Libro: La lección de vida de Alicia

Alicia Cuesta ha escrito el libro más difícil y sincero de estas navidades. Tecla a tecla, palabra a palabra, con sufrimiento, con lágrimas, con risas, con dudas y gran motivación.

Cinco años de esfuerzo ha necesitado para dar a conocer al mundo en 115 páginas que se leen de un tirón la historia de su vida, la de una niña de Trespuentes que se quedó sin oxígeno en el parto, hace ya 36 años, lo que le provocó problemas de movilidad y dificultades para comunicarse.

En esta aventura literaria la ha acompañado Alejandro, un ilustrador con discapacidad intelectual, que ha convertido en imágenes rotuladas las escenas más importantes de un libro que llega al corazón. «Ha puesco color a mi vida», señaló ayer la emocionada escritora novel durante la presentación de ‘Yo soy Alicia y esta es mi vida’.

Cansada de practicar la lecto-escritura con fichas en el centro de autonomía personal (CAP) al que acude a diario, Alicia dedidió ir más allá y narrar en primera persona su historia, que es también un poco la de otras personas que como ella nacen con parálisis cerebral. «Lo tenía en mi cabeza, pero no sabía como expresarlo y un día fui al CAP y se lo dije a Susana (la educadora). Como no podía escribirlo con bolígrafo lo hacía en el ordenador, letra a letra, palabra a palabra y así estuvimos unos cuantos años». Y en el camino apareció Alejandro González, el dibujante de un calendario que la dejó impactada.

De la suma de ambos nace un libro emocional, accesible, con letra grande, manejable, de lectura fácil. Alicia habla de su infancia y de su adolescencia, de sus padres, hermanos, abuelos y sobrinos, de los que aún le acompañan en su periplo vital y de los que ya no están, del personal de los centros que le ha escoltado en su viaje a la edad adulta como Goizalde y el CAP, de sus amigos, de sus ‘fisios’, de su silla, de sus deseos, de sus frustraciones, de sus sueños, de sus logros y del amor. La vida.

Lágrimas y aplausos

«Soy alta y tengo el pelo largo, aunque sé que eso no dice mucho de mí. También os diré que me gusta hablar mucho con la gente, igual porque la mayoría de mis compañeros de la infancia no se comunicaban hablando o igual porque de todas maneras habría sido una charlatana». Así se presenta Alicia. «También os podría contar que me encanta estar con mis amigos y disfrutar de la vida aunque a veces me rallo con los problemas. Por todo esto, de haber tenido un trabajo, me habría gustado ser psicóloga», sigue.

Es la carta de presentación de una escritora que vence las adversidades y da una lección. «Todas las personas de este mundo somos dependendientes los unos de los otros. Y yo soy otra de ellas sin más. Esto me ayuda a superar momentos duros en los que todo se pone negro, como cuando nos dejan para siempre amigos de toda la vida».

A Alicia le costó mucho empezar a contar su historia pero luego todo fluyó. Y a Álex, que cada día regala una viñeta a sus colegas –«como Don Celes»– se le resistió el dibujo de ella en la cuna. Pero nada de eso se nota en la novela.

Los dos autores estuvieron ayer acompañados por sus padres, a los que se les escaparon las lágrimas, por sus compañeros del CAP y del centro ocupacional foral Helios, que aplaudieron, por sus monitores Susana López de Ullíbarri y José Luis Garmendia y por la diputada de Servicios Sociales, Marian Olabarrieta. «Este libro es un ejemplo para todos de superación personal y de la importancia del esfuerzo y la colaboración cuando se tiene una meta que a priori parece imposible alcanzar», señaló la diputada.

 

 

Original. 

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