Jono Lancaster no fue recibido de la mejor forma al nacer. El síndrome de Treacher Collins había deformado su rostro y su madre entró en shock apenas lo vio, por lo que decidió abandonarlo y darlo en adopción. A pesar de esta tremenda forma de comenzar su vida, Dios tenía un plan para este bebé.
Jono deambuló años y años en los orfanatos. Nadie quería un bebé con problemas de salud y, lamentablemente nadie quería hacerse cargo de un pequeño con el síndrome de Treacher Collins, causado por un defecto genético en el quinto cromosoma. Este es el gen que afecta al desarrollo facial, por lo cual quienes padecen esta enfermedad se caracterizan por rasgos anormales en la cara. Una gran mayoría padecen también pérdida de audición debido a las anomalías del oído externo y medio.
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Una infancia en soledad
Por su condición, a Jono le costó mucho hacer amigos y ninguna familia quería adoptarlo, por lo que pasó toda su infancia de orfanato en orfanato. El pequeño era blanco de insultos y burlas, y nadie estaba allí para defenderlo. La inclusión debería ser un tema de agenda en las escuelas, para que el aspecto físico no sea un condicionamiento en las relaciones sociales de los niños. Jono sufrió mucho, pero la vida le tenía preparado un plan.
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El milagro llega
Un día, como tantos otros que pasaba Jono en el orfanato donde vivía, llegó un señor muy adinerado que tenía por costumbre visitar los orfelinatos y donar parte de su fortuna a los niños sin hogar. Cuando lo conoció a Jono -que por ese entonces tenía 12 años- se interesó por su historia, y luego de una profunda charla en la cual se conocieron, el hombre preguntó al joven si quería ser su hijo adoptivo. El libro de su vida empezaba un nuevo capítulo.
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Una nueva hoja en blanco en el libro de su vida
Jono ahora tenía un padre adoptivo que le dispensaba todo su amor y cuidados. Para él fue el mejor padre que pudo haber tenido. Y fue tanto el amor que recibió que hasta logró perdonar a su madre por haberlo abandonado, aunque no la haya conocido jamás. Cuando el corazón rebosa de amor no hay lugar para rencores. Hoy, a sus 30 años, y en pareja con una bella joven, su historia recorre el mundo.
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Ahora él devuelve el amor de una forma muy particular
Luego de la muerte de su padre adoptivo Jono heredó toda su fortuna, y lejos de malgastarla decidió hacer algo muy benéfico con el. Ahora, se dedica a ayudar a otros niños con su misma condición pagando sus tratamientos médicos y psicológicos y brindando charlas para acompañar y aconsejar a quienes padecen de este trastorno. Hoy, Jono se convirtió en el referente y abanderado de esta enfermedad tan rara en el mundo, y es una gran motivación para muchas personas.
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Por más personas así
Esta gran historia nos deja como enseñanza que en un mundo cruel siempre hay gente dispuesta a ayudar y brindar amor. El protagonista no dudó en brindarse a quienes están en su misma condición y dejó de lado todo el rencor y los malos tratos sufridos en su vida. Cuando pienses que todo está a punto de perderse, no olvides que siempre hay un plan divino para ti esperándote a la vuelta del camino.
