La superadora historia de Yulissa, la primera instructora de Zumba con síndrome de Down

Síndrome de Down

Existen muchos ejemplos a nivel mundial que hablan de superación pese a cualquier adversidad. Se sabe que el arte es la mejor manera de liberación del alma y para lograr este estadio no existen barreras que se interpongan. Un claro ejemplo de esto es Yulissa, quien supo encontrar su pasión y superar las limitaciones que la propia sociedad impone para convertirse hoy en la primer instructora de Zumba con síndrome de Down.

Hoy con 24 años y una licencia que certifica su profesión, su historia es sin dudas conmovedora. Tomó su primera clase de Zumba en el año 2008 y fue ahí cuando su amor por las danzar surgió. Esta técnica de baile se volvió sumamente popular y que se lo considera apto para cualquier persona, pero Yulissa no vio a ninguna persona que se parecía a ella al frente de las clases, fue esto lo que la impulsó a cambiar su rutina.

«Zumba es para todo el mundo, y todo el mundo puede hacerlo. No te sientes como si estuvieras haciendo ejercicio. Es como una fiesta», aseguró Yulissa a today.

Refleja que con esfuerzo y dedicación no existen nada posible de vencer

Refleja que con esfuerzo y dedicación no existen nada posible de vencer

Propulsada por su enorme pasión se propuso realizar un exigente entrenamiento. Con rutinas de seis horas por días durante seis años logró su principal objetivo, ser la primera persona con síndrome de Down en el mundo en dictar clases; sin dudas su esfuerzo y talento nato permitió cumplir su sueño.

«A ella le encanta poner una sonrisa en las caras de la gente. Creo que compartir la historia de mi hija servirá como inspiración a otros y para mostrar al mundo que las personas con síndrome de Down son capaces de tanto», aseguró su madre Marlene Palomino.

Entreno seis horas por días durante seis años para lograr obtener su certificado

Entreno seis horas por días durante seis años para lograr obtener su certificado

Yulissa no sólo enseña clases en San Francisco, sino que recientemente comenzó a dictar clases en Alaska en el Congreso Nacional del Síndrome de Down. Sin dudas revolucionó el mundo de las artes demostrándole a miles de personas que con esfuerzo y dedicación todo se puede. Ella ya forjó los primeros pasos de un camino en aptitud para personas como ella, y mostró al mundo entero que los sueños no tiene límites ni barreras.

 

 

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