Superando la frontera de la sordera

Maestra

Patti Sánchez tenía siete años de edad cuando perdió la audición debido a complicaciones de un cuadro de sarampión y a una fiebre altísima que contrajo a los tres años de nacida. Fue un proceso paulatino.

La pérdida del oído hizo que el mundo exterior de Sánchez se silenciase, pero con el tiempo aprendió que su falta de audición no tenía por qué ser un impedimento para alcanzar sus objetivos.

Dejó de oir, aunque nunca abandonó la buena costumbre de escuchar.

“Eso lo aprendí de mi madre, quien jamás pensó que mi condición me hacía especial o diferente”, recordó Sánchez en una entrevista con CENTRO Tampa. “Ella me dijo que podía superarlo todo y creo que así fue”.

Para comunicarse por teléfono Sánchez utiliza un mecanismo que le permite leer lo que la otra persona va diciendo. En un encuentro personal, Sánchez es capaz de leer los labios e interpretar los gestos de la otra persona. Las plataformas online, los mensajes de texto y las redes sociales son otros canales que Sánchez utiliza con avidez y soltura, ya que le permiten abrirse paso y hacer más contactos dentro y fuera del estado.

Sánchez tiene ahora 54 años. Es una mujer de ojos inmensos, convincente y decidida. Pero es también dueña de un espíritu guerrero, de aquel que no se derrumba por las casualidades de la vida. Ese empuje la ha llevado a superar retos y a consolidarse como una líder en su ambiente de trabajo.

Sánchez es una consultora laboral, consejera y guía de personas con sordera que buscan empleo en el área de la Bahía de Tampa. De día trabaja como especialista de inclusión en MacDonald Training Center, una entidad no gubernamental que se estableció en Tampa a inicios de la década del cincuenta para apoyar oportunidades de desarrollo a gente con discapacidades de toda clase.

Sánchez asume su responsabilidad al detalle y con la seriedad de quien cree en lo que hace, pues no solo ayuda a la gente a mejorar sus hojas de vida y superar con éxito una entrevista de trabajo, entre otras tareas. También contacta y se reúne con empleadores del sector público y privado para hacerles saber que las personas con sordera y con preparación pueden hacer lo mismo, y mejor, que cualquier otro. La clave está en ir más allá del mito y hacer a un lado la desinformación que hace ver a los sordos como seres de otro planeta.

El ejemplo de Sánchez es consistente. Primero se graduó con honores en Negocios en St. Francis College, en Nueva York. Posteriormente siguió estudios de Desarrollo Profesional y Contabilidad en la Universidad de Puerto Rico, a fines de la década del noventa. Hace cuatro años obtuvo una Maestría en Administración de Negocios en la Universidad de Phoenix, en Tampa.

Sus logros son la radiografía de su entereza y convicción.

“Cuando doy mi tarjeta de negocios muchas personas se sorprenden al ver que tengo un Máster. ¿Por qué?”, comentó Sánchez. “Nosotros somos humanos y no somos diferentes”.

En el terreno laboral Sánchez empezó a trabajar desde muy joven como auditora y contadora en bancos y empresas privadas como asistente administrativa y consultora de recursos humanos. Pero su norte siempre fue el acercamiento de las personas con sordera al mundo laboral y el fortalecimiento de redes y contactos para hacer posible esa misión.

“Quiero guiar a las personas que son sordas para que alcancen lo que buscan”, dijo Sánchez. “Pero al mismo tiempo es importante educar a los empleadores porque deben haber oportunidades. En ese sentido me siento orgullosa de trabajar para que esa puerta se abra”.

En horas de la noche, Sánchez – hija única de un matrimonio boricua y madre de una joven adolescente que está a punto de graduarse de la secundaria- dicta clases gratuitas de Lengua de Señas Americana en varios partes del Condado de Hillsborough.

La hija de Sánchez, Imara Torres, de 18 años de edad, dijo que el ejemplo de su madre no tiene punto de comparación.

“Su ejemplo me inspira porque mi madre siempre ha sido una mujer de mente abierta y muy trabajadora”, sostuvo Torres. “Me ha educado para ser una mejor persona y sobre todo para que pueda valerme por mí misma. Esa es la mejor lección”.

La Lengua de Señas Americana es una forma de comunicación que implica movimientos y expresiones a través de las manos, los ojos, el rostro, la boca y el cuerpo. Por su independencia gramática, dialéctica y sintáctica, el manejo de la Lengua de Señas Americana exige práctica y estudio, como el aprendizaje de cualquier otro idioma.

Dawn Squitieri colabora con Sánchez en el dictado de clases de Lengua de Señas Americana. Squitieri, quien es sorda y trabaja en la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, calificó a Sánchez de figura motivadora. Agregó que siempre está a la cabeza para impulsar oportunidades de trabajo y eventos de integración comunitaria.

“Tenemos en común cosas que nos encantan para ayudar a personas sordas y con problemas de audición”, afirmó Squitieri. “Crecimos en Nueva York y siempre estamos apoyando a nuestra comunidad. Nos reímos y bromeamos. Somos amigas y hemos auspiciado muchos eventos sociales para comunicarnos mejor con nuestro lenguaje de señas”.

Rosa Rodríguez, una puertorriqueña que trabaja como coordinadora del Programa de alfabetización para sordos en la Bilbilioteca Pública de Pinellas, valoró la entrega y el interés de Sánchez para superarse constantemente.

“No hay como ella”, explicó Rosa, quien lleva más de dos décadas en el rubro. “Siempre está ayudando a la gente y organizando iniciativas para la comunidad”.

Como la sordera de Sánchez fue un proceso paulatino, Sánchez puede hablar con fluidez en español, su primera lengua, así como también en inglés y Lengua de Señas Americana.

Sánchez explicó que este último lenguaje implica de todo un poco.

“Trabajamos con la expresión corporal”, dijo Sánchez. “Usamos las manos pero también nuestros ojos, que son como nuestros oídos”.

 

 

Original. 

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