Una vez el oscarizado guionista Dustin Lance Black dijo que, si cortásemos el pastel de la sociedad en diminutas porciones, descubriríamos que de una forma u otra casi todas las personas son una minoría. La televisión parece obedecer este principio ofreciendo cada vez más diversidad. ¿Y quién se merece un retrato como es debido? La comunidad autista, protagonista de Atípico, la nueva apuesta de Netflix.
Como es habitual, los abonados pueden encontrarse de golpe todos los capítulos de la primera temporada en el catálogo de la plataforma, que se ha estrenado este viernes. A través de la serie, el público podrá conocer la historia de Sam (Keir Gilchrist), un adolescente que se encuentra en el espectro autista y que, como todo joven de su edad, quiere encontrar el amor y la independencia de su protectora madre.
La madre está interpretada por Jennifer Jason Leigh, todo un icono noventero (Mujer blanca soltera busca) que ha resucitado en los últimos años (Los odiosos ocho), y que deberá replantearse la maternidad y su vida. Si Sam necesita encontrarse a si mismo como persona adulta, ella debe redefinir su relación con él, dejarle un margen para equivocarse y reinterpretar su vida más allá de su preocupación por el futuro y la felicidad de su hijo.
Es un paso adelante en la normalización de las personas con autismo, que hasta este momento se han encontrado desdibujados (Sheldon de The big bang theory es un sí pero no) o definiéndose por el síndrome de Asperger (Temperance Brennan de Bones). Probablemente los casos más interesantes vistos en televisión recientemente sean la detective Saga Noreen de Bron/Broen y Max Braverman de Parenthood.
El retrato, además, no se hizo a la ligera. La creadora Robia Rashid trabajó ccon Michelle Dean de consultora, doctorada en el campo de la investigación y el tratamiento del autismo. El objetivo era que los ocho episodios sirvieran para representar con verosimilitud y respeto el colectivo, desde el entretenimiento, la comedia y el drama.
