Conducta: Domesticando al gorila de 800 lbs


Si sientes que los problemas de conducta están dominando tu vida, no estás solo. Con la discapacidad frecuentemente nos encontramos con dificultades para la comunicación que se manifiestan como conductas indeseadas.

Pero tranquilos porque de ahora en adelante la conducta no tendrá por qué someterlos. En este artículo Débora Lipsky, experta en conducta, muestra como diferenciar entre una perreta (tantrum) y un estallido (meltdown) y cómo controlar y prevenir ambos episodios. Déborah trabaja como consultora en diversas escuelas para desarrollar planes conductuales. Además, Lipsky parte de su experiencia personal ya que es autista y aprendió a autoregular su comportamiento.


DS: ¿Cuáles son las causas de la conducta? ¿Qué motiva las conductas extremas en las personas?


DL: Toda conducta es una forma de comunicación. Cuando se manifiesta una conducta negativa, significa que la persona siente frustración y se presenta una interrupción en la comunicación. A veces la interrupción se debe a que el interlocutor no comprende lo que la persona con discapacidad está intentando transmitir y a veces se debe a que la propia persona no comprende su discapacidad.


DS: Cuando una persona manifiesta conductas indeseadas, ¿cómo saber si se debe a su discapacidad o si se trata de un problema conductual?


DL: Depende de si se trata de una perreta (tantrum) o de un estallido (meltdown). Un estallido es cuando la conducta escapa del control de la persona. Las cosas han escalado fuera de control. La persona se siente abrumada por la situación y no tiene control. Generalmente en casos de estallido, la persona no está buscando una respuesta de tu parte. Después del episodio, la persona suele sentir remordimiento y arrepentimiento.

Una perreta es una conducta manipulativa con la intención de salirse con la suya. Una vez que lo logra, suele sentir satisfacción. Es bien difícil diferenciar entre un estallido y una perreta porque a veces la perreta se convierte en estallido.

La conducta manipulativa debe tener una consecuencia. Ninguna discapacidad debe excusar conductas como patear, gritar o destrozar las cosas. Esas conductas son inexcusables y no forman parte de la discapacidad de la persona. Es simplemente un problema en el manejo de la ira.


DS: ¿Qué pueden hacer las familias para implementar un plan conductual que funcione?


DL: Esa es una pregunta muy frecuente. El principal problema que surge con cualquier plan conductual es la falta de consistencia. Lo que tenemos que hacer es trabajar en equipo para que haya consistencia en casa, en la escuela y en cualquier otro lugar donde la persona participe.

Uno de los problemas con los planes conductuales es que nos enfocamos meramente en el manejo de la conducta en lugar de buscar las causas subyacentes en la conducta.

¿Por qué tiene Juan esa perreta? Una vez identificado y corregido el problema, podrás abordar la conducta. Muchos planes conductuales tratan los síntomas y no la causa.


DS: ¿Entonces, cuál es la clave para trabajar en la causa y no solo en los síntomas?

DL: Un plan exitoso está hecho a la medida de la persona.

Se comprenden y se abordan sus necesidades. De ser posible, involucremos a la propia persona a participar en su plan conductual. Las personas con discapacidad pueden aportar una perspectiva muy valiosa pero por tener una discapacidad, ¡todos creen conocer más sobre lo que necesitan que ellos mismos!

Al abordar una conducta negativa, la idea es extinguir la conducta y sustituirla por otra conducta. Por ejemplo, digamos que Johnny tiene un estallido a la hora de ir a deportes en el auditorio. Queremos averiguar por qué sucede. ¿Se trata simplemente de que no le gusta el deporte o hay algún problema adicional? Es posible que la actividad sea muy ruidosa. De ser así, Johnny podría hacer deporte con un grupo más pequeño. Luego, a medida que va logrando autocontrolarse, ofrézcale algún premio, un incentivo.

Un buen plan conductual toma en cuenta cada situación. Las acciones a tomar en la escuela, en casa o en un lugar público pueden ser diferentes, pero la estructura subyacente deberá ser la misma.

Como regla general, si se presenta un auténtico estallido, no debemos premiar o tener consecuencia alguna. Si se trata de una perreta, siempre debemos tener una consecuencia importante.


