En 1989, llegó desde Irlanda al mundo hollywoodense un gran actor: Daniel Day Lewis; se dio a conocer mundialmente por la cinta Mi Pie Izquierdo (My Left Foot), dirigida por el también irlandés Jim Sheridan. Al ser su ópera prima como director tomó la arriesgada decisión de convocar al desconocido actor Daniel Day Lewis, que había actuado en cintas un tanto intelectuales y de vanguardia como La Insoportable Levedad del Ser o My Beautiful Laundrette. Para hacer la decisión todavía más arriesgada, la trama aborda a un hombre que tiene parálisis cerebral de nacimiento, tema que no era algo que el público ansiara ver.
La historia gira en torno a una familia irlandesa de bajos recursos, donde por religión tenían la tendencia a ser familia grande, la cual sí lo era, pero al llegar Christy como un cuadraplégico espástico, y al ser todos de un nivel cultural bajo, enseguida es catalogado como un vegetal. Su madre, con el cariño que caracteriza a todas las madres sin importar la naturaleza de su hijo, reconoce en él una gran inteligencia, pero no sólo eso, sino también la gran humanidad que caracteriza a la gente especial, a pesar que ella nunca había tenido contacto con gente de cualidades diferentes.
Este joven se fue desarrollando pero con una cualidad única en su género: el poder comunicarse mediante la escritura que realizaba con su pie izquierdo, el único miembro del que tenía control, pero no solo haciéndolo para sobrevivir, ¡sino convirtiéndose en un gran escritor!
Con esta película Hollywood demostró dar un gran paso a su humanización, al otorgarle dos estatuillas Óscar, entre ellas la de mejor actor, a Day Lewis. Y en lo económico, con un presupuesto inicial de 600 mil libras, llegó a cifras de recaudación de alrededor de los 15 millones de dólares.
Con películas como ésta se han ido rompiendo estigmas de cómo la condición humana no es perfecta, así como que el público ansía saber, conocer y hasta identificarse con situaciones que parecería ser que pocos viven.
