Todos contra el suicidio

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Al terminar el día, cuando esta noticia comience a envejecer, se habrán suicidado en España unas diez personas. Muy probablemente ocho, o quizás nueve, de esas muertes podrían haberse evitado; porque fueron fruto de un momento de rabia y desesperanza, de ofuscamiento mental que impidió a todas esas personas, víctimas de sí mismas, tomar una decisión razonada, meditada, tranquila y serena. Por eso, profesionales sanitarios y familiares de afectados han unido sus fuerzas para reclamar la puesta en marcha de un plan nacional de prevención del suicidio que requerirá, según cuentan, de la colaboración de toda la sociedad. Evitar una muerte buscada y realmente no deseada necesita, detallan, de la participación no sólo de los profesionales sanitarios, los pacientes y sus familiares, sino también de otros muchos ámbitos, como la escuela, los servicios policiales, equipos de bomberos, obras públicas… un auténtico compromiso social.

«Hay personas que entienden el suicidio como una forma de vivir, como es el caso de conocidos escritores que han tenido ideas suicidas desde muy jóvenes, hasta el punto de que lo planificaron y pusieron una fecha para el final de su existencia. Pero no es eso lo normal. En el 90% de todas estas muertes hay desesperación y unos sentimientos depresivos de base, que en un momento de crisis se desbordan», reflexiona la psiquiatra Ana González-Pinto, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica.

Atrapados en el laberinto

«La mayoría de ellos –argumenta la especialista– no quieren morir, sino dejar de sufrir. Como sociedad, debemos hacer todo lo posible por evitar ese sufrimiento». Las razones que llevan al suicidio pueden ser muy diversas, pero siempre tienen un rasgo en común: la soledad. La del enfermo mental, que no encontró el apoyo que necesitaba;la del niño que no halló salida al laberinto del acoso escolar o la del anciano desbordado por la enfermedad y falta de apoyo familiar.

En su contexto

3.539
suicidios se registraron en España en 2018, alguno menos que el ejercicio anterior (3,670), aunque las cifras se mantienen estables año tras año. Son el doble que las víctimas mortales de tráfico y 70 veces más que las provocadas por la violencia de género.
35.000 intentos:
La media de españoles que cada año intentan quitarse la vida y fracasan ronda los 35.000 aunque algunos trabajos apuntan que pueden llegar hasta 42.000. La mayoría son mujeres y utilizan como método la intoxicación por abuso de medicamentos.
Que se informe:
La Organización Mundial de la Salud ha cambiado su discurso y ahora apuesta por informar sobre el suicidio en los medios de comunicación «de manera responsable» con el fin de evitar muertes. Las medidas propuestas a nivel internacional incluyen evitar el acceso a zonas y medios letales, la promoción de la salud mental desde la escuela y una atención especial a las personas de riesgo.

El objetivo de un plan nacional, como el que ya se impulsa en algunas autonomías, es tejer una estructura social antisuicidio. Garantizar la vida a quien busca una muerte indeseada.

¿Para qué? Un suicidio impulsado por la sinrazón no es sólo la muerte de quien se quitó una vida que hubiera preferido disfrutar. Es también la profunda huella de dolor que queda grabada en el corazón de quienes le sobreviven con el pesar, irracional pero vivo, de que quizás pudo haberse evitado. Más de 3.600 españoles deciden cada año cometer lo que siempre se llamó un disparate. No son sólo cifras. Se llaman Pedro, Javier, Montse, Julio… y los hay niños, adultos y sobre todo, mayores. Querían vivir y dejaron de hacerlo. La prevención, para serlo de verdad, debe ajustarse a cada edad.

Niños

El acoso escolar, también conocido por su voz inglesa, bullying, encabeza la lista de razones que llevan a niños y adolescentes a quitarse la vida. Puede haber otras, como la enfermedad mental, que a menudo se desata en la primera juventud, y otras ligadas a la propia adolescencia, como sentirse sin recursos para afrontar un fracaso escolar o amoroso.

