Una cirugía en los músculos da movilidad a niños con parálisis cerebral

Estirar un dedo puede ser una tarea casi imposible para un niño con parálisis cerebral, pero un equipo médico desarrolló un tratamiento que les permite hacer algunos movimientos.

En décadas pasadas había pocas opciones de tratamiento para mejorar la calidad de vida de quienes presentaban esta enfermedad, cuyas causas más comunes son el nacimiento prematuro o la falta de oxígeno antes, durante o después del parto.

En QUO.mx encontrarás la historia completa sobre la cirugía para aliviar la parálisis cerebral

La medicina actual ofrece alternativas para que estos pacientes —sobre todo los niños— puedan tener mayor control de su cuerpo. Entre estas se encuentra la cirugía mínima invasiva, un procedimiento quirúrgico para tratar la rigidez muscular (llamada por los médicos espasticidad) que afecta a casi el 80% de los niños que viven con este problema neurológico, explica Carmen Mora Rojas, especialista en medicina física y rehabilitación.

El médico cirujano ortopedista y plástico, Salvador Mercado Beristain, comenzó a usar este tipo de intervención en México. La cirugía mínima invasiva consiste en hacer pequeñas incisiones (de uno a dos centímetros) muy precisas, en uno o más músculos que estén en tensión, con la idea de provocar su alargamiento.

Ariadna Uriarte, una especialista del Centro de Cirugía Especial de México (CCEM) fundado en 2002 por Mercado Beristain, explica que la intención del procedimiento es que «los tendones que estaban más rígidos, y que condicionaban la falta de movilidad de otros tendones a su alrededor, se aflojen para permitir que esos otros ligamentos se fortalezcan y se logre un equilibrio que permita al niño pararse y lograr la marcha, o abrir la mano, estirar el brazo y tomar objetos, por ejemplo».

El cirujano y su equipo han logrado perfeccionar la técnica a tal grado que realizan hasta 40 incisiones en un paciente, cuando en un principio solo hacían dos.

Los cortes son realizados en dos intervenciones: primero en la parte inferior del cuerpo y luego en la superior. Entre cada una de las cirugías hay un intervalo de seis meses, «para dejar que los niños se recuperen bien», señala el médico.

El procedimiento dura alrededor de una hora y media. Al paciente es atendido con anestesia local, por lo que el mismo día de la intervención puede dejar el hospital. El tiempo de recuperación es de seis semanas. Después, comienza el periodo de terapia física.

«Con la terapia física mandamos información al cerebro, lo reeducamos. Enseñamos al paciente cómo relajarse y realizar movimientos que no conoce, porque no los adquirió, o los perdió con el daño cerebral», comenta el neurofisioterapeuta, Pablo Hernández Prian.

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Hasta hace unos años, se pensaba que los niños con parálisis cerebral no podían hacer nada. «Hoy sabemos que podemos reprogramar el cerebro con la terapia. Hemos visto que los niños no solo avanzan, sino que llegan a lograr destrezas inesperadas», añadió Hernández Prian.

En el caso de niños con un daño cerebral mayor, la cirugía contribuye a que sea más fácil para los padres realizar acciones cotidianas como bañar a sus hijos, vestirlos, cambiarles el pañal, etc. Y una ventaja más: la cirugía disminuye el dolor provocado por contracturas o luxaciones.

Aunque la parálisis cerebral no se cura, estos avances son aliados para quienes buscan una mejor calidad de vida para estos niños

Este es un fragmento de un artículo publicado en la edición de octubre de 2013 de la revista QUO.
Fuente: http://mexico.cnn.com

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