Disciplina y los padres solteros

Seguramente uno de los momentos más complicados en la familia es tener que enfrentar una separación o un divorcio. Los cambios son grandes, dolorosos y afectan a todos sus miembros. El Dr. Heller centra su análisis en los problemas conductuales que puede exhibir un niño en respuesta ésta situación, su explicación y, por supuesto, las estrategias que pueden ser más útiles.

Suena el teléfono. Espero que no sea la guardería otra vez.. David ha estado pasando tiempos difíciles desde que se fue su padre… se ha puesto mandón y beligerante, no me escucha. Definitivamente está siendo más agresivo ¿Qué le voy a decir a su maestra? Si no puedo lidiar con él en casa, no tengo ningún consejo para darle. Anoche fue un ejemplo típico, le dije que apagara la televisión y viniera a la mesa para cenar. El quería comer en el salón familiar así podía seguir viendo su programa. Lo apagué, él lo volvió a prender y me enojé tanto que le grité que se fuera a vivir con su padre. Cinco años y yo siento que él está manejando las cosas.

Esta historia es muy común. Una familia se divide y los niños empiezan a portarse mal. La madre suele cargar con la gran responsabilidad de manejar dicha situación y, plagada de culpa por los efectos del divorcio en el niño, se le hace difícil ser firme. Su energía está agotada por las preocupaciones financieras, los continuos conflictos con el padre del niño, preocupaciones sobre su propio futuro y tiene menos tiempo que nunca para encargarse de todo. El niño responde a la sensación de la angustia de su madre portandose peor. De alguna forma, necesitan el mensaje de que, a pesar del divorcio, ellos van a estar bien y siguen estando protegidos y siendo amados.

Una forma importante de lograr esto es ser capaz de mantener estrategias de disciplina constantes y efectivas, asegurándole al niño de ésta manera, que usted sigue a cargo.

Esta madre debe dejar a un lado su culpa y encontrar formas de tratar la angustia de su hijo.

Puede hacerlo mediante un abordaje preventivo, por ejemplo, anticipar problemas que los niños puedan tener con tiempo, planificación y transiciones.

David no debería tener permitido mirar la televisión a las 17:30 si la cena estará lista a la mitad del programa. Si él ya está en eso, déjelo terminar. Nosotros mismos podemos soltar una rabieta si nos sacan nuestro programa.

También puede tratar de dar advertencias de tiempo, especialmente si es algo que el niño ha visto ya muchas veces.

Con esto quiero decir “David, tienes 5 minutos mas y luego tienes que apagar la televisión”, seguido de “3 minutos y ya”, después “falta 1 minuto”, y, finalmente, “tiempo de apagar la televisión, David”. Usar un reloj puede ser de ayuda para ilustrar la advertencia al niño.
Siendo que David tiene 5 años, involucrarlo para que ayude a poner la mesa es buena idea. Esto requiere un alejamiento del televisor antes de la cena y crea un tiempo juntos. Estas estrategias son particularmente buenas para niños que tienen problemas con las transiciones. A pesar de tus mejores esfuerzos, David puede resistirse y probar tus límites. En esos momentos, el desafío es evitar meterse en una lucha por el poder (“lo harás porque yo lo digo”).

Recuerda, no puedes controlar la conducta de otra persona, incluso la de un niño pequeño. Las consecuencias son lo único sobre lo que tienes control.

El niño siempre tiene alternativas sobre lo que va a hacer. Tu meta es influir en esa alternativa mediante la educación y las consecuencias.
Generalmente es de mucha ayuda comenzar por reconocer los límites de tu poder: “Tienes razón David, no puedo HACERTE venir a la mesa y comer con nosotros, pero si no vienes esto es lo que pasará.” La lista de opciones puede ser infinita: no jugaremos nuestro juego después de comer, no te leeré una historia antes de ir a dormir (la atención de los padres es una cuestión muy importante), dejaré tu comida en la mesa, no serviré tu comida, no podrás mirar la televisión por un período de tiempo, etc. Elija una opción que se adapte a su estilo y que pueda ser llevaba a cabo con cierta consistencia. Presente las consecuencias tan calmadamente como sea posible (el niño lo toma más en serio cuando usted no grita).

La disciplina, por supuesto, no es sólo castigos.

Si este es un problema común, puede hacer un gráfico y recompensar a David con una estrella cada vez que vaya a la mesa y/o ayude sin necesidad de gritos. Naturalmente, las estrellas deben convertirse en algo positivo para el niño. No, esto no es sobornar (eso es cuando le pagas a la gente para que hagan algo que no deben).
Si puede establecer disciplina consistente, en la mayoría de las circunstancias su hijo será más cooperativo. Lo más probable es que esto resulte muy tranquilizador para el niño en este momento donde hay tantos cambios familiares. Consecuentemente debería extenderse al ámbito escolar, por lo que usted recibirá menos de esas llamadas telefónicas.

Mientras tanto, usted debe aceptar que, a pesar de que ser una madre o un padre soltero le trae más cargas (menos ayuda en los ajetreos, si es que la había antes), no necesita compensar la ausencia del otro padre y elimina el deber de coordinar con éste dentro de su propia casa. Es decir que puede establecer su propio sistema y aprender cómo hacerlo funcionar. A veces esto es más sencillo.

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