“El objetivo del tratamiento en la parálisis cerebral infantil no es la curación, sino la adquisición de funcionalidad”, según el doctor

PC

El curso, que se divide en cinco sesiones que tienen lugar de octubre a junio, está organizado por la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria de Castilla-La Mancha, presidida por José Luis Grau Olivé. Tiene como objetivo actualizar los conocimientos de los pediatras extrahospitalarios, hospitalarios y médicos generales adscritos a Pediatría en patologías de interés para esta especialidad, al tiempo que se mejora la relación entre Atención Primaria y Atención Especializada. La última sesión de este curso, a celebrar en junio, abordará los avances en trastornos por déficit de Atención con Hiperactividad.

La parálisis cerebral infantil (PCI) es la causa más frecuente de discapacidad motora, y su incidencia permanece estable desde los años 50, con 2-3 niños cada 1.000 nacidos. “Es un trastorno crónico, incurable, pero no letal”, afirmó Fernández Bravo, por lo que son muchos aspectos los que se pueden tratar con estos pacientes, tal y como explicó a lo largo del curso.

La causa más frecuente es la falta de suministro sanguíneo al cerebro, pero un gran número de casos son de causa desconocida. Entre las que pueden identificarse, de carácter prenatal, pueden estar las infecciones intrauterinas, alteraciones genéticas o procesos vasculares, entre otros. Las causas postnatales pueden ser meningitis o encefalitis, por ejemplo.

El diagnóstico de esta patología es fundamentalmente clínico, una buena anamnesis con las pruebas que se pueden pedir, y una correcta clasificación clínica. “El objetivo del tratamiento en la PCI no es la curación, sino la adquisición y el aumento de la funcionalidad y de capacidades como el desplazamiento, el desarrollo cognitivo, la interacción social y la independencia”.

En este sentido, la atención al niño con PCI tiene tres líneas principales: terapias para el tratamiento motor, prevención de las repercusiones secundarias, y el tratamiento de los trastornos asociados. “Lo importante es medir cómo evoluciona el paciente y para eso disponemos de instrumentos de medida para cuantificar y monitorizar los hitos del desarrollo, la calidad de vida del paciente y cuidadores, y el tono muscular”, señaló el doctor.

En cuanto a variedad de los tratamientos, Carlos Fernández-Bravo explicó que “existe una gran oferta pero muchos de ellos no tienen evidencia científica que los soporte, por lo que nunca debe perderse el sentido común”. Los mejores resultados se obtienen con los tratamientos continuados y consensuados, para los que se requiere un equipo multidisciplinario que planteará objetivos globales.

Los programas terapéuticos incluyen terapias físicas, de comportamiento, farmacológicas, ayudas técnicas y manejo de las complicaciones médicas asociadas. Insiste el doctor en que es imprescindible la colaboración e implicación de la familia. “Es necesaria una adecuada educación sanitaria y dar soporte a los allegados. Se acaban estableciendo lazos entre sanitarios y familia porque ésta necesita trasmitir sus dudas y sus miedos y para ello requiere personas empáticas que le transmitan esperanza”, concluyó.

 

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