¿Zonas arqueológicas inclusivas? Ellos lo quieren hacer posible

Monte Alban

Diversas zonas arqueológicas del país presentan problemas para ofrecer accesibilidad a personas con diversas discapacidades, pero unos arquitectos quieren cambiar eso, empezando con Monte Albán, en Oaxaca.

Gil Kleiman, arquitecto mexicano residente en Israel, junto con la argentina Irene Rubin, quienes forman parte de la empresa israelí Afa Access, fueron parte de un taller impartido en Oaxaca por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sobre cómo mejorar la inclusión de las personas con discapacidad en los sitios arqueológicos y culturales, en el cual presentaron un proyecto aplicable a esta zona en Oaxaca empleando lo mejor de la tecnología de Israel en este campo.

«En este taller presentamos la conferencia magistral de lo que se ha realizado en Israel en las zonas arqueológicas en el tema de accesibilidad para las personas con discapacidad; es un tema de mucho conflicto, de mucho dilema porque tienes que lidiar con los intereses de cuidar el patrimonio nacional y por otro lado, cumplir con el derecho de las personas con dispacidad a disfrutar de estos lugares».

En este rubro, reiteró Kleiman, hay un conflicto en países con sitios arqueológicos debido a que no se quiere dañar las instalaciones pero sí se quiere que las personas que tengan estas condiciones puedan tener acceso a ellas.

Por ello, dijo, se presentó ante organismos involucrados en este ramo, como el Teletón y el Consejo Nacional para el Desarrollo e Inclusión de las Personas con Discapacidad (Conadis), lo que Israel y su tecnología han logrado en los últimos 20 años para promover, a través de apps y dispositivos high tech, la inclusión de personas con diversos tipos de discapacidad, como cognitiva, visual y auditiva, y así puedan llevar una vida más independiente y normal.

En cuanto a discapacidad motriz, el arquitecto egresado del Tec de Monterrey explicó que se presentaron diversos trabajos que se han hecho para garantizar y facilitar la movilidad de estas personas en zonas de ese país como la Ciudad Vieja de Jerusalén, el Muro de los Lamentos y la Vía Dolorosa en su capital, así como en Meggido y Césarea, esta última que, por sus condiciones geográficas y orográficas, comparte similitudes con Monte Albán.

Este sitio, puntualizó Kleiman, «ya cuenta con algunas adecuaciones que han tratado de hacer pero no han sido muy exitosas, por lo que en estas mesas de trabajo que hubo participaron arquitectos, arqueólogos, gente del INAH, de la Conadis, del CRIT de Oaxaca y de diferentes instancias de gobierno para ver de qué manera se pueden conseguir recursos». Para este proyecto piloto, dijo, también se está tomando en cuenta la opinión y experiencia de personas con discapacidad.

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Gil Kleinman comentó que, tras estos talleres, se espera lograr una solución respetando el patrimonio pero que permita a todo tipo de personas -por ejemplo, de la tercera edad, que batallan para subir- llegar, subir y disfrutar. «Creo que es un gran paso hacia algo más importante. A nadie le queda duda de que no vamos a ir a poner un elevador en la pirámide, pero sí hay maneras de disfrutar el lugar», añadió.

El arquitecto enfatizó que este programa piloto incluye no sólo la parte tecnológica sino también la humana en cuanto a la capacitación de personal que ayude a los usuarios de estos servicios en las zonas arqueológicas, porque «no se puede entender la una sin la otra».

Debido a que en otros sitios turísticos este tipo de esquemas de inclusión han tardado hasta 20 años en ser puestos en vigor, Kleiman reconoce que aplicar este tipo de programas no es tarea fácil, pero se muestra optimista y confía en que en México se pueda dar algún paso importante.

 

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