Sacudir a un bebé no es un juego

Bebé llorando.

Sujetar a un niño de las costillas o los hombros y sacudirlo hacia adelante y hacia atrás, es la opción menos indicada para hacer que deje de llorar. Aun así, muchas personas, entre las que se pueden mencionar padres, madres, padrastros, madrastras, familiares cercanos y cuidadores, emplean esta agresiva técnica para hacer que un infante cese su llanto, y lejos de conseguirlo, puede aumentar e incluso dejar lesiones severas. Este es el síndrome del niño sacudido, un tipo de maltrato infantil que afecta a menores de 2 años y que no deja huellas tan visibles como las provocadas por los golpes, pero sí puede causar terribles secuelas e incluso la muerte.

 

En el interiorUna sacudida brusca o ‘de latigazo’ como la llaman los médicos podría no ser similar a un golpe ante los ojos de un cuidador, sin embargo a nivel interno ocurren muchos daños en el organismo del bebé. “Cuando se produce este mecanismo de aceleración y desaceleración en la sacudida, el cerebro del bebé pega con las paredes internas del cráneo y se ve lesionado al rebotar contra él”, explica el doctor Manuel Velasco, director general del Hospital Municipal de Torreón. “Como los vasos sanguíneos, arterias, venas, tienen una textura muy fina, al golpear bruscamente contra la pared interna del cráneo, se van a lesionar y van a dejar escapar sangre, que pueden ser gotitas o coágulos muy grandes, dependiendo de la intensidad del movimiento”. Esta sacudida puede dejar una o varias hemorragias dentro del cerebro del bebé, y además de sangrar se inflama, lo que los médicos llaman edema cerebral.

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A nivel ocular pueden producirse otras lesiones, asegura el médico, “todas relacionadas con las venitas, las arterias del fondo del ojo que se llaman retina, y ahí se van a encontrar más lesiones hemorrágicas”. Además puede haber fracturas en el tórax y en las vértebras.

Dependiendo de la magnitud y tiempo del daño, el bebé puede perder el conocimiento, tener convulsiones, movimientos anormales e incluso llegar a fallecer.

En el hospital El bebé puede llegar consciente al hospital si no fue tan fuerte la agresión, y los síntomas son claros: el bebé está irritable y tienen un llanto inconsolable por el daño que ha sufrido en su cerebro y huesos, prácticamente los padres o cuidadores los llevan por esta razón. Pero si el daño fue muy severo, el bebé puede llegar inconsciente o muerto.

“El médico debe sospechar si tiene estos datos: llanto inconsolables, si ve el fondo de ojo y hay lesiones en la retina. En este caso pedirá radiografías especiales como la resonancia magnética o tomografía computarizada, y ahí se va a encontrar la causa del llanto, que es un coágulo dentro del cerebro, una o muchas hemorragias cerebrales. También las fontanelas se abomban, debido a la presión del cerebro por la hemorragia y por el edema”, dice el médico.

El daño cerebral también puede ocasionar paros respiratorios y con eso se sospecha que un bebé sin lesiones externas de haber sufrido una caída o de tener golpes, está sufriendo de una hemorragia interna. “El médico sospecha entonces que el bebé tiene el síndrome del niño sacudido y tendrá que hacer todas las diligencias para que el daño no sea mayor, apoyarse con trabajo social y hacer una denuncia ante el Ministerio Público para que los padres no lo sigan agrediendo”.

Secuelas Si el bebé no llega a morir, si la lesión fue muy severa habrá daños que lo acompañarán toda la vida, como trastornos del lenguaje, neurológicos, del habla, de la audición, de la visión, ceguera, parálisis e imposibilidad de caminar y además síndromes convulsivos durante toda la vida. ‘Dependiendo del grado de la lesión será la secuela que lo habrá de acompañar y tendrá que integrarse a un centro de rehabilitación infantil’, asegura el médico.

El perfil del agresor Las personas que dejan a otras personas cuidando a su bebé, deben observar las características emocionales y situación actual del cuidador. ‘Desafortunadamente se ve mucho con padrastros que lesionan a los bebés porque no toleran el llanto. También hemos visto como asociación si el padrastro usa drogas y está desempleado. Cuando un bebé llega lesionado a un hospital, se pregunta por el estado del matrimonio, y es sospecha si la pareja está divorciada, y si el cuidador usa drogas y está desempleado’.

Juegos bruscos

Hay padres, que por ignorancia y el afán de entretener a sus hijos, utilizan movimientos bruscos durante sus juegos. Este tipo de movimientos también forman parte del síndrome del niño sacudido, aún cuando la intención sea diferente. “Es importante alertar a los papás de que el bebé no es un balón, al que pueden agitar, aventar o elevar y volverlo a sostener, pues sus estructuras internas son muy delicadas y se pueden lesionar, no tan solo a nivel del cerebro, a nivel de articulaciones, lesiones de los huesos o lesiones internas abdominales”. La recomendación es que los papás y familiares eviten estos juegos bruscos, pues sólo dañan a sus hijos.

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