Durante mucho tiempo me atormentó una pregunta: ¿por qué no sé a qué me gustaría dedicarme? De niña pensaba que algunos tenían suerte: desde su infancia sabían si querían ser doctores o astronautas. Luego crecí y me di cuenta de que más bien era lo que sus padres querían que fueran. Sin embargo, miraba a aquellas personas que, por ejemplo, se dedican al baile y cada día se vuelven mejores en su oficio. ¿Y yo?
Me regañaba una y otra vez. Las pruebas de orientación profesional me decían que podía escoger cualquier camino. Gracias, pero esto ya lo sabía. Por eso es que les pedí a mis padres un “año libre“ antes de empezar con mi formación profesional; no sabía qué era lo que quería estudiar. También por esto estudié tres especialidades en 4 universidades diferentes. Siempre fui excelente en mis estudios pero no logré conseguir ni un diploma. Sólo tiempo después obtuve un certificado de coach profesional.
Ahora estoy feliz con mi vida. Han pasado muchos cambios. Toda mi experiencia, mis fracasos y descubrimientos me llevaron a donde estoy ahora, y eso me hace feliz. Todavía me esperan muchas curvas inesperadas en mi vida, y lo sé.
El libro de Barbara Sher Niego a elegir (Refuse to choose!) casi me hizo llorar. Me sentí identificada. ¡Y resulta que estoy bien! ¿Me oíste? Estoy bien. Sólo soy un ”escáner».
Me duele ver cómo la gente se atormenta por no poder apegarse a una sola forma de vivir, y que consideren como un defecto garrafal sus mejores cualidades: la curiosidad, el entusiasmo por lo nuevo, la voluntad y el deseo por explorar lo desconocido; todo aquello que los hace vivos de verdad. ¿Quién dijo que un escáner tiene que cambiar su manera de vivir y de pensar?
Un escáner quiere tenerlo todo no por ser una persona codiciosa o consentida, lo hace por la misma razón por la cual tus músculos quieren hacer ejercicio. A las personas escáneres les gusta la variedad porque su cerebro absorbe cualquier tipo de información rápidamente y está listo para aprender algo nuevo. Los escáneres, por lo general, tienen talentos en campos distintos, y están creados para realizar sus talentos y aprovechar sus habilidades.
La mayoría de los escáneres no se apegan a la estabilidad que tanto necesitan las demás personas. Para muchos, los cambios son cosas que arruinan y amenazan su forma de vida. Un escáner, al contrario, disfruta de ellos. A él, a diferencia de muchas personas, no lo asusta la posibilidad de convertirse en un novato otra vez.
Lastimosamente, nos acostumbramos a tratar a las personas escáner de esta forma. Se cree que si una persona no se dedica de manera profesional a un sólo oficio, tiene grandes problemas. ¿Por qué los escáneres de repente dejan las cosas a la mitad?
Si el imán que atrae a un escáner a algún oficio, se debilita, quiere decir que ya cumplió lo que quería hacer. Ya logró sus objetivos, ya no hay más metas. Y es por eso que pierde interés hacia esa actividad. No es que sea perezoso, distraído o despreocupado; simplemente deja de trabajar en un asunto cuando logra las cosas que quería lograr. Es normal, tan normal como sentarse a comer cuando tienes hambre y dejar la mesa cuando te llenas. Es obvio para todos pero las personas escáner batallan para comprenderlo.
Como resultado, un escáner típico es aquel que cambia de aficiones en un tiempo realmente breve, porque tiene un intelecto fuerte y voraz cuyo platillo favorito es el conocimiento. Más que nada, a los escáneres nos encanta estudiar algo nuevo. Y ese es nuestro talento principal.
Fuente: interesno
