Trastorno autista: La visita al dentista

Para algunos niños (¡y adultos!) no hay nada más aterrador que la visita al dentista. Para los niños dentro del Espectro Autista, ese temor puede ser paralizante.

Los niños en etapa preverbal posiblemente no logren comprender lo que está sucediendo y resulte difícil tranquilizarlos. Incluso los niños en etapa verbal posiblemente no comprendan el propósito de visitar a un hombre o mujer desconocido, en bata blanca, que usa unos aparatos extraños para mirarle la boca y que además espera que permanezca quieto en la silla con un bombillo encandilándolo.
Algunos niños tienen hipersensibilidad sensorial – al tacto, a los sonidos, a los sabores…- que puede hacer prácticamente insoportable la visita al dentista. Los zumbidos y runrunes, los instrumentos helados, el sabor y la textura del Flúor y la sustancia para pulir pueden resultar abrumadores. Además, el dentista y sus asistentes tienen que aproximarse mucho al niño, invadiendo su espacio personal. La cercanía del dentista o su asistente, combinado con otros factores sensoriales (¿el roce de los botones de la bata del dentista? ¿el perfume que usa su asistente?) impactan el umbral sensorial del niño. Asimismo, estas consideraciones sensoriales posiblemente ya afecten el cuidado dental cotidiano del muchacho – cepillarse, utilizar el hilo dental… – por lo que la visita al dentista probablemente requerirá tratamientos más invasivos e intensos.

Algunos dentistas serán capaces de adecuarse a las necesidades de sus pacientes especiales mientras que para otros será más difícil examinarlos y tratarlos, agravando las dificultades.

Durante la investigación para este artículo, encontramos numerosas “historias de terror” de padres que comentaban sus angustiosas experiencias visitando al dentista con sus hijos con Trastornos del Espectro Autista. Pero ¿qué podemos hacer para que la visita al dentista sea menos traumatizante?

Nada eliminará por completo los temores y preocupaciones de los niños y sus padres anticipando la visita al dentista, pero tomando algunas medidas preventivas podremos reducirlos. La preparación es importante no solo para el niño, también para el dentista.

Preparación
Es fácil de entender que, como resultado de las experiencias negativas del pasado, muchos cuidadores eviten comentar la cita dental con el muchacho hasta el último minuto o al menos el mismo día de la visita.

Aunque al comentarlo inicialmente ocasionemos una reacción indeseable, en la mayoría de los casos es mejor informar a la persona lo antes posible. Esto podría ser difícil si la persona no maneja bien el concepto del tiempo. Apoyándonos en algún recurso visual, un almanaque, por ejemplo, podemos aclarar cuando tendrá lugar la visita.

De ser la primera visita del niño al dentista, podría ser conveniente llevarlo a conocer al dentista y a su equipo antes de la propia cita, mostrándole el equipo que se utilizará y como funciona.

También es importante preparar al dentista y a su equipo con toda la información posible, para que estén informados sobre las necesidades del paciente y traten de adaptar su práctica.

Procure que la cita sea lo más temprano posible y sugiera que le reserven dos cupos de tiempo. De esa forma evitamos que el dentista se retrase para su próxima cita y disponga de suficiente tiempo.

Historias sociales
Las historias sociales son una forma efectiva de ofrecerle al chico la información sobre la actividad, permitiéndole comprender lo que sucederá en el dentista y por qué debemos ir. También hay algunos libros sencillos que tratan el tema de la visita al dentista. Podrían ser un recurso útil.

Desglosar la visita mediante apoyos visuales
Podríamos hacer una secuencia de fotos o dibujos para mostrar las diversas etapas de la visita al dentista. Esto nos permitirá explicar los pasos consecutivos y estimar cuándo terminaría la sesión. Considere finalizar la historia con el dibujo de algún premio para que el niño tenga algo agradable que anticipar.

