Relatos para sacar el suicidio del armario

El suicidio lleva décadas en el armario. Sólo parece existir en las estadísticas pese a que se trata de un pensamiento que en alguna ocasión merodea mentes de cierta solvencia. ¿Cuánta gente ha imaginado alguna vez semejante solución? ¿Cuántos han terminado finalmente haciéndolo? Dotar de las herramientas para evitar este salto cualitativo es el propósito de María de Quesada y su obra ‘La Niña Amarilla’, un conjunto de relatos sobre estas dramáticas experiencias. «Esto surge de una experiencia personal. Cuando tenía 15 años, pensé en suicidarme. Era un viernes. El lunes me fui al colegio, como si nada«. Lejos de quedar enterrada en la memoria, aquella pasajera intención generó una herida, quizá imperceptible entonces, pero que trata de cerrar ahora. «Con esa edad haces lo que puedes con lo que tienes», resume con resignación su etapa de adolescente.

Dos factores impulsaron irremediablemente el proyecto de ‘la Niña Amarilla’. «Durante una formación en yoga en EE UU, uno de los compañeros contó algo similar con una sorprendente naturalidad. Eso me convenció. Me decidí a soltarlo. Sabía que debía hacerlo». Y a ese primer fogonazo se sumó luego el confinamiento. «Ese parón lo impulsó más todavía. Hablé con mis padres, mi pareja…No lo sabían».

El proyecto pretende reunir una veintena de historias de España y Estados Unidos aparte de la de la propia autora. «Son relatos cortos, intensos. No existe una problemática única sino que hay muchos factores diferentes que finalmente nos llevan a esa situación», señala. El libro estará centrado en adolescentes y jóvenes, la mayoría de las historias que le han llegado a esta periodista valenciana.

El trabajo editorial, que saldrá en septiembre a la venta, es una de las tres vías de Quesada para remover «la conciencia social». El objetivo es colocar en las agendas el problema del suicidio y fomentar el conocimiento de esta pandemia tantas veces silenciada. También participará en el documental ‘La palabra maldita’ del valenciano Javier Álvarez Solís para dar visibilidad a un problema que se cobra más vidas que los accidentes de tráfico pero que apenas recibe inversión y atención de las administraciones. Para después del verano persigue montar una serie de mesas redondas sobre este tabú todavía en el siglo XXI. «Pero hay que invertir en ello. Deberíamos estar hablando de esto y trabajando en planes de prevención«.

 

Original. 

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