Lágrimas de alegría


Después de cenar con mi esposo, Allen, y nuestro hijo, Brandon, quedábamos solo Brandon y yo sentados en la mesa. Yo estaba tan cansada que recosté la cabeza en el brazo de su silla de ruedas. Coloqué su mano sobre mi cabeza para que tuviera esa experiencia “sensorial” de sentir mi cabello entre sus dedos… El reposabrazos de la silla de ruedas es en realidad muy suave y cómodo y nos quedamos en silencio así durante al menos 5 minutos. Creo que incluso me adormecí.

De repente escuché una voz… la voz digitalizada de Brandon a través de su dispositivo de comunicación: “Te quiero.”

Lo miré sorprendida, y mientras se me llenaban los ojos de lágrimas (al igual que ahora, mientras les cuento lo sucedido), Brandon empezó a sonreir. Él sabía cuál sería mi reacción a lo que decía, incluso antes de ver la expresión de mi cara. Sabía lo feliz que me haría con esas tres palabras. Sabía que lo que había dicho me iba a hacer llorar “lágrimas de alegría”.
Le parece cómico que yo llore lágrimas de alegría.

Así que compartimos juntos nuestra increíble felicidad –yo con lágrimas porque mi hijo me había dado este momento inolvidable y Brandon sonriente porque sabía que me había dado este momento, un momento que durará para siempre.

Así que fíjense, sin importar las circunstancias, nunca se sabe qué puede hacer feliz a una persona, ni la forma en que se manifestará esa felicidad. Es diferente en cada caso pero todos debemos sentirla y compartirla.

Espero que mi cuento le haya hecho a Ud., lector, feliz y que esa felicidad le acompañe por un rato o por toda la vida. Bien sea que sonrió o que se le aguaron los ojos o ambos, espero que mis palabras le llegaran al corazón.


Autora: Denise Wolfbiss
Fuente: EP Magazine,

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