La ausencia de la proteína SHANK3 en personas con autismo produce insensibilidad al dolor

La proteína SHANK3, junto con una de las moléculas del dolor mejor estudiadas, TRPV1, están presentes en las neuronas sensoriales del ganglio de la raíz dorsal e interactúan entre ellas.  La ausencia de SHANK3 provoca que TRPV1 nunca llegue a la superficie celular, donde suele realizar su trabajo. Esto podría reducir la capacidad de TRPV1 de transmitir señales de dolor.

El papel de SHANK3 en el cerebro es conocido, ya que se encuentra en las sinapsis, donde se transmiten las señales entre las neuronas. Hasta ahora se creía que solo estaba presente en el extremo receptor de la sinapsis, llamado terminal postsináptica. Sin embargo este estudio realizado por dos equipos de la Universidad de Duke, muestra que también se expresa en las partes emisoras de la sinapsis, denominadas terminales presinápticos. “Eso cambia nuestra comprensión de cómo estos dos componentes (de la sinapsis) trabajan juntos para contribuir al comportamiento relacionado con el autismo y pueden cambiar la forma de desarrollar tratamientos efectivos”, apunta Youn-jui Jiang, coautor del estudio y profesor asociado de Pediatría y Neurobiología en Duke.

En el trabajo de este estudio sometieron a ratones con deficiencia de SHANK3 a pruebas sensoriales, y encontraron que tenían una sensibilidad más baja que los ratones normales al calor y al dolor vinculado con el calor. De esta forma encontraron que la proteína estaba presente en los ganglios de las raíces dorsales, unas neuronas sensibles al dolor. “Fue una gran sorpresa que SHANK3 se exprese en el sistema nervioso periférico, pero antes de este estudio, nadie lo había buscado fuera del cerebro”, subraya Jiang.

El equipo ha comenzado la investigación y desarrollo de bloqueadores de TRPV1, a través de la interacción con SHANK3, para poder evitar los efectos secundarios que tienen estos compuestos.

 

Original. 

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