrictivos.

Optimizar el potencial para un funcionamiento independiente en la sociedad.

Facilitar sensaciones, movimientos y posturas normales, para que el niño llegue a alcanzar un desarrollo integral dentro de sus capacidades y posibilidades.

Aumentar la capacidad de las familias para cubrir las necesidades especiales de sus hijos pequeños con alguna discapacidad o sin ella.

Es importante saber que el Programa de Estimulación Temprana puede aplicarse para desarrollar, aptitudes físicas (aprendiendo a caminar, expresión corporal, juegos de coordinación en grupo), aptitudes para el estudio (estimular el lenguaje, aprender a escuchar, precisión en las manos) y a potenciar cualidades (habilidad manual, expresión corporal, desarrollo de la sociabilidad).

Todo bebé posee un deseo natural de aprender, de hacer y saber cómo hacerlo. Los padres tienen en exclusiva esa hermosa y única oportunidad de estimular al niño durante sus primeros años.

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