Hace más de 40 años Huib Drion, juez del Tribunal Supremo de Holanda, proponía la idea de que el Estado debería proporcionar a los ciudadanos mayores de 70 años una pastilla que les ayudase a acabar con su vida cuando quisieran. Una propuesta que cayó en el olvido pero que ahora, en la candente actualidad holandesa ante el tema de la eutanasia, ha resucitado con tal fuerza que el Gobierno ya ha comenzado a dar los primeros pasos para materializar esta idea.
El Gobierno de Holanda ha publicado un estudio en el que se analiza el espectro de población al que podría dirigirse esta pastilla del suicidio que, en honor a su impulsor, ha sido denominada como “píldora Drion”.
Los datos de la primera investigación muestran que entre la población holandesa con 55 años o más, existe una parte que, a pesar de contar con una buena salud, “tiene un deseo de morir consistente y activo”. El porcentaje es del 0,18% por lo que el estudio indica que no se puede concluir que estemos ante un grupo significativo.
Ante estos resultados y la propuesta, el ministro de Sanidad holandés, el democristiano Hugo de Jonge, cree que la idea del Gobierno de materializar esta píldora no es acertada y que habría que trabajar en intentar devolver las ganas de vivir a esas personas. Hablamos de alrededor de 10.000 holandeses.
Holanda es uno de los países en los que la muerte asistida de los enfermos cuenta con mayor aceptación de la Unión Europea. En 2002 daba luz verde a su primera Ley de Eutanasia que, en su primer año de vigencia fue utilizada en 1.880 ocasiones. Un lustro más tarde esta ley amplió sus condiciones de aplicación y ya son actualmente alrededor de 7.000 personas las que cada año la utilizan. Una media de 20 casos diarios.
“Las personas ancianas que ya han vivido los suficiente, deberían poder morir cuando lo decidan”
La iniciativa parte del partido liberal D66 que ha incluido en su programa electoral esta píldora del suicidio. Alegan que los movimientos del Gobierno son demasiado lentos en este sentido por lo que presentarán este mismo mes su legislación para mostrar su fuerte compromiso con la iniciativa.
Desde D66 consideran que el ministro de Sanidad “siente menos urgencia”, y recalcan que “las personas ancianas que ya han vivido los suficiente, deberían poder morir cuando lo decidan”.
El pasado verano el Gobierno holandés lanzaba una campaña con el objetivo de alentar a las personas a que reflexionasen sobre el final de sus vidas. Este planteamiento ha despertado un gran revuelo en un país dividido entre las asociaciones que se encuentran a favor del desarrollo de esta píldora y otra parte de la sociedad que considera que no se está valorando ni la vida ni la vejez.
Entre los principales elementos de desencuentro aparece el hecho de que se quiere establecer que no sea necesaria la prescripción médica ni la justificación de un problema de salud para decidir poner punto y final a la vida. Ahora habrá que esperar al desarrollo de las negociaciones en un parlamento con división de opiniones ante un asunto que podría hacer peligrar el actual Gobierno de coalición.
