Computadoras: Teclados y pantallas para aprender mejor


Arturo enciende solo su computadora, abre el programa con el que va a trabajar y cuando la ranita aparece en la pantalla su sonrisa de satisfacción es enorme. Es la primera vez que Arturo Lara – quien tiene 5 años y síndrome de Down – hace todo el proceso sin ayuda. Su maestra sabe que es un gran logro y le aplaude entusiasta.

Hay otros niños trabajando en las computadoras del Centro Educativo Adaptado de la ciudad de Campeche (México). Cada uno usa programas diferentes, tiene retos de aprendizaje o de comunicación distintos y habilidades diversas. Cada uno cuenta, también, con diferentes formas de acceso a la computadora pues han sido adaptadas a sus necesidades especiales: una máquina cuenta con una pantalla de toque, porque el chico que la usa no tiene suficiente coordinación para manejar el ratón, otra amplía la letra para que sea más fácil leerla y la siguiente tiene un micrófono especial para que pueda escuchar el sonido un niño con hipoacusia.
Carmen María Cabañas es maestra de Educación Especial y disfruta mucho su trabajo porque es muy innovador en cuanto a estrategias y recursos y ella está profundamente comprometida con sus alumnos; por eso trata de sacarle todo el jugo posible a las herramientas tecnológicas con las que cuenta el centro.

Además de sus 25 años de experiencia como docente, Carmen María y sus compañeras recibieron capacitación en computación y en el manejo pedagógico de diversos tipos de programas.

«Los niños que llegan a nuestro centro – explica Carmen María – son chicos con y sin discapacidad, que tienen necesidades educativas especiales en áreas de aprendizaje, lenguaje o comunicación y vienen de escuelas preescolares, primarias regulares y de educación especial.

«Cada niño llega al centro con una solicitud en la que su maestro especifica las áreas o los aspectos donde requieren apoyo. El maestro hace una evaluación sobre los retos especiales del niño, cuáles son sus necesidades específicas y cuáles las adaptaciones curriculares que solicita. Basándose en ese diagnóstico hacemos una valoración integral, para determinar qué otras necesidades especiales tiene, cuáles son las condiciones de su ambiente escolar, sus antecedentes médicos y pedagógicos, las expectativas de los padres, el clima familiar, etcétera.

«El diagnóstico y evaluación son claves para poder hacer una programación individual del trabajo usando las principales herramientas de nuestro centro: las computadoras, vinculadas a los planes y programas de estudio de la currícula básica.

«Desde luego – dice Carmen María – las máquinas no hacen el trabajo. Se trata de actividades guiadas por el maestro especialista. La computadora no tiene la función de tutor, sino la de herramienta.

«En el Centro Educativo Adaptado trabajamos maestros especialistas en el área de aprendizaje, comunicación y lenguaje. Al conocer las necesidades específicas del niño seleccionamos los programas y estrategias pedagógicas más adecuadas, adaptamos el material a los intereses y edad de cada alumno.

«Trabajamos en estrecho contacto con la maestra de grupo, para llevar un seguimiento de su evolución y ver si el trabajo funciona realmente. Hacemos, también, revaloraciones periódicas para ver de qué manera se puede hacer más funcional el programa y lograr los objetivos que nos hemos propuesto.

«Los niños asisten una o dos veces por semana al Centro. Trabajamos en horarios alternos de tal modo que los chicos que están en escuela matutina vengan con nosotros en horario vespertino y viceversa. A los niños de preescolar les damos prioridad en los primeros horarios de la mañana, de 8:00 a 9:00 horas, para no interferir con sus horarios de la escuela regular».

Aliados electrónicos

«Hay muchas áreas en las que el uso de la computadora tiene efectos importantes – afirma Carmen María Cabañas -. El uso de una herramienta nueva para procesar información implica, por ejemplo, cambios en el nivel de estilo cognitivo y de activación de los procesos de razonamiento. Cuanto más rica es la estructura cognitiva de una persona, en elementos y relaciones, más posibilidades tiene de atribuir significados a materiales y situaciones novedosas, por lo tanto, más oportunidad hay de aprender, significativamente, nuevos contenidos.

