¿Puede un baño caliente aliviar los síntomas de la depresión?

Depresión

Primero la melancolía deja de ser pasajera y se transforma en una tristeza tenaz. Luego la irritabilidad, la impotencia, la culpa y la apatía toman el control. El insomnio se apodera de las noches, la memoria falla, la vida comienza a ponerse cuesta arriba. La terapia a veces no es suficiente para tratar la depresión y debe acompañarse de ayuda farmacológico; pero los efectos de la medicación tardan en hacerse palpables y esto desespera. Calma. Un buen baño caliente podría ayudar.

Es lo que sugiere un pequeño estudio de la Universidad de Freiburg (Alemania) en el que los investigadores han comparado los beneficios de hacer ejercicio con los de tomar baños calientes para aliviar los estragos de la depresión. Tras monitorizar a los 45 participantes divididos en dos grupos (unos hacían deporte y otros se daban un baño), las conclusiones mostraron que dos inmersiones relajantes a la semana, de entre 20 y 40 minutos a 40ºC, tenían un efecto equivalente al del ejercicio recomendado, normalmente, por los médicos a las personas que siguen un tratamiento con antidepresivos.

En el caso del ejercicio «es aconsejable caminar al menos una hora al día», asegura Enric Álvarez, director del servicio de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, porque los fármacos tardan dos o tres semanas (en algunos casos hasta cinco) en mejorar el estado de ánimo. El deporte fomenta la producción de catecolaminas, unos neurotransmisores relacionados con la función cognitiva, el dolor y el estrés, que son anormalmente escasos en las personas deprimidas. Así, la espera hasta que los medicamentos causen efecto es más llevadera.

Según la nueva investigación, los baños tienen un efecto similar, lo cual es una gran noticia para quienes no pueden ejercitarse por tener alguna limitación física. «Aunque el trabajo deja claro que los baños no pueden sustituir a los fármacos«, subraya el psiquiatra.

Poner en hora el reloj biológico para dormir mejor

Los autores del trabajo argumentan que esto podría estar relacionado con los ritmos circadianos (nuestro reloj biológico) que gobiernan numerosas funciones biológicas. Entre otras cosas, son responsables de mantener un ciclo de 24 horas en el que se regula la temperatura del organismo, de manera que el termómetro siempre marca el valor más bajo de la jornada durante la noche para conciliar más fácilmente el sueño.

Los pacientes con depresión sufren las consecuencias de un reloj desatinado, que ha perdido el compás. Su cuerpo no se prepara para el descanso, por lo que acumulan agotamiento. Álvarez explica que un baño entre las dos y las seis de la tarde —como propone el estudio— podría forzar los mecanismos de refrigeración que no actúan en las personas deprimidas y ayudar a mejorar su descanso.

En todo caso, el especialista advierte de que, aunque el estudio está razonablemente bien hecho, tiene algunas limitaciones: son muy pocos participantes y algunos de ellos abandonaron la investigación antes de acabar (13 de los 23 asignados al grupo del deporte), entre otras. Por esto, Álvarez recomienda tomarse los resultados con cautela, aunque, admite, «todo suma». Quizás, concluye, «si además del ejercicio físico, se toman los baños calientes (algo que no se ha estudiado), al paciente se le haga más llevadera la espera a la respuesta de los antidepresivos».

 

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