Solari impidió que un chico con parálisis cerebral vea un partido

Solari impidió que un chico con parálisis cerebral vea un partido

La voz de María Celia luce apagada. Sin ánimo. Y no es para menos. Se percibe que aún perdura el dolor en su interior. El sábado pasado vivió en carne propia un momento de impotencia. Había llevado a su hijo Agustín Gigli, que juega en la 6ª división de Central, hasta Renato Cesarini como suele hacer siempre que hay un partido de la Rosarina.

Lo hizo junto a la fiel compañía de Nicolás, el hermano mayor del juvenil futbolista, quien padece parálisis cerebral. Los dos arribaron al predio en una camioneta cuyo asiento delantero está acondicionado para Nico. Luego de solicitar la debida y habitual autorización en portería para ingresar el vehículo lo más cerca del escenario por razones obvias, que fue aceptada en la entrada, vivieron un momento tormentoso.

Cuando transcurrían los primeros minutos del encuentro llegó Jorge Solari en su auto. Y, según relató un testigo, «el Indio le dijo a la señora de muy mala manera que debía retirarse. La mamá le explicó por qué estaba ahí, pero el técnico le manifestó algunas cosas que fueron muy irrespetuosas, subidas de tono y totalmente discriminatorias. Eso hizo que se fuera a su casa de Coronel Arnold, lo que provocó mucha indignación». Por su parte, el entrenador hizo su descargo argumentado que «ahí estaba prohibido estacionar por una cuestión de seguridad».

Cuando Ovación le pidió a María Celia si podía hacer un relato de lo acontecido en Renato, automáticamente su tono se diluye y hasta se entrecorta. «No quiero hablar del tema. No deseo ahondar en eso. Lo único que digo es gracias a todos los que ese día me ayudaron o intentaron hacerlo, nada más», fueron las determinantes y únicas frases que exteriorizó antes de producirse un extenso silencio.

No obstante, Heldo Milatich, quien es uno de los entrenadores de arqueros que tiene la entidad canalla en la línea B, narró con lujo de detalles lo sucedido en el predio de General Lagos que fundó casualmente Solari. «Lo que pasó fue algo horrible. La señora había ido a la cancha para ver simplemente a su nene Agustín. Hace un gran esfuerzo todos los días para llevarlo a entrenar desde su pueblo hasta la zona sur. Y a cada partido concurre con su hijo mayor, Nicolás (24 años), que tiene una capacidad diferente y sigue a su hermano a todos lados», afirmó de movida en el programa radial El Club (FM Meridiano).

«Como se mueven en una camioneta, a la cual le modificaron la parte del asiento delantero para que Nico pueda ver a su hermano jugar al fútbol, le pedimos permiso a la portería del club, tras explicarle los motivos, para que los dejen arrimarse lo más cerca posible. Y los de entrada entendieron el motivo y nos indicaron amablemente dónde debían estacionarse. Hasta ahí todo normal, como suele pasar en cada club», acotó Heldo.

Y agregó: «Una vez que empezó el partido apareció Solari, una persona a la cual uno veía como un formador de chicos, en su auto. Se bajó y le dijo a la señora que debía retirarse. La mamá le explicó por qué estaba ahí, pero el Indio le manifestó algunas cosas que no voy a repetir porque fueron muy irrespetuosas, subidas de tono y totalmente discriminatorias. Eso hizo que la señora se vaya muy mal del lugar».

El entrenador de arqueros y empresario gastronómico indicó además que «tratamos de hacerle entender al Indio las cosas, pero él justificó que «no podía estar nadie ahí porque era peligroso para los chicos». Si bien en cierto punto tiene razón, también debía analizar la situación. Contemplarla como hicieron otros. Es más. Cuando jugamos el clásico, que deben ser a puertas cerradas, hablamos con las autoridades de Newell’s y permitieron el ingreso de la camioneta sin problemas. En cambio este señor, que en realidad no sé si llamarlo así ahora, no lo dejó. A tal punto que le dijo cosas muy feas a la señora, lo que provocó también mucha indignación. Algunos padres y nosotros, los representativos de la institución visitante, tuvimos que intervenir porque la situación había de claro a oscuro. No queremos que esto vuelva a pasar. Por eso salí a hablar», concluyó irritado.

Mientras que el Indio Solari aceptó lo sucedido sin barreras y argumentó «que dentro del predio no se permiten los vehículos por un problema de seguridad debido a que hay muchos chicos jugando, y una vez atropellaron a uno. Es por eso que se prohibió el ingreso de autos», declaró ayer en LT3.

«Hablé con la mujer y le dijimos que tenía que sacar el auto. El problema es que estaba el chiquito adentro y lo sentimos, la verdad es que lo sentimos mucho. Si acá todos los chicos son bienvenidos. Por algo tenemos y dejamos entrar a los chicos del orfanato, los que tienen Síndrome de Down, el lema nuestro es proteger el futuro», agregó de manera contradictoria ante su cuestionada actitud.

¿Y Agustín? Mientras afuera de la cancha su familia dejaba el predio, él hizo el gol del triunfo por 2 a 1 para Central. Pero su mamá y hermano no pudieron vivir ese instante especial porque Solari hizo sacar el auto donde ellos siempre lo siguen desde adentro.

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