Tal vez hayas escuchado hablar del autismo, o conozcas a alguien con este trastorno, o a algún amigo o amiga con un familiar que lo padece. La referencia más popular sobre el tema llegó a través de la película «Rain Man», en 1988, en la que Dustin Hoffman interpretaba a una persona con autismo. Tras la película existe una cruda realidad: uno de cada 150 niños están dentro del espectro del autismo, considerado la discapacidad infantil de mayor prevalencia, más que el Síndrome de Down, el cáncer infantil y la diabetes juntos.
La Enciclopedia de la Psicología de la Editorial Océano; Barcelona, España, en su tomo IV, define al autismo como «un trastorno del desarrollo caracterizado por una alteración cualitativa de la interacción social, con un uso marcado de múltiples comportamientos no verbales, incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros y falta de reciprocidad emocional (ausencia de la tendencia espontánea para compartir intereses con otras personas).
Asimismo en esta enciclopedia de se señala que en el autismo «se observan alteraciones cualitativas de la comunicación (retraso o ausencia de desarrollo del lenguaje, lenguaje repetitivo, ausencia del juego espontáneo, etc.) junto con patrones de comportamiento estereotipados, caracterizados por manierismos motores repetitivos y rituales. Se inicia antes de los 3 años, existiendo un riesgo significativo de trastorno autista en los hermanos de los sujetos afectados por el mismo».
Es importante apuntar que en el 75 por ciento de los casos existe un diagnóstico asociado de retraso mental moderado. El curso de esta enfermedad es continuo, de forma que sólo un pequeño porcentaje de individuos autistas llegan a vivir y trabajar autónomamente en su vida adulta. El tratamiento es muy complejo e incluye aproximaciones conductuales y neurolépticos.
Cada dos de abril, se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), emitió un mensaje en esa fecha de 2014 en el que señaló: «Este año, el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo brinda la oportunidad de honrar la creatividad de las personas con trastornos del espectro autístico, y de renovar nuestro compromiso de ayudarlas a realizar su gran potencial. Valoro muchísimo mis reuniones con personas afectadas por el autismo: padres, hijos, maestros y amigos. Su fortaleza es fuente de inspiración; merecen todas las oportunidades posibles de educación, empleo e integración».
Resulta imprescindible que, teniendo en consideración la tendencia humanística presente en la mayoría de los seres humanos, conozcamos más sobre este trastorno que preocupa mucho a los padres, la familia y a todos los seres humanos de buena voluntad.
Se estima que lo padecen 67 millones de personas en el mundo. Afecta a todos los grupos raciales, étnicos y sociales, y los varones tienen cuatro veces más probabilidades de sufrirlo que las hembras.
Algunos especialistas consideran que en los últimos años el autismo se ha convertido en una epidemia. Investigaciones recientes aseguran que se ha multiplicado por 10 durante la década pasada y nadie todavía puede asegurar sus causas, aunque ya hay consenso para mencionar a algunas.
Los síntomas pueden ser desde muy leves hasta sumamente graves. Todos se caracterizan por diversos grados de pérdida de las habilidades sociales y de comunicación, así como por comportamientos reiterativos.
Las personas con autismo suelen tener dificultades para darle un sentido general al mundo, por consecuencia, no pueden hacer amistades significativas y poseen una capacidad limitada para comprender los sentimientos de los otros. La realidad para una persona con autismo se basa en una nube confusa de gente, objetos, acontecimientos y lugares, no tienen límite, orden o significado claro sobre el mundo en el que viven.
Se describen tres características principales de este trastorno.
1. La primera se basa en la interacción social: en donde uno nota la dificultad del individuo para relacionarse, se le observa distante e indiferente.
2. La segunda es la dificultad en la comunicación social: no existe, o es escasa, la comunicación verbal y no verbal; por ejemplo: no comprenden de forma completa el significado de gestos, expresiones o del tono de voz.
3. Y por último el autismo hace que la persona carezca de imaginación: tienen un limitado grupo de actividades a realizar fijado en su cabeza y siempre lo copian realizando dichas actividades una y otra vez.
El autismo es un trastorno físico ligado a una biología y química anormales en el cerebro, cuyas causas exactas se desconocen. Probablemente haya una combinación de factores que lo originan.
Las personas con autismo pueden tener características y síntomas muy diferentes, se considera que el autismo es un trastorno de espectro amplio, esto significa que no hay dos personas con autismo que tengan exactamente igual cuadro clínico.
Algunos personas con autismo pueden experimentar síntomas leves del trastorno, mientras otros desarrollarán síntomas más agudos. El Síndrome de Asperger, por ejemplo, es una de las versiones más leves del trastorno.