DS: Hace un rato mencionó la idea de premiar. ¿Son los premios importantes?


DL: El premio puede ser algo tan sencillo como una frase halagadora. “Bien hecho. Estás haciéndolo muy bien.” No tiene que ser necesariamente un premio tangible.

Premiar es una espada de doble fi lo. Tienes que tener mucho cuidado con el premio porque puede llegar un momento en que al tratar de retirar el premio, tengas un problema incluso mayor. Lo que pasa con muchos padres es que para lograr que Johnny vaya al colegio, tienen que prometerle llevarlo a McDonald’s para comprar una cajita feliz. Esto funciona bien las primeras veces, pero Johnny estará esperando y reclamando su cajita feliz cada vez que se monte en el carro. Y eso no está bien.

En realidad la forma en que se utilicen los premios dependerá de cada persona, sus fortalezas y limitaciones.


DS: ¿Qué se puede hacer si alguien presenta un problema de conducta?


DL: Muchas veces las personas tratarán de calmarse a si mismos. Yo soy autista y cuando me pongo nerviosa, empiezo a aletear las manos y a mecerme. Si te topas con una persona que está manifestando alguna conducta repetitiva (self-stemming behavior) que no está lesionando a nadie, déjala tranquila. Si tratas de detenerla, aumentará el estrés y empeorarán las cosas.

Si una persona está presentando un estallido, la adrenalina corre por sus venas. A no ser que manejes la adrenalina, vas a tener una conducta explosiva así que lo mejor será hacer lo que sea necesario para calmarlo. Es muy importante conocer bien a la persona.

Una de las cosas que recomiendo incluir en un plan de conducta es que cuando alguien presente un estallido, se le asigne una persona para manejarlo, no cinco personas.

Cuando se presenta un estallido, todos corren a buscar al director, a la enfermera, al psicólogo. Son muchas manos en un plato.


DS: ¿Qué puedes hacer después de la conducta problemática para calmar a la persona y prevenir que recurra?


DL: El primer error que muchas personas cometen es que inmediatamente después de la conducta quieren sentarse a discutirla. La persona necesitará un tiempo para procesar lo que ha sucedido y yo recomiendo esperar un día o dos para que la persona con discapacidad tenga una mejor actitud mental y pueda ver las cosas mejor.

El objetivo es empoderar a estas personas para que puedan identificar cuando están empezando a alterarse. El objetivo es que aprendan a auto-regular su conducta.


DS: ¿Qué hacer cuando el problema de conducta o el estallido se manifiestan en público? ¿En casa?


DL: Maneja las perretas en la misma forma, sea en casa o en público. Tienes que establecer consecuencias y apegarte a ellas.

En cuanto a los estallidos, el manejo es diferente en casa o en un lugar público porque en casa tienes muchas más redes de contención (safety nets). Si la persona tiene un estallido en casa, es mejor permitirle ir a su habitación a calmarse. Pero si está en público, esa no es una opción y ahí viene el peligro. Particularmente en casos de autismo, muchos niños y adultos tratarán de correr hacia un lugar seguro si se sienten amenazados. Se denomina “bolting” (lanzarse). Y debido a que no están conscientes cognitivamente de lo que sucede, pueden meterse en problemas corriendo hacia el tráfico u otra situación riesgosa.

Una de las cosas que hago cuando estoy en público es llevar algún distintivo que me identifique como autista y que diga qué hacer si estoy en problemas. Cada persona con discapacidad debería tener una hoja detallando un plan de conducta y una lista de las cosas que logran calmarlo.  Deberían llevar esa hoja consigo e incluso tener una copia archivada en la escuela u otros sitios que frecuentan.


DS: ¿Existen conductas que no se logran controlar, aunque pongas todo tu empeño?


DL: Durante un estallido, la persona no logra racionalizar y revierte a una respuesta instintiva de pelear. No hay nada que puedas hacer para disminuir esas conductas porque la persona no tiene control sobre sus acciones.

Pero en una situación de perreta, puedes actuar para regular la conducta. Si la persona empieza a patear o a golpear a alguien, ayúdalo a direccionar esa agresión hacia otra actividad física como golpear una almohada o salir caminando.