Los adolescentes son además, el grupo de población más vulnerable frente al maltrato físico y los abusos sexuales, hasta el punto de que en esta edad se multiplican por seis los intentos consumados por ambas causas. La no aceptación de la homosexualidad provoca, sin embargo, más tentativas que suicidios.

Los especialistas aconsejan trabajar en edades tempranas tanto el desarrollo físico, emocional y psicológico como el fomento de relaciones afectuosas y saludables. Es importante, asimismo, educar a los hijos y alumnos en la autoestima, la comunicación y el afrontamiento del dolor, La prevención comienza en la escuela y, sobre todo en la familia.

Adultos

El control de la enfermedad mental

Las mujeres lo intentan mucho más, pero ellos utilizan medios más contundentes, que les llevan a logran su objetivo con mayor frecuencia. Tres de cada cuatro fallecidos tienen nombre de varón. La estadística revela que los hombres, en España, tienen predilección por el ahorcamiento y ellas por arrojarse al vacío. Las medidas de prevención han de intentar impedir que se lleven a cabo las acciones más frecuentes.

La experiencia clínica demuestra que superado el momento de crisis, los pacientes se arrepienten de haberlo intentado. El vallado de los lugares elegidos habitualmente para arrojarse al vacío y el control de las armas de fuego entre militares, fuerzas de seguridad y cazadores se plantean como medidas que pueden evitar muertes.

Familiares y profesionales de la salud también apuestan por un mejor control de los pacientes de riesgo desde los servicios de atención primaria, que viven más cerca de las posibles víctimas.

Mayores

Del dolor por la enfermedad a la soledad

En la mente de la mayoría de la población habita la idea tan romántica como equivocada de que jóvenes y adolescentes son los que más se suicidan, pero no es así. La autolisis, como la denominan los médicos, avanza con la edad y, en consecuencia, el grupo de gente que opta con mayor frecuencia por ella como salida a sus problemas es el de los mayores de 75 años. El temor a la enfermedad, sobre todo al dolor, y la soledad atenazan su estabilidad emocional.

Los expertos consideran fundamental la adopción de medidas que permitan mantener la actividad física, mental y social en la recta final de la vida. Es importante también garantizar la seguridad financiera y de vivienda del colectivo. El desarrollo de un plan nacional de cuidados paliativos y el fomento de la conciliación familiar contribuirían decisivamente a evitar la soledad de los mayores.

Propuesta de decálogo para la prevención

1.
El abordaje del fenómeno del suicidio es una prioridad en el campo de la salud mental, al ser la primera causa de muerte por causas no naturales en España.
2.
Entre la población joven (15-30 años) representa la tercera causa de muerte, tras los accidentes de tráfico y los fallecimientos por cáncer.
3.
Los dos principales factores de riesgo son el intento de suicidio —más prevalente en la mujer— y la presencia de un trastorno psiquiátrico. Es necesario establecer programas de atención, evaluación y seguimiento en los pacientes que realizan un intento.
4.
La prevención debe incluir una adecuada detección, diagnóstico y tratamiento de los trastornos depresivos, la esquizofrenia, los trastornos de ansiedad, el consumo de tóxicos y los trastornos de la personalidad, entre otros.
5.
En nuestro entorno apenas se dispone de programas específicos de prevención, protocolos de intervención ni de registros de casos. Es recomendable promoverlos.
6.
Se necesita mayor profundidad y sistemática para evaluar la conducta suicida en los servicios de salud.
7.
El clínico deberá favorecer el control, la autoestima, la capacidad de hacer frente a los problemas propios del individuo y promover una mayor participación e integración en el entorno familiar y social.
8.
Las estrategias más efectivas para la prevención deben incluir la prescripción de antidepresivos cuando se necesiten y el control del acceso a las formas de cometer suicidio. En los pacientes de riesgo debe asegurarse una continuidad de cuidados y asistencia.
9.
Son necesarios programas dirigidos a médicos para mejorar su competencia en la identificación de los trastornos mentales y su manejo.
10.
Los programas educativos multinivel, dirigidos a población general y agentes sociales (maestros, bomberos, fuerzas del orden…), han demostrado ser efectivos.

 

Original.

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