Se tiende a pensar que los niños mienten con malicia y las mentiras se convierten en un problema para la familia. Sin embargo, las mentiras de los más pequeños (entre dos y cinco años) son consecuencia de que a esta edad no distinguen bien la realidad de la ficción, y no son más que fantasías que quieren compartir con los demás.
Por lo tanto, los padres no han de preocuparse si los niños narran historias inverosímiles o niegan acciones que si han cometido, ya que no existe en ellos una intención de engañar. Esto se debe a que son incapaces de prever las consecuencias de sus mentiras, y lo hacen como algo natural, sin el objetivo de sacar ningún provecho ni de evitar castigos.
A partir de esta edad, los niños superan el egocentrismo y son cada vez más capaces de comprender el punto de vista de las otras personas. Así, se hacen una idea de las posibles consecuencias que va a tener decir la verdad, y la mentira empieza a ser utilizada intencionalmente para conseguir algo.
El problema surge cuando se convierte en algo rutinario. Los motivos de las continuas mentiras pueden ser varios:
Falta de autoestima y confianza. Ante todo se debe valorar al niño para que, poco a poco, vaya ganando seguridad.
Llamar la atención. Relacionando con lo anterior, buscan sentirse valorados.
Miedo. El temor a situaciones desagradables, como los castigos, suele ser una de las causas mas frecuentes por las que se miente.
Imitación. A menudo, los padres no se dan cuenta de que los niños imitan todo lo que ven. De esta manera, si en casa observan esta conducta, la tomaran como algo normal.
Cuando la mentira se ha convertido en un recurso que los niños utilizan habitualmente, los padres deben fomentar en ellos dos cosas. Por un lado, han de inculcarles el valor de la sinceridad. Por otro lado, para que esto sea posible, se debe crear un clima que invite a confiar en los demás miembros de la familia, mediante una buena comunicación. Esto es importante también que no se les haga sentir culpables insistiendo sobre ellos con frases como: «¿porque lo niegas si sé que lo has hecho?» O «¡estas mintiendo»!
