La historia de Noelia Garella, la primera maestra con síndrome de Down

Noelia Garella se la ve rodeada de chicos. Cada uno le acerca un libro de cuentos diferente. Ella lee: «Una mañana un bebe hipopótamo tenía tanta prisa por ir a jugar que olvidó darle un beso a su mamá». Los pequeños la miran, la rodean, escuchan.

Noelia tiene 28 años y cursó el profesorado de maestra jardinera en el Instituto Superior del Profesorado Dr. Antonio Sobralla de la ciudad de Córdoba. Desde 2012 es una de las docentes del jardín «Capullitos», en Villa Cornú, en la ciudad de Córdoba.

«Les cuento cuentos a los chicos para que aprendan a leer. Hago actividades también con ellos», comenta a LA NACION, desde su teléfono celular.» Por ejemplo, leemos un cuento, luego escuchamos una música y después dibujamos. La literatura es importante para que cuando lleguen a ser grandes los chicos aprendan a ser bien fuertes y bien educados», señala.

Ella dice que desde chica soñaba con ser maestra jardinera. «De chiquita me gustó maestra jardinera porque amo a los chicos. Les dije a mis papás Delfor y Mercedes que me gustaba y empecé a estudiar. Es un profesorado prestigioso acá», aclara.

Ahora revisa su vida y dice que está contenta con lo que construyó. Tiene una carrera, aún vive con sus padres y su hermana pero tiene planes de independizarse. Está de novia con Nicolás, un joven de 24 años con síndrome de Down que estudia promoción de medio ambiente.

En su lugar de trabajo también se siente a gusto. «Con mis compañeros realmente me llevo muy bien. En el jardín todo es lindo. La directora es muy buena y con mis compañeras compartimos las cosas de todos los días sin problemas», dice.


La directora de la institución es María Alejandra Senestrari, que coordina desde hace años este jardín, uno de los 37 de la ciudad de Córdoba. En diálogo con LA NACION agradece la inclusión de Noelia entre sus colaboradoras y señala que es una experiencia única en la provincia. Ella cuenta que está a cargo de un espacio literario por el que transitan 137 alumnos de las seis salas de jardín que tiene el colegio. También está a cargo de coordinar con las mamás de los chicos un sistema de préstamo de los libros del jardín.

«Trabajar con ella es una experiencia de crecimiento. Porque Noelia es especial no por su síndrome, sino porque es una persona especial. Tiene todas las características que tiene que tener un docente: cariñosa, expresiva, tiene una capacidad amorosa única. El ejercicio de estar con ella genera un clima de trabajo totalmente distendido», dice.

Se explaya: «En un grupo de mujeres suele haber complicaciones y Noelia, con esta capacidad amorosa, franca de proponer las cosas, con la alegría y las ganas que tiene, nos llega a todas». La directora también habla de la emoción de los padres de los chicos cuando la ven en el aula leyendo cuentos. «Se emocionan hasta las lágrimas», sostiene.

Noelia también agradece. Se despide recordando que el 21 de marzo es el Día Internacional del Síndrome de Down. Y concluye: «Tenía un sueño que era ser maestra jardinera y tener un buen sueldo para mantener mi vida cotidiana. Hace cuatro años que estoy de novia con Nicolás Arguello. Tenemos planes de casarnos, de tener un hijo muy lindo para que sea feliz. Así yo podré leerle todos los cuentos».
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