Mujer moderna en contraste

Mujer moderna

Son las 5:30 de la mañana y comienza otro día. Levantarse de la cama es lo más complicado por el cansancio del día anterior. Acto seguido, hay  que bañarse y vestirse a millón para preparar el desayuno y alistar a los niños. Espera poder salir de la casa antes de las 7:00 de la mañana, el tiempo apremia y sigue corriendo, ya queda una hora y mucho por hacer. El negocio debe estar abierto y operativo a las 8:00am. Salir de la casa con los tres chamos punta en blanco, desayunados y sin dejar nada atrás, ya es todo un reto; volver fuera de horario sería catastrófico y complicaría el resto del día. Con suerte, hoy el almuerzo es preocupación del esposo, aunque eso puede variar, algunos días la rutina cambia.

Jennifer Abeu –Saleh tiene 33 años, tres hijos y está casada. Estudia Arquitectura en la Unet; aunque no ejerza, espera graduarse pronto. Es dueña de una pastelería en la ciudad de San Cristóbal, también dicta cursos de repostería y se mantiene activa durante todo el día. Entre las ocupaciones del local, los pedidos, la familia y cualquier otra cosa que se presente, dice no tener tiempo para nada, menos para ella. Aunque cuenta con el apoyo de su esposo, es mujer, siempre quiere al menos supervisar, la probabilidad de que algo salga mal aterra, la presunta ignorancia y exceso de preguntas de los hombres da un motivo adicional para no dejarles grandes responsabilidades.

Su esposo lleva a la pequeña al preescolar,  la mayor tiene transporte, en taxi o transporte público, lo que toque, dependiendo de la hora y del presupuesto, se va con Rubén (el bebé) a la pastelería en Barrio Obrero. Entre reuniones, por su cabeza continúan pasando pendientes. Desconectarse es imposible, el proyecto de la escuela de la mayor, buscar la leche del pequeño, hacer la compra, mandar a reparar la filtración, su pareja y un sinfín de detalles más.

La mañana transcurre entre pedidos. Llega a limpiar y hornear, hacer mezclas y masas, se hace la producción del día y para distribuir, así como la de vender en la pastelería. Los lunes en la mañana hay clases del diplomado que dicta; mientras tanto, el bebé permanece con ella. Al mediodía llegan las niñas de los colegios y almuerzan juntos, descansan, hacen tareas en el local y continúa el trabajo.

Peluquería, maquillaje, cine, ropa, gimnasio o salir con amigas, están descartados de la regularidad, con extrañeza pregunta, “¿Una peluquería?, ¿qué es eso?”. Ahora son otras las responsabilidades, los gastos y la distribución del tiempo. La compra por ejemplo, está pautada para los días jueves. Las actividades extra rutinarias deben ser agendadas para que alcance el tiempo; pero la prioridad siempre son los niños. Los únicos gustos que se da son eventos gastronómicos, “no gasto en nada que no le aporte al negocio. Es el patrimonio de mis hijos”.

El secreto, aparte de nacer con la bendición de ser mujer, es contar con el apoyo de otras personas, quienes facilitan el salir adelante con los hijos, rompiendo los límites y parámetros sociales que dirían que una mujer solo debe estar en la casa para ocuparse del hogar.

“Todos los días traen algo nuevo. He pasado por muchas cosas y es un reto constante, tener hijos, estar casada y un negocio no ha sido fácil, no debería serlo. Estuve fuera del país y con ese viaje y lo que me ha dejado Panamá, me confirmé dónde quiero estar”, su casa y su familia es lo que la hace feliz.

La mujer soltera: Responsable e independiente 

Son las 6:30 de la mañana y empieza otro día. El despertador a veces suena a las 7:00, hay posibilidad de quedarse un rato más en la cama; como no hay niños, el tiempo alcanza, debe estar lista antes de las 8:00 de la mañana. Ducha, ropa, maquillaje, tender la cama, dejar todo listo para los cachorros y alistar el almuerzo; así como el bolso deportivo, hacen que salir de casa se retrase. No planea volver a su hogar hasta después de las 8:00 de la noche. Pasa todo el día en la calle, su casa la agobia, prefiere salir, compartir y tomar inspiración de la ciudad.

Vanessa Duarte tiene 28 años, es administradora, trabaja en una constructora y adicionalmente tiene un negocio asociado de creación de trajes de baños, para venta a través de las redes sociales, al que le va muy bien. Vive con su madre en un apartamento en Pueblo Nuevo, es soltera (con novio) y no tiene dentro de sus planes tener hijos, al menos por ahora, dice no tener el tiempo, ni el instinto para eso. Por asuntos de trabajo viaja mucho, pero es para ella un deber placentero. Pensar en que alguien más dependa de ella, le aterra. Su segundo hogar es su carro; afirma que es un desastre pero es donde está todo lo que necesita.

La mañana la pasa en la oficina, los números y contratos son lo suyo. A media mañana sale a llevar algunos encargos de la mercancía que confecciona al resto del país, aún con su trabajo oficial, no descuida su arte porque la apasiona y disfruta invertir su tiempo entre diseños y costuras. “Se suele pensar que no tener hijos te quita méritos como mujer, pero no lo veo de ese modo, igual estoy encargada de mi hogar, tengo un trabajo y creo ser exitosa, me faltan horas del día para todas las actividades y compromisos. Que pienso más en mi, sí; pero soy independiente, responsable y disfruto, eso no es malo”, relata.

Su horario laboral es flexible, tener carro le da la ventaja de llegar rápido a cualquier lado. Al salir del trabajo, por las tardes va a ejercitarse a un gimnasio y luego a practicar otra actividad física; cuando quiere, también se reúne con amigas o su pareja, porque afirma que todo lo que hace es por gusto, no obligación. Pasadas las 8:00  de la noche vuelve a casa, atiende a los “bebés” (sus perros), prepara el almuerzo, actualiza redes, se pone a diseñar y adelanta pedidos para no quedar mal con la clientela. El tiempo libre y los fines de semana no los desaprovecha, siempre busca excusas para ir a cenar o al cine.

Gana bien, su promedio mensual le alcanza para mantenerse junto con su madre, llevar un estilo de vida activo, darse uno que otro gusto, salir a disfrutar con su novio y amigos, y de vez en cuando ahorrar, todo en medio de una economía que cada día resulta más “apretada”.

Asegura que al ser mujer, pueden existir trabas; pero a veces la feminidad tiene sus ventajas, “no hay sexos débiles, ahora se habla de la igualdad, pero creo que incluso las mujeres en ciertas cosas superan a los hombres. El empoderamiento de la mujer es cada vez más notable”.

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