Verdades que te ayudarán a gestionar tus emociones

Etimológicamente, la palabra emoción viene del latín «emotio» y significa «movimiento», «impulso». La experiencia subjetiva del mundo y de las relaciones hace surgir en cada persona diferentes emociones: amor, rabia, ira, alegría y tristeza, entre otras. Por lo general, sentir alegría no representa ningún tipo de conflicto; sin embargo, emociones como la ira o la tristeza generan malestar y solemos esquivar todo aquello que nos acerque a ese «impulso» que nace desde nuestro adentro. Cabalmente no existen emociones buenas o malas, todas son por igual de válidas y contienen información importantísima para el conocimiento de uno mismo. Aquí encontrarás una guía para aprender a ser un buen gestor de tus emociones.

Tus emociones son una gran fuente de información

Si generalmente piensas que las emociones que surgen son un problema en tu vida, es debido a que no has aprendido aún a beneficiarte de lainformación que te brindan. Cada emoción contienepotencial tanto para tu crecimiento personal como para desatar una circunstancia desastrosa. Todo depende de cómo te posiciones frente a esa emoción que estás sintiendo. Recuerda que tu emoción no es tu enemigo: en ella descansa la posibilidad de alcanzar un estado más amplio de auto-conocimiento. La próxima vez que te encuentres con una emoción fuerte, intenta respirar y calmarte para observar qué viene a contarte sobre ti mismo.

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Acepta tus emociones
Si intentas reprimir tus emociones o pretender que no están allí, sólo estarás malgastando tu energía. Cuando una emoción aparece, de poco sirve resistirse a ella. La clave se encuentra en la aceptación y la comprensión de para qué están aquí. Aceptar significa dejar surgir, recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, lo que está siendo. Por el contrario, reprimir una emoción como el miedo puede desenlazar en alguna patología, una fobia. Piensa en un niño: él no oculta lo que siente porque no lo juzga. Los adultos tenemos tendencia a disimular porque fantaseamos que expresar nuestro sentir nos debilita.

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Sé como un niño
Observa a los niños, ellos fluyen con lo que sienten y lo expresan. Cuando una emoción surge en ti e intentas reprimirla, todo tu organismo entra en un estado de estrés que afecta su funcionamiento. ¿Cómo puedes expresar lo que sientes? Es simple, esa energía que invade tu cuerpo necesita salir, descargarse. Lo mejor es buscar un modo que no sea dañino para otras personas y hay muchas opciones. Puedes gritar, resoplar, respirar, salir a correr, bailar o golpear una almohada. El propósito, lo importante, es descargar tu sistema, tu organismo, tanto emocional como físicamente.

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No puedes controlar las emociones
Tus emociones, generalmente, surgen del subconsciente y es un terreno en el cual el control mental no reina. De lo único que puedes ocuparte es de gestionar lo que sientas. Se trata de estar atento y desarrollar la capacidad de auto observación. Cuando surja en ti alguna emoción poco deseada, como vergüenza, miedo, envidia, tristeza, culpa, respira un momento y conscientemente decide si quieres subirte al tren de esa emoción o no. Tú elijes. Recurre a la parte más sabia que vive dentro tuyo.

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¿Eres víctima de las circunstancias?
Cuando te encuentras viviendo en un estado de ánimo negativo, sin alegría, es probable que se deba a emociones que has reprimido, ignorado o que hayan sido encauzadas de modo incorrecto. Es necesario prestar atención a las emociones que precedieron ese estado de ánimo decaído. No eres una víctima de los sucesos de la vida, eres protagonista de tu propia existencia y posees el poder de modificar y gestionar tus emociones y estados de ánimo. Lo principal es tomar total responsabilidad sobre ti mismo, a partir de ahí lograrás, con paciencia y compasión, dirigir tu vida de la manera que prefieras.

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Todas las emociones son válidas
Generalmente se cree que algunas emociones son buenas y otras malas. Lo cierto es que es más productivo mirar su función. Hay emociones que son funcionales y otras disfuncionales. La clave reside en cómo te posiciones frente a ellas. Una emoción se torna funcional si puedes obtener información útil de ella y estimular así tu crecimiento y aprendizaje. En cambio, una emoción se vuelve disfuncional cuando bloquea tus experiencias y crecimiento personal. A continuación, encontrarás ejemplos para que puedas distinguir qué función están cumpliendo tus emociones en tu vida.

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Miedo y Enojo
Sentir enojo resulta funcional cuando te das cuenta que esa gran energía que sientes puedes encauzarla para resolver el conflicto que te enoja. Cuando sólo buscas descargar tu enojo confrontando, esa emoción se vuelve destructiva. Cuando sientes miedo frente a una circunstancia porque la consideras amenazante, quizá esa emoción te esté indicando que posees pocos recursos para lidiar con ella. En este caso el miedo se vuelve funcional cuando comprendes que necesitas adquirir herramientas, internas o externas, para atravesar las circunstancias. Se puede decir que el miedo es un indicador, como una luz que se enciende en el tablero del coche para avisarte en qué necesitas trabajar.

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Tristeza
El provecho que puedes sacar de sentir tristeza sucede cuando te permites vivenciar el dolor dignamente. Hay experiencias que duelen y es inevitable sentirlo. El dolor es un gran maestro, en vez de huir de él, recíbelo y acéptalo, vívelo. Esta emoción se vuelve disfuncional cuando la reprimes y experimentas un estado de ánimo melancólico o cuando la sostienes a través del tiempo, convirtiéndose en sufrimiento. Para evitar entrar en estados de ánimo desdichados, vive tu tristeza y tu dolor, y luego ¡suéltalo!

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Envidia y Culpa
Cuando sientes envidia por algo que otro posee y tú no, ya sea un logro material o espiritual, tu emoción está intentando hacerte notar el contraste que existe entre tú y eso que deseas tener. Para que te resulte funcional busca la sana manera de discernir si realmente necesitas conseguir eso que deseas; si es así, encuentra sabiamente la manera de llegar a ello. Cuando sientes culpa por algún daño que hayas causado a otro o a ti mismo, intenta ver de qué modo puedes reparar esa herida. Pidiendo disculpas y remendando el error esta emoción se vuelve funcional y ayuda a sanar los daños emocionales ocasionados.

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Fuente:ehowenespanol.com

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