¿Existe la suerte? ¿Qué pasa cuando una persona se considera suertuda?, ¿le va mejor en la vida?

Mariquita

La esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad que ataca las neuronas motrices hasta que la debilidad muscular, la atrofia y la parálisis llevan de manera inevitable a la muerte.

Ante casos así, la gente siempre compadece o siente lástima por las víctimas de la enfermedad, por considerarlas poco afortunadas. Sin embargo, el gran beisbolista Lou Gehrig —primero en ser diagnosticado con este mal, que después tomó su nombre— dijo a una multitud que abarrotó el Yankee Stadium el día de su retiro: «Llevo dos semanas leyendo acerca de mi mala suerte. Hoy en día me considero una de las personas más afortunadas sobre la faz de la Tierra».

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A continuación, «El Caballo de Hierro» relató las enormes bendiciones y fortunas de su vida, enfatizando dos veces esa lista con frases como: «Soy muy afortunado» y «That’s something».

¿Qué es la suerte? Para contestar esta pregunta, el psicólogo Richard Wiseman creó un «laboratorio de la suerte».

Un golpe de suerte

Claramente, la suerte es un estado mental, pero, ¿es más que eso? Para responder esta pregunta desde el punto de vista científico, el psicólogo experimental Richard Wiseman creó un «laboratorio de la suerte» en la Universidad de Hertfordshire, en Inglaterra.

Wiseman comenzó su experimento tratando de comprobar cuántas de las personas que creen tener suerte tienen mayores probabilidades reales de sacarse la lotería. Reclutó a 700 sujetos que compraron billetes de lotería y que llenaron el cuestionario de la suerte, que era una escala de autocalificación que medía si ellos mismos se consideraban suertudos o no. Si bien las personas que se decían afortunadas tenían el doble de confianza 
en que se sacarían la lotería, lamento decir que no hubo diferencia en las ganancias.

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Luego, Wiseman dio a los sujetos una escala estandarizada que mide «satisfacción con la vida», en la que se les pedía a los participantes que calificaran lo satisfechos que se encontraban con su vida familiar y personal, su situación financiera, su salud y su carrera profesional. Los resultados fueron asombrosos: las personas suertudas están mucho más satisfechas con todas las áreas de su vida que las personas sin suerte o las neutrales. En los hechos, este estado de satisfacción de la mente se traduce en resultados reales de vida que pueden llamarse «afortunados». Wiseman se pregunta en su libro The Luck Factor. si esta conciencia de satisfacción realmente resulta en mayores logros en la vida y su respuesta fue que sí.

¿Qué tan suertudo eres?

Wiseman aplicó a los sujetos que estudiaba una escala de personalidad llamada de los «cinco grandes», que mide:

  • Qué tan agradables son
  • Qué tan conscientes son
  • Qué tan extrovertidos son
  • Qué tan neuróticos son
  • Qué tan abiertos son

Si bien no hubo diferencias entre los suertudos y los que no lo son en lo referente a ser 
agradables y conscientes, se encontraron importantes diferencias en extroversión, neurosis y apertura.

En extroversión, las personas afortunadas tienen puntuaciones significativamente 
superiores a las que no tienen suerte y esto, según Wiseman, eleva de manera importante 
la probabilidad de que tengan un encuentro venturoso al conocer a una mayor cantidad de gente, al ser un «imán social» y al mantenerse en 
contacto con las personas. Por ejemplo, quienes son «afortunados» sonríen y sostienen contacto visual con el doble de frecuencia que aquellos «sin suerte», lo que los lleva a más encuentros sociales y esto, a su vez, genera más oportunidades.

Los suertudos esperan que les pasen cosas buenas.

La dimensión de la neurosis mide qué tan angustiado o relajado está alguien y Wiseman descubrió que las personas afortunadas tienen niveles de angustia de la mitad de quienes no tienen suerte. Esto demuestra que las personas afortunadas tienden a estar más relajadasque las demás, lo que incrementa las probabilidades de detectar las oportunidades que surgen por suerte, aunque no las estén esperando.

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En otro experimento, Wiseman hizo que algunos voluntarios contaran el número de fotografías que aparecían en un periódico. Los sujetos afortunados tenían mayores probabilidades de observar el anuncio de media plana en la página 2, que decía con grandes letras en negrita: «Deje de contar… hay 43 fotografías en este periódico».

Wiseman se preguntó si la conciencia de satisfacción resulta en mayores logros en la vida. Su respuesta fue que sí.

Además, Wiseman descubrió que las personas afortunadas obtienen puntuaciones significativamente superiores 
en cuanto a apertura en comparación con las personas 
sin suerte. Las personas afortunadas están abiertas a nuevas experiencias en sus vidas, tienden a no sentirse atadas por las convenciones y les gusta la noción de impredecibilidad. Así, las personas afortunadas viajan más, descubren perspectivas novedosas y reciben con agrado las oportunidades únicas.

La expectación desempeña, asimismo, una función en la suerte. Las personas afortunadas esperan que les pasen cosas buenas y, cuando ocurre así, las acogen con gusto. Pero aun frente a la adversidad, las personas afortunadas convierten los eventos desafortunados en buena suerte. Considere 
el ejemplo de Stephen W. Hawking, una de las personas
 que ha soportado más adversidades en la historia y quien escribió: «Tuve la suerte de haber elegido trabajar en la física teórica, porque es una de las pocas disciplinas en las que mi condición no sería una desventaja importante».

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Incapaz de moverse y confinado a una silla de ruedas, Hawking ha capitalizado su condición utilizándola como una oportunidad para transformar nuestro conocimiento del Universo, conocimiento que él sí tiene, and that’s something.

 

Original.

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