Síndrome de Down – Mujeres al desnudo: Madres «especiales»

He convivido con un montón de mujeres, desde mis hermanas, mi madre, mis abuelas, mis tías, mis primas, compañeras de trabajo, compañeras de la escuela, vecinas, colegas, maestras, etcétera, pero desde hace tres años he convivido con un grupo destacado, un grupo de mujeres que tienen hijos con alguna discapacidad y son mujeres realmente excepcionales.

La gran diferencia con los demás círculos es que aquí: no hay apariencias, no hay clichés, no hay presunción.
Terminamos siendo en una sala de espera de un hospital, de la guardería, de la escuela, del centro de estimulación: ¡Mujeres desnudas!, sin tapujos.
Somos diferentes entre nosotras, complexiones físicas diferentes, estrato social opuesto, nivel escolar diverso, múltiples ideas religiosas, ideologías políticas contrarias, habemos liberales, conservadoras, revolucionarias, contestarías, quietas, mujeres trabajadoras, mujeres dedicadas al hogar, vendedoras ambulantes, gerentes, burócratas…
Pero aquí en este grupo somos simples, abiertas, platicamos nuestros temores, nuestros sueños, nuestros esfuerzos diarios sin tener esa idea de querer sobresalir, pasar por encima de la otra, sólo convivir, sólo dialogar tener un alguien que nos entienda, que nos escuche sin prejuicios, sin decirnos nada, sólo entendernos.
El entusiasmo por cada pequeño logro de nuestros hijos, o de los hijos de las otras es igual, no importa que un niño con 3 años apenas comience a caminar el ánimo, las muestras de apoyo, las felicitaciones por el trabajo son la constante… no existe cabida para otra cosa.

Platicamos de peleas maritales, de los miedos, de los temores, de todas las sensaciones cotidianas de manera abierta sin una estela que disimule o cambie el color y la forma de las cosas, simplemente terminamos estando desnudas frente a las otras, porque ellas me comprenden sin tener que explicar, porque han pasado por el mismo camino, han tenido miedo, han tenido tristeza y no tenemos temor a confesar los sentimientos más ocultos, no hay manera porque la otra los conoce a la perfección. Hay cosas que tal vez no confesemos en otro círculo de amistad pero aquí, las palabras fluyen…

Este círculo de mujeres al que pertenezco son mujeres valerosas, valientes, emprendedoras, con amor hacia sus hijos, con ese ahínco diario de seguir tirando para adelante, de no sentir vergüenza por salir a la calle con hijo con discapacidad, de luchar día a día por abrir más puertas.

Son mujeres inteligentes, desnudas, aprendiendo día a día a dejar de lado nuestros prejuicios, de aquí para adelante labrando un camino mejor pese a nuestro temores, miedos e ignorancia… conociendo y aprendiendo que la vida sigue su curso y nos toco la fortuna de aprender, de aprender a creer y a conocer las cosas valiosas de la vida, a valorar los pequeños y minúsculos logros y hacer una fiesta por ello.

Son rostros de pasión, y aquí en una sala somos rostros sin maquillaje, al natural… valerosas  día a día.

Nota: sí tienes un pequeñín con alguna discapacidad y no sabes hacía dónde ir, sí tienes miedo de amarlo y aceptarlo, sí no sabes como estimularlo y trabajar con él, sí no sabes enfrentar tus temores, tu energía positiva o negativa… acércate a otra madre o a otro padre de un niño con discapacidad y el panorama cambiará totalmente.

Fuente:sindromededownenmexico.blogspot.mx
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