¿Será un trastorno de lectura o un retraso en el desarrollo?


Durante mis recorridos por el país, dando charlas a grupos de padres sobre las dificultades lectoras, con frecuencia les advierto “tengan cuidado con la excusa del retraso en el desarrollo.” Tengo numerosas razones para decir esto. Primero, he escuchado una y otra vez a los padres contarme que sentían que había un problema muy temprano, pero que fueron persuadidos de descalificar su intuición y esperar para buscar ayuda para su hijo. Más tarde, al descubrir la importancia de empezar a trabajar en las habilidades lectoras lo antes posible, sintieron haber perdido tantos mesos o incluso años. En segundo lugar, las investigaciones demuestran que la ventana de oportunidad óptima para iniciar la intervención es durante los primeros años de escolaridad. Por lo tanto, si su hijo tiene dificultad aprendiendo a leer, es mejor actuar de inmediato.

Saber cuándo empezar es fácil si nos informamos sobre las conclusiones derivadas de investigaciones recientes. Los investigadores en el campo de lectura nos dicen que la ventana de oportunidad ideal para abordar las dificultades de lectura es durante kindergarten y primer grado. El National Institutes of Health afirma que el 95% de los lectores deficientes puede alcanzar el nivel lector de su grado si recibe intervención efectiva y temprana. Si bien es posible ayudar a un niño de mayor edad, los que pasan de tercer grado requieren una intervención mucho más intensiva. Mientras más demoren en buscar ayuda para su hijo con dificultades lectoras, más difícil será que logre ponerse al día.

En apoyo de la intervención precoz, las tres conclusiones más importantes de la investigación son las siguientes:
* el 90% de los niños con dificultades lectoras logrará alcanzar el nivel lector de su grado si recibe ayuda antes de culminar 1er grado
* el 75% de los niños que empíezan a recibir ayuda a partir de los 9 años continúa teniendo dificultades durante toda su carrera escolar
* Si se les brinda ayuda en 4to grado en lugar de kinder-garten, toma cuatro veces más tiempo lograr una misma mejora

Los padres que conocen estas conclusiones comprenden que no pueden darse el lujo de perder tiempo determinando si realmente existe un problema o esperando a que el problema se resuelva solo.

Estas conclusiones hacen imperativo que las escuelas implementen herramientas de despistaje que enfoquen las habilidades de conciencia fonémica. El mejor plan sería empezar a evaluar a los muchachos a mediado de kindergarten y continuar evaluando al menos tres veces al año hasta terminar 2do grado.

Los investigadores que han diseñado estas herramientas de evaluación (screening tools) recomiendan identificar y ofrecer apoyo adicional a los niños que punteen en el 20% más bajo. La justificación sería que es mejor sobre-identificar el número de niños que estarían en “alto riesgo” por dificultades lectoras que dejar de identificar a alguno que necesite ayuda. Lo peor que podría suceder con la sobre-identificación sería que un niño que eventualmente se hubiera emparejado, reciba ayuda adicional. Los padres deben seguir esta estrategia y actuar de forma precoz porque lo peor que podría pasar sería que su hijo recibiera una ayuda adicional que en realidad no necesita.

Sin embargo, la identificación es solo el comienzo. Debe ofrecerse una intervención efectiva e intensa. Los alumnos rezagados en relación con sus pares deben recibir ayuda adicional, preferiblemente en grupos de tres o menos alumnos, facilitado por un docente entrenado que sepa impartir una instrucción efectiva. La conformación de estos grupos puede ser fluida, de manera que los niños se sumen cuando el maestro opine que lo requieran y otros egresen del grupo a medida que dominen las destrezas requeridas.

Las señales tempranas de que existe una dificultad no deben atribuirse a una inmadurez. Cuando un niño en kindergarten confunde las letras, asocia un sonido equivocado con una letra o no puede distinguir una rima, usualmente no tiene nada que ver con madurez social. Estas señales de alarma no significan necesariamente que el niño tenga un trastorno específico en lectura; estas señales podrían indicar que el niño tuvo una preparación insuficiente en preescolar. Si el niño no ha sido expuesto a las letras y a sus sonidos, suele aprenderlos rápidamente una vez que se les enseñan. Solo cuando se ha brindado la instrucción efectiva y el niño continúa teniendo dificultades podemos sospechar que exista un problema más serio.

¿Por qué esperan los padres para buscar ayuda? En una encuesta reciente realizada por Roper Starch, se exploraron las actitudes de los padres en relación con los trastornos del aprendizaje de sus hijos y el conocimiento general del público en relación con las dificultades del aprendizaje.

La encuesta mostró que muchos padres esperaban demasiado tiempo para buscar ayuda para su hijo porque temían estigmatizarlo de identificarse un trastorno del aprendizaje. Casi la mitad (48%) de los padres sentía que el hecho que su hijo fuese etiquetado con “trastornos del aprendizaje” sería mucho peor que luchar en privado con un problema no identificado. De los padres que expresaron preocupación porque su hijo tenía problemas, el 44% indicó que habían esperado un año o más para buscar ayuda.

Los padres que estén conscientes del riesgo de tardar en buscar ayuda para los problemas de lectura de su hijo no esperarán. Los muchachos pueden alcanzar el nivel lector de su grado mucho mejor y con menor esfuerzo si se ofrece una intervención adecuada de manera precoz. Una vez que los padres comprendan el riesgo de esperar, será más fácil que superen sus temores y busquen ayuda inmediatamente.

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