Yo te amo de memoria, no necesito tocarte y me basta con pensarte para sentirme en la gloria. Como el agua de una noria yo vivía ensombrecida, no sabía que la vida fuera tan maravillosa… era feliz siendo rosa, hoy aún más, soy la elegida.
Yo te amo a la distancia, no necesito tu piel, me basta con el clavel que he cultivado en mi estancia. Como lluvia en abundancia en esta tierra sureña, quisiera ser un alheña para adornar tu jardín tal cual suave baldaquín en tu crepúsculo breña.
Yo te amo mientras duermo cuando mis sueños son de agua, cuando en el bies de mi enagua el silencio yace yermo. Te veo, allí, esperando mi llegada, yo, cual luna iluminada, me deslizo suavemente y te arrullo, dulcemente, en el dobles de mi almohada.
Yo te amo silenciosa, desde un rincón de mi vida también me siento querida como una perla preciosa. Me creo maravillosa y te regalo mis días tumescentes de alegrías, y te regalo mis noches, con soles y con trasnoches impregnados de poesías.
Yo te amo en un segundo tan rápido como un rayo al galope de un caballo para atravesar tu mundo. Y en ese instante fecundo explotarán mil estrellas y entre estas, esas y aquellas brillará la más hermosa, será como blanca rosa junto a las flores más bellas.