Música para romper el cerco del autismo

Musica

Si observa que su hijo o hija, a partir de los tres años, juega solo (a), evita el contacto visual, en ocasiones adopta posiciones extrañas con su cuerpo y su comunicación es limitada a base de sonidos, pueden ser estas las señales que podrían definir que un niño padece autismo. ‘Es un trastorno neurobiológico complejo que impacta el desarrollo del infante en áreas relacionadas con la interacción social y las habilidades comunicativas, que dura toda la vida de esa persona’, explicó la musicoterapeuta Leticia Castillo Rocha, durante el VII Simposio Latinoamericano de Musicoterapia, actividad que se realizó dentro del Panama Jazz Festival.

Para Castillo Rocha, quien es también psicóloga, la música como terapia ha tenido, en los últimos años, efectos muy positivos en la conducta de los niños con esta condición.

Destaca que desde hace algunas décadas la musicoterapia se viene utilizando como tratamiento en personas con problemas de ansiedad, estrés, depresión e hiperactividad y los resultados, según los estudios, son beneficiosos.

FORMAS DE EVALUACIÓN

Luego del simposio en Ciudad del Saber, durante una entrevista con La Estrella de Panamá , Castillo mencionó cómo ella adapta sus clases de terapia para los niños con autismo y con problemas de aprendizaje. ‘Antes de comenzar una sesión de musicoterapia, lo primero que hago es evaluar al niño en cinco áreas: la social y emocional’, expuso, porque ‘aquí observo si el infante me mira o si responde cuando lo llamo por su nombre, si juega y habla conmigo o si se queda solo’.

‘Enseñar musicoterapia a niños con autismo es lo mejor que me ha pasado porque aprendes de ti mismo, así como ellos aprenden de uno. Es una condición a la que hay que tener mucha paciencia’,

LETICIA CASTILLO

MUSICOTERAPEUTA

‘La segunda área que estudio es la parte física, específicamente sus comportamientos, si corre mucho o está tranquilo, si puede mover los brazos o tocar los instrumentos musicales, y también miro su lenguaje; es decir, si puede o no producir sonidos’, enfatiza Castillo Rocha.

La psicóloga agrega que en esa evaluación también analiza la parte lingüística del menor, por ejemplo, cuántas palabras usa para hablar… a veces no pueden pronunciar una frase completa como ‘quiero tocar piano’ y solo dicen ‘piano’ o en mucho de los casos no dicen ninguna. ‘Es una labor de mucha paciencia, pero que a mí me satisface, me enriquece y me apasiona mucho’, resalta la maestra de música, quien se encarga de dirigir sesiones privadas de musicoterapia en California, Estados Unidos.

Según la psicóloga, es muy importante evaluar también el área cognitiva y académica del niño. Ver si puede seguir secuencias o imitar lo que la maestra realiza con los instrumentos musicales. ‘La idea es ayudarlos con el aprendizaje y reforzarlos con la musicoterapia. Aunque muchas veces los niños con autismo son muy receptivos a la música. Todo eso hay que mirarlo porque si no le gusta, entonces los padres deben buscar otra terapia que sí los ayude o estarían perdiendo el tiempo’, enfatiza Castillo, que dice sentirse orgullosa de trabajar con personas tan especiales.

TIPO DE MÚSICA

La especialista garantiza que entre menos edad tenga el niño es mucho mejor para iniciar con la terapia porque de esta forma el infante se va moldeando a la maestra, aunque todo depende del diagnóstico temprano.

Agrega que el tipo de músico que utiliza para sus clases es la de cuna o canciones infantiles para los más grandes. ‘Hay casos en los que premio al niño si veo que le gusta mucho un instrumento, con la idea de que se motive y me diga al menos una palabra’, destaca Castillo, que a su vez recomienda a los padres que establezcan metas a sus hijos que padecen autismo y los motiven con que las cosas se ganan.

‘En mi caso me he planteado nueve objetivos y solo tengo seis meses para cumplirlos. Después los reevalúo, por si hay que modificar o seguir con el mismo objetivo’.

La relación entre el maestro y el niño desde el principio es muy importante, ya que van estableciendo una relación de confianza que al final de terminada la terapia se verá el fruto del esfuerzo que hizo el infante y el tutor, solo hay que meterle dedicación y paciencia, puntualizó Castillo, quien imparte clases de violín, piano y guitarra a sus alumnos con autismo y personas con desórdenes neurológicos.

 

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