La historia de Kevin, el chico de 15 años con parálisis cerebral que volvería a caminar

La historia de Kevin, el chico de 15 años con parálisis cerebral que volvería a caminar

Un grito de auxilio, desesperado, que partió del corazón de una mamá cuyas alternativas habían quedado truncas después de una ardua pelea. Un clamor que despertó a través de la organización Change.org la solidaridad de miles de argentinos que vieron cumplidas las ganas de soñar.

Mirla, una de las heroínas de esta historia, se convirtió en la «voz» de su hijo, un adolescente de 15 años, a quien le diagnosticaron una parálisis cerebral que le impidió moverse en forma independiente. Un andador, enseguida, se transformó para él en su otro gran aliado para todo, desde incursiones en la nieve hasta consultas médicas en el sur del país.

Hoy, luego de despertar de un mal trance, que incluyó cuatro años de negativas, «pulgares para abajo», traslados, operaciones y dificultades, Kevin volvió a sonreír y hay altas chances de que pueda volver a caminar sin ayuda, una vez que reciba el alta definitiva en el hospital Garrahan, donde permanece internado hace ocho meses.

«Fueron semanas agotadoras pero con final feliz», expresa Mirla en una breve conversaciónvarias horas después del control de Kevin y desde la habitación del hotel donde se hospedan.

«Estamos inmunes a lo que nos pasa, en todo sentido», agrega con cierta ironía al sintetizar la sensación que le deja el trajín que protagonizaron durante este tiempo.

UN LARGO RECORRIDO

Mirla y Kevin son oriundos de Chubut, pero se mudaron a 28 de Noviembre, una pequeña localidad cercana a Río Turbio, en Santa Cruz, en la que no existen especialistas en neurotraumatología para tratar este tipo de enfermedades.

Los obstáculos del principio, agravados por la falta de atención necesaria, llevaron a esta mujer a no escatimar esfuerzos, sino a duplicarlos. Prácticamente «empapeló» el pueblo con su reclamo, concedió entrevistas a diarios locales, y golpeó varias puertas de oficinas de la provincia y del municipio. Sin embargo, no obtuvo respuestas. Sólo silencio e indiferencia.

Sin preaviso, Kevin empeoró y su estado de salud los retó, una vez más, a actuar…rápido. Pese a las múltiples operaciones que registraba su cuerpo, debía volver a ingresar al quirófano para no perder 14 años de rehabilitación, según evidenciaba la historia clínica.

La historia de Kevin, el chico de 15 años con parálisis cerebral que volvería a caminar
Mirla y Kevin, un dúo inseparable que pudo salir adelante. Foto: Change.org

La posibilidad de recuperar sus piernas y los recursos agotados impulsaron una nueva alternativa: ese primer contacto entre Mirla y Change.org, organización encargada de difundir peticiones alrededor del mundo para obtener apoyo y agilizar soluciones de corto plazo.

Concretamente, la iniciativa solicitaba firmas para que el Ministerio de Salud de la provincia de Santa Cruz y la Intendencia de Río Turbio respaldaran económicamente el traslado de Kevin a Buenos Aires. Al cabo de un mes, la petición superó las 77.000 firmas y «el cambio», como reza el nombre de la institución, se puso en marcha.

«Fue realmente impactante ver cómo una persona de un lugar remoto de la Argentina logró movilizar a un gobierno de la provincia para que le cubrieran el traslado de su hijo y la operación. Esto nunca hubiera pasado sin el apoyo de las más de 77.000 firmas. Es algo de lo que seguimos asombrándonos día a día», reconoce Gastón Wright, director de la sede argentina de Change.org.

SU CUERPO, EL NUEVO SOSTÉN

Acostumbrados a una rutina monótona y sin demasiadas sorpresas, Mirla y Kevin salían de visitar a un médico cuando recibieron la llamada. Aturdidos por la emoción, la mayoría de las palabras se perdieron y esfumaron. Unas pocas (tal vez las más importantes) quedaron y cobraron sentido. El objetivo se había cumplido y pronto viajarían para ser asistidos en el Garrahan e iniciar el tratamiento. Fue entonces el momento justo en el cual esta historia de amor y superación adquirió otro matiz y se iluminó todavía más.

Ocho meses después, el adolescente fue sometido a otra compleja cirugía. Gradualmente, empezó a hacerse la idea de abandonar el andador, literalmente su sostén físico, que complementó aquel que encarnó su mamá durante estos largos años.

Como ellos mismos dejan entrever durante la charla, este viernes no será un simple viernes, sino que representará el cierre de una etapa para darle la bienvenida a otra, la de la rehabilitación, que los acercará a la meta final. «Lo principal ya está. La cirugía fue un verdadero avance, pero hay que esperar. En unas semanas, nos toca empezar la rehabilitación», cuenta Mirla, sin dejar de agradecer principalmente a los médicos. Y añade, con la satisfacción de haber triunfado: «Evoluciona bien y en las condiciones previstas para estos casos».

En las próximas horas se espera que le den el alta parcial y también que autoridades sanitarias firmen el permiso para que pueda regresar en un vuelo especial a Comodoro Rivadavia, su nuevo hogar, tras haber atravesado con éxito tantos altibajos.

Ahora, además de los ejercicios que tendrá que hacer para fortalecerse, Kevin buscará concentrarse en aquellas cosas que le brinden placer. Ama dibujar y sueña con pintar un mural en alguna calle de su barrio. Quiere leer más cómics y volver a jugar a la compu. Pero lo que más desea, y repite «sin callarse», es dejar atrás las cirugías y las salas de hospital de Buenos Aires, y que por sí solos éstos comiencen a tomar forma de meros recuerdos..

 

 

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