Tammy Davenport, autora de About.com Guía para el Dentista, elaboró una galería de fotos con los procedimientos más comunes para ir al dentista. Estas fotos pueden bajarse y armarse como un breve libro para mostrarle a su hijo lo que puede anticipar en el dentista.
http://dentistry.about.com/od/childrensdentistry/ig/Dentist-Appointment-Photos/

¡Un principio y un final!
Es importante que los muchachos comprendan que esta actividad tiene una duración delimitada. Utilizando un cronómetro visual (reloj de arena) o auditivo (la alarma de un reloj) podrán comprenderlo y monitorear el tiempo que tarde la visita.

Artículos de confort
Permitirles llevar artículos de confort ayudará a ocuparlos y/o distraerlos. Para los niños que son sensibles a la iluminación, el uso de lentes de sol podría aliviar el resplandor de las lámparas del dentista. Para los muchachos sensibles a los sonidos, el uso de audífonos (bien sea para eliminar los ruidos o para escuchar música) podría mitigar sus temores y brindar confort.

Sedación
Para algunos muchachos la visita al dentista es tan angustiante que podría ser necesario aplicar algún tipo de sedación. Si Ud. cree que esa sería la mejor solución para su hijo, convérselo con su dentista y su médico de cabecera para conocer sus opciones.

Preparando al dentista
Al igual que la mayor parte de la población, los dentistas no necesariamente saben mucho sobre el Autismo. Es posible que por su desconocimiento o por manejar ideas equivocadas, la situación se agrave para el paciente con TEA.

Daniel Ravel, DDS, ofrece la siguiente lista de sugerencias para ayudar a sus colegas a trabajar con pacientes con TEA (fuente: Dentalresource.org)

• Ofrezca a los padres y a los niños la oportunidad de recorrer el consultorio para hacer preguntas, tocar el equipo y conocern el lugar.
• Permita que los niños autistas traigan artículos reconfortantes, por eje. una cobija o un juguete preferido.
• Los niños con autismo necesitan uniformidad y continuidad en su entorno. Es recomendable mostrarles la consulta y presentarles al dentista y su equipo de manera gradual y sin prisas.
• Pídale al padre o representante recomendaciones sobre cómo trabajar mejor con su hijo.
• Tenga presente que los niños con autismo suelen ser muy sensibles a factores sensoriales (sonidos fuertes, movimientos repentinos, diversas texturas…). Esto puede ocasionar aleteos de los brazos, balanceos y otras alteraciones conductuales.
• Procure que la primera cita sea breve y positiva
• Aborde al niño autista de forma calmada y amistosa. No lo “acorrale”. Cuide el espacio personal.
• Emplee como práctica: “decir-mostrar-hacer”. Explique el procedimiento antes de empezar. Muestre los instrumentos que utilizará. Elogie las conductas deseadas con frecuencia.
• Invite al niño a sentarse por sí solo en la silla para familiarizarse con ella y con el consultorio.
• Los muchachos autistas funcionan mejor cuando saben lo que va a suceder. Procure explicar lo que va haciendo en una forma sencilla y que tenga sentido para ellos.
• Explíquele al niño dónde y por qué tienes que tocarlo, especialmente al utilizar los aparatos dentales.
• Expresarse en frases directas y cortas. Hablar pausadamente. Los muchachos autistas toman todo de forma literal – así que tenga cuidado con lo que dice. Evite palabras o frases con doble significado.
• Una vez que el paciente esté en la silla, empiece con una revisión breve utilizando solo sus dedos. Trate de no encandilarlo con la lámpara.
• Seguidamente, utilice un cepillo o posiblemente un espejito dental para incursionar en la boca.
• Elogie y refuerce las conductas deseadas. Ignore las indeseadas.
• Invite al padre o al cuidador a sostenerle la mano al niño durante el examen dental.

Las sugerencias anteriores son útiles para preparar al niño y al dentista. Sin embargo, uno de los factores determinantes para el éxito de una visita es la comunicación.

Los padres deben informar al personal del consultorio dental sobre las necesidades específicas de su hijo y los dentistas y su equipo necesitan escuchar a los padres y explicarles los procedimientos y las opciones de forma clara.

Manteniendo las líneas de comunicación bien abiertas -y con algo de suerte – la visita de su hijo al dentista podría ser menos traumatizante para todos.

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