DS: ¿Qué hay de transarse y negociar? ¿Cuándo está bien llegar a un acuerdo y cuándo debemos ser inflexibles?


DL: Es posible que la negociación funcione, pero tienes que conocer muy bien a la persona. Si estás tratando con un adolescente, es posible que no funcione porque si cedes un poco, van a querer mucho más. De igual forma, si estás tratando con una persona con graves limitaciones cognitivas, la negociación posiblemente no funcione porque frecuentemente las personas con estas características necesitan ver las cosas en blanco y negro.


DS: Hay familias que se ven tan afectados por los problemas de conducta que sienten miedo de hacer cualquier cosa. ¿Qué les recomiendas?


DL: Lo peor sería no hacer nada. Si tienes dificultades manejando una conducta, busca la ayuda de un profesional. Un consejero, un psicólogo, el trabajador social, un terapeuta. Arma un equipo. No tengas miedo de pedir ayuda. Si no lo haces, no estarás ayudando a tu hijo. Toda conducta agresiva que no se maneja, tiende a escalar. No desaparecerán solas.


DS: ¿Qué hay de los adultos que continúan teniendo problemas de conducta? ¿Hay un momento en que es demasiado tarde para controlar o cambiar conductas negativas?


DL: Nunca es demasiado tarde. Al tratar de cambiar un patrón de conducta, deberás hacer ajustes según la edad y habilidad cognitiva de la persona, pero los principios son los mismos. Para cambiar una conducta, identificarías y analizarías las causas de la conducta, la propia conducta y las consecuencias de la conducta, ofreciendo un reforzamiento o una consecuencia basado en lo que es importante para esa persona.


DS: ¿Qué hay de la medicación?


DL: La medicación no debería constituir la primera línea de defensa para manejar la conducta porque en realidad no estás manejándola. Estás simplemente atenuando la conducta. Estás poniendo una curita sobre una amputación.  Una vez que retiras la medicación, la conducta regresa. Eso se debe a que la medicación no enseña a la persona a auto-regularse.

Dicho esto, sí hay personas que pueden beneficiarse de una medicación durante cierto tiempo o que necesitan la medicación para controlar conductas que resultan de otra enfermedad. Por ejemplo, las personas con trastorno bipolar pueden manifestar conductas extremas en la etapa mánica y la medicación podría aliviarlas.

Pero iniciar a Johnny en la medicina Prozac porque ha tenido conductas explosivas solo significa ignorar el problema.
Tenemos que averiguar por qué se presenta la conducta. Esto se logra mediante la observación y llevando un diario.

Si todos los que trabajan con Johnny llevan un diario, podrán observar el patrón. Entonces se pueden tomar medidas para prevenir los problemas de conducta y ayudar a Johnny a auto-regularse. La medicación no es la forma de regular a la persona. Solo lo entumece (dumbs down).


DS: ¿Y la terapia?


DL: La terapia es maravillosa. Los terapeutas ocupacionales en particular trabajan mucho con la conducta. Tienen muchos trucos y herramientas que las personas pueden utilizar para calmarse a si mismos en situaciones estresantes.

Sin embargo, la terapia individual con un consejero o con un psicólogo no siempre resulta. Las personas con autismo en particular suelen estar desconectadas de sus sentimientos.

Cuando tienen un problema, no quieren hablar sobre ello.


DS: Si eres una persona con discapacidad que tiene dificultad para controlar sus emociones o conductas, ¿qué puedes hacer?


DL: Una de las cosas que yo hago cuando tengo dificultades a nivel sensorial es salirme de la situación. Puedo irme al baño un rato para calmarme o llamar a un amigo y pedirle que conversemos. Creo que tener una lista de números telefónicos de contacto es esencial para la PcD.

También es bueno tener varios planes de contingencia. Cuando salgo de casa para ir a la tienda o al aeropuerto o a cualquier lado, tengo un plan de contingencia para todo.


¿Qué pasa si…? Trato de detallar varios posibles escenarios antes de salir, para sentirme preparada. Lo más importante es conocerte a ti mismo y también tus límites, para que puedas planificar tomándolos en cuenta.


Nota: Déborah Lipsky es autora del libro Managing Meltdowns: Using the S.C.A.R.E.D. Calming Technique with Children and Adults with Autism.

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