La historia de Amaia, la nena con parálisis cerebral que lucha contra el seguro Accord Salud

Amaia

Amaia es un verdadero sol. Poseedora de una sonrisa que ilumina a su familia y amiguitos del jardín al que asiste, irradia una fuerza de vida ejemplar. Tiene 5 años y nació con una parálisis cerebral no evolutiva. Pero con el apoyo de todo tipo de terapias, manifestó avances increíbles para su calidad de vida. Para ello, su familia depende de la cobertura que su obra social, en este caso Accord Salud, el plan privado de la Unión Personal, está obligada a brindar por la Ley 24.091. Pero dicha entidad, con sede en Mar del Plata en la calle Moreno 2967 y que en abril pasado sufrió el corte de las prestaciones, juega a las escondidas para atender cada reclamo. Y genera un desgaste burocrático absurdo que Silvina, madre de esta niña, quiere difundir para encontrar las respuestas que personalmente, por mail y teléfono no consigue.

¿Cuál es el conflicto? Como en cada año, deben presentar una serie interminable de papeles para renovar los subsidios. Ahora, de cara a 2018. En el actual, recién se los aprobaron en el mes de junio. Y la familia de «Amy» no quiere que vuelva a suceder lo mismo. «Todos los años hay que presentar la misma documentación y el problema mayor son todas las trabas que implican obtener ese subsidio. Unir 200 papeles no es de la noche a la mañana y siempre buscan desgastarte. ‘Faltó tal papel’, o cuando algo está mal hecho no lo devuelven y lo dejan cajoneado… y eso hace perder tiempo», contó Silvina a 0223, con una notoria angustia.

Suficiente esfuerzo significa para cualquier padre dedicarse de lleno a cuidar la salud de un hijo discapacitado. Que no le falte nada, que cada avance de la medicina pueda serle aplicado. Y estas obras sociales desoyen la ley, pero sobre todo el corazón y caen cínicamente en la falta de respeto por el ser humano. Se aprovechan de la burocracia para generar un desgaste. Horas que esta familia podría dedicarle a su hija, tienen que ser dedicadas a presentar papeles que rebotan, a redactar correos cuyas respuestas -este cronista los leyó- parecen una burla.

Reclamo de reintegro de jardín.
31 de octubre

Silvina, madre: Buenos días, solicito urgente el reintegro del jardín ya que son varios los meses presentados y sigo esperando el cheque. Saludos.
Responde Unión Personal: Silvina por favor pasame el número de afiliado así veo el estado y lo reclamo. Saludos.

Madre: Número….
2 de noviembre
Madre: «Sigo esperando el cheque».
3 de noviembre
Madre: Aún aguardo la respuesta por el reintegro.
Unión Personal: Buenos días, te había pedido el número de afiliado así reviso el estado.

4 de noviembre

Tesorería de UP: Buen día, ¿cuáles serían los números de reintegro?

«Cuando Amaia cumplió 2 años presentamos el primer amparo para que nos den la cobertura, porque no nos aceptaban. Y cada año nos pasa lo mismo. Cuando llega octubre-noviembre y hay que renovar el subsidio, otra vez hacer todos los trámites y esperar respuestas que nunca dan. Algunos prestadores no quieren empezar, otro sí. Pagarlos nosotros significa muchísimo. Es una cadena que no se corta. Su acompañante de este año en el jardín la aprobaron en junio. Es una locura. Tuvimos que agradecerle a la profesional que haya aceptado esta situación», explicó Silvina.

Sin la cobertura de Unión Personal/Accord Salud, esta familia debe desembolsar un piso de 30.000 pesos mensuales para atender los tratamientos de Amaia. Sin contar la ortopedia que necesita para vivir. «Ella no puede caminar todavía. Con el estímulo que ha tenido estos años, su buen presente pareciera no coincidir con su diagnóstico. La acompañante misma se sorprendió cuando la conoció. Por la parálisis tiene todo su lado derecho afectado. Ahora utiliza valvas, luego se vendrá un andador. Una silla de jardín que sale 40 mil, las valvas 9 mil… por eso otra obra social no nos acepta».

Silvina recordó sus fallidos intentos de cambiarse a otras obras sociales: «Intenté dos veces cambiarme pero no pude. A los 7 meses de la nena me fui a Osde, me dijeron que no, puse una abogada, les mandé una carta que aún tengo, y el plan era de 700 pesos, como por ley no te pueden decir que no, nos dijeron «sí, el plan cuesta $ 3.500″. Hoy estaría pagando 20 mil. Y fui a Medifé el año pasado y le dije al empleado; `Flaco, si no me podés tomar, ni me llames`. Tampoco me llamaron.»

Amaia asiste a kinesiología, terapia ocupacional, hidroterapia, fonoaudiología, psicología, ha hecho psicomotricidad con estimulación visual. «Ella no puede estar sin los tratamientos, que son durante todo el año. Nunca corta. Incluso en el verano tiene que ir a la colonia, desde enero. No puede perder el estímulo», contó su madre.

Para todo pedido, Accord Salud de