Ni raros ni pedantes, son niños asperger

Ni raros ni pedantes, son niños asperger

Desde que nació su hijo ella sabía que era diferente, pequeñas manías que para los médicos “entraban dentro de lo normal”, y fue Google el que le dio una pista, ya que encontró “los síntomas en una web sobre el autismo”, “en ese momento se me cayó el mundo encima”, el niño tenía el síndrome de Asperger

Sin embargo, “también fue un alivio poder poner una etiqueta, saber lo que le pasa a mi hijo”.

El síndrome de Asperger es una discapacidad que forma parte de los Trastornos del Espectro Autista (TEA), son “personas con una discapacidad social” ha explicado a Efe el director técnico de la Asociación Autismo Sevilla, Marcos Zamora, que ha definido el asperger como “un trastorno del desarrollo que afecta prácticamente desde el nacimiento a las habilidades sociales, comunicativas y emocionales” y que puede ser detectado entre los 18 y 24 meses.

Son personas inocentes, incapaces de mentir, tan hiperrealistas que no entienden las bromas ni los juegos de palabras, parecen pedantes, raros, egoístas y adoran las rutinas, son éstas pequeñas pistas que llevaron a una de las cientos de madres con hijos que padecen el síndrome de Asperger, a iniciar una larga carrera por diagnosticar a sus hijos y poder poner un tratamiento.

Ni pediatras ni psicólogos fueron capaces de dar con lo que le pasaba a su hijo, “las características estaban ahí, pero para ellos no eran demasiado evidentes”, fue en la Asociación de Autismo Sevilla dónde dieron con lo que le ocurría a su niño, tenía asperger, un síndrome que afecta a uno de cada 166 nacimientos según los últimos estudios realizados en los Estados Unidos y del que poco se sabe aparte de que afecta a una niña de cada cuatro niños.

Según Marcos Zamora, es una enfermedad de la que se sabe poco, su origen es incierto aunque por estudios que han realizado se sabe “que hay factores externos como los altos niveles de polución, el uso de pesticidas en la alimentación y el aumento de la edad del padre que hacen que crezcan las posibilidades genéticas”.

El asperger posee tres características fundamentales que afectan en mayor o menor medida a todas las personas diagnosticadas.

Un rasgo principal son las dificultades que experimentan para entender el lenguaje, según Zamora, son personas con cocientes intelectuales dentro de la media pero que carecen de la capacidad de entender el lenguaje, con dificultad en el uso y la compresión de gestos.

Poseen una ‘ceguera emocional’ que les impide reconocer los sentimientos a través de las expresiones faciales, no identifican los sentimientos asociados a cada rostro, ni no diferencian una cara feliz de otra triste.

Otro rasgo característico es que tienen un foco de interés muy localizado, “si les gusta un tema, se vuelven expertos”, ha explicado Zamora.

La evolución de los niños suele ser positiva, el diagnostico y la atención temprana favorece el desarrollo y ayuda a modificar los comportamientos dando herramientas para que los niños aprendan a desenvolverse en la sociedad.

“Intentamos dar las pautas a nuestro hijo para que pueda desenvolverse por si solo, que la sociedad no se tenga que adaptar a él”, explica la madre y señala que “tiene que enfrentarse a situaciones que no va a poder controlar y superarlas”.

Se trata, como indica Marcos Zamora, de “hacer explicito, lo que socialmente es implícito”.

Las personas con Asperger no saben imitar el comportamiento ni improvisar, “si no le explico a mi hijo que tiene que estar sentado, él se paseará porque es como esta más relajado” ha indicado la madre de un niño con el síndrome.

Los niños se convertirán en adultos que quizá, como explica Zamora, necesiten ayuda para integrarse en sus ambientes de trabajo, pero que una vez aprendidas las normas pueden trabajar y formar una familia sin que el síndrome sea un problema.

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