«Poner la tecnología en manos de estudiantes y profesores amplía y potencializa el tipo de aprendizajes que hacen en la escuela regular. Profundiza el desarrollo del pensamiento lógico matemático, lingüístico y científico. Y, en el caso de la Educación Especial, no sólo estamos hablando de mejorar los aprendizajes sino de una herramienta que permite al profesor entablar una mejor comunicación con sus alumnos y comprender la mente y la estructura de conocimiento de quienes tienen una discapacidad».


La computadora es, además, una herramienta motivadora. La música, el color y el movimiento hacen que el niño se interese por la actividad que le proponen. «Muchos de nuestros niños vienen de hacer actividades muy rutinarias en el aula y no centran su atención, no responden – dice Carmen María -. Cuando el mismo objetivo pedagógico se les presenta usando, por ejemplo, una pantalla de toque y un juego donde el tiempo corre, hay música y colorido, todos estos elementos los invitan a participar; es muy satisfactorio ver la reacción entusiasta de los niños.

«Manejamos programas de matemáticas, de clasificación, seriación y conservación de la cantidad, entre otros, para niños en edad preescolar. Cuando un niño más grande tiene necesidad de trabajar esos conceptos, podemos adaptar el material a su edad e intereses.

«En el área de lenguaje los cuentos interactivos estimulan mucho a los niños para expresarse y empezar a usar el lenguaje de formas más creativas.

«Finalmente – explica Carmen María – otra área importante que se ve estimulada por el uso de la computadora es la autoestima. Desde el momento en que el niño entra en contacto con la máquina hay un cambio que se refleja en su expresión y un alumno con una autoestima alta trabaja mejor y da mejores resultados en todos los aspectos. Los niños no ven esto como una terapia o como clases especiales, para ellos es un premio venir a computación. También nos platican sobre el cambio en la relación con sus compañeros. Ser capaces de manejar esta herramienta como sus compañeros, sus hermanos o sus primos los hace sentirse y actuar como parte del grupo.

«Adrián, uno de mis alumnos, es un joven con síndrome de Moebius – condición que se caracteriza por problemas de lenguaje y algunas malformaciones faciales – que ha ganado mucho seguridad usando los programas de la computadora. Descubrió que puede redactar muy bien y expresar sus sentimientos al mismo tiempo que aplica las reglas de ortografía, todo esto es reflexión sobre la lengua.

«Me gusta mucho platicar con él – dice Carmen María -, siento que la relación alumno-maestro detona muchos procesos. Sentirse querido por el profesor es un punto de partida importante para el niño, le da la confianza que necesita para comunicar abiertamente sus ideas y sentimientos.

«La autoestima de Adrián ha mejorado muchísimo. Me había platicado que en la escuela sus compañeros casi no le hablaban porque les llamaba la atención el aspecto de su rostro, pero ahora varios de ellos se han acercado para platicar sobre los trabajos que hace en la computadora.

«En este caso la máquina ha servido de vínculo, mejorando la relación social con sus compañeros. Ahora Adrián se siente más importante, más seguro y eso es muy valioso, para él y para mí», dice Carmen María orgullosa de su trabajo.

El Centro Educativo Adaptado de Campeche inició sus actividades en septiembre del año 2000 y actualmente da servicio a niños de más de 20 escuelas. Asisten, también, algunos jóvenes con discapacidad que terminaron su educación primaria y estaban inactivos.

El centro nació a raíz de un proyecto del Gobierno del Estado de Campeche en coordinación con la Secretaría de Educación, Cultura y Deporte (SECUD), con la finalidad de aportar instrumentos que permitieran a las personas con discapacidad reducir las diferencias que los alejan de una vida normal y ofrecerles la oportunidad de integrarse a la sociedad.


Autor: Camila Argudín Fuente: Ararú

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