Siseos y braille dinámico: el futuro de la tecnología asistencial para personas ciegas

Persona ciega

Pablo, que perdió la visión con 11 años, está ante una mesa. Le dicen que observe cuántos objetos hay encima. “Distinguí que había tres objetos porque oía tres siseos diferenciados”. No es que los objetos se movieran, Pablo lleva unas gafas preparadas para entender visualmente el entorno y transmitirlo en forma de sonidos.

Cuando le dicen que coja el objeto más bajito, mueve la cabeza para que las cámaras de las gafas barran el entorno. El barrido detecta primero el objeto más alto, después el segundo y, por fin, llega el más bajito. Pablo lanza la mano y lo captura. Una oleada de satisfacción le sobreviene. Es una sensación de autonomía, un saber lo que hay sin tener que tocarlo, la impresión de tener el control sobre lo que hay delante de ti sin estar preguntando o tocando.

Escuchar que hay algo ahí, sin haberlo preguntado o sin haberlo tocado, es algo que me recuerda a cuando veía, antes de los 11 años”

PABLO CANTERO

Así cuenta Pablo Cantero su primera experiencia con un prototipo de las gafas Eyesynth. Este dispositivo, desarrollado por una startup de Castellón, con el mismo nombre que su producto, permite al usuario reconocer el entorno a través de la emisión de sonidos. Estos se transmiten directamente a los huesos de la cabeza mediante unas almohadillas, sin necesidad de auriculares y, por tanto, dejando libres los oídos.

Cuando hay silencio el usuario sabe que no hay nada delante. Y cuando escucha un siseo, una línea de silbido susurrante, “el rumor del mar” –según lo describen desde Eyesynth–, es que hay objetos. “Escuchar que hay algo ahí, sin haberlo preguntado o sin haberlo tocado, es algo que me recuerda a cuando veía, antes de los 11 años”, expone Pablo, que con esa temprana edad vivió las consecuencias de un tumor cerebral que lo dejó sin ver, aunque esto no le ha impedido practicar deporte a alto nivel y sacarse la carrera de psicología. Sobre el sonido comenta que si el siseo es más grave significa que el objeto está abajo. Y si el siseo es fuerte, el objeto está cerca.

Pablo identifica la mano Antonio Quesada, CEO de Eyesynth, con ayuda del dispositivo

Pablo identifica la mano Antonio Quesada, CEO de Eyesynth, con ayuda del dispositivo (Eyesynth)

Eyesynth es la combinación de un chip de alto rendimiento, sensores y un software especialmente diseñado para el procesamiento de imágenes. “Mediante dos cámaras se graba vídeo en tres dimensiones. Así generamos un mapa tridimensional del entorno en tiempo real”, explica Antonio Quesada, CEO de la empresa.

Las imágenes se obtienen a razón de 60 veces por segundo y el procesamiento se realiza en tiempo real, para tener la mínima latencia posible. “Después se procesa la información mediante un motor de audio, para convertir esa información tridimensional en sonido”, apunta Quesada. Con estos sonidos un usuario puede saber la forma de un objeto, su tamaño y la distancia a la que está.

Eyesynth es consecuencia del abaratamiento del hardware, como chips y sensores; de su miniaturización, un aumento significativo en su capacidad y de las mayores facilidades para desarrollar algoritmos de software. Es decir, hace una década no se habría conseguido desarrollar un dispositivo con sus características.

“Hemos trabajado el diseño muchísimo para que sea lo más discreto posible. Para que sea una gafa deportiva y no llame la atención”

Como estas gafas, también hay otros proyectos tecnológicos que buscan dar asistencia a las personas ciegas. La empresa israelí OrCam ha desarrollado un dispositivo que se coloca sobre cualquier gafa y pasa los textos a voz. El usuario tiene que señalar el cartel, el libro o cualquier otra superficie grabada con letras y un altavoz se lo lee.

Las gafas son una de las formas más recurrentes para empaquetar tecnología de asistencia a invidentes. La compañía estadounidense Wicab ha desarrollado unas gafas que también transmiten al usuario información sobre su entorno. Se llaman BrainPort V100 y las imágenes que graba su cámara se traducen, mediante un transmisor colocado en la lengua, en estímulos eléctricos. Así el usuario se puede conocer la forma, tamaño y localización de objetos cercanos.

Otro de los campos donde se ha esforzado la tecnología es en la lectura del braille. El proyecto Canute, de los británicos Bristol Braille Technology, busca desarrollar lo que sería un ereader para braille. Cualquier libro almacenado se muestra en caracteres de braille gracias a un panel que configura su relieve de forma dinámica. Ellos defienden que su sistema, en contra de otros que usan cristales piezoeléctricos, permite reducir el precio de venta. Tienen previsto que el dispositivo cueste aproximadamente el precio de un iPhone, 667 libras, apuntan.

Canute permitirá traducir cualquier texto al sistema braille
Canute permitirá traducir cualquier texto al sistema braille (Bristol Braille Technology)

La empresa granadina Outbarriers tiene otra propuesta. Su objetivo es hacer accesibles los comercios a las personas ciegas. Para esto propician la instalación, en tiendas, de sensores llamados beacons, capaces de conectar de forma inalámbrica con una aplicación de móvil. Cuando alguien que tiene la app pasa cerca de un sensor, este envía al móvil del usuario un texto explicativo sobre el entorno. “A la izquierda hay una sombrerería” es una de las frases que podría transmitir la aplicación.

Cautela ante las novedades

Estos nuevos dispositivos tecnológicos que van surgiendo hay que estudiarlos con prudencia, según Guillermo Hermida, director del Cidat, el centro de investigación de la ONCE. Aunque afirma que es bueno probar cualquier novedad, el directivo recuerda que proyectos de este tipo se desvanecen constantemente con la misma rapidez con la que brotan.

“Hay muchos proyectos, pero fracasan porque son tecnologías muy invasivas”, comenta Hermida. “Nosotros siempre decimos que queremos ser personas lo más normales posible y pasar lo más desapercibido posible. Y si yo, en una conferencia, levanto un móvil y saco una foto nadie me va a mirar. Si yo voy con unas gafas que llevan un cable colgado a una batería, esto ya destaca mucho más”.

Hermida da su receta para que estos dispositivos tengan una buena acogida. “La tecnología tiene que ser útil, económica y socialmente no invasiva”, sentencia.

Tecnología para invidentes
Tecnología para invidentes (Pablo G. Bejerano)

Así, este tipo de tecnología asistencial se ve obligada a convertir la estética en una prioridad, como por otra parte ocurre con la electrónica de consumo en general. Antonio Quesada, CEO de Eyesynth, lo ha aplicado a su producto. “Hemos trabajado el diseño muchísimo para que sea lo más discreto posible. Para que sea una gafa deportiva y no llame la atención”, apunta, aunque admite que a nivel técnico es una pesadilla hacerlo así.

Eyesynth, como el resto de dispositivos, aspira a ser un apoyo para ciegos que perdure en el tiempo, a colarse en el abanico de herramientas, como el perro guía o el bastón, que las personas invidentes –más de 70.000 solo en España, según la afiliación a la ONCE – usan en su día a día para hacerse la vida más cómoda.

Más de 70.000 personas invidentes en España están afiliadas a la ONCE

 

 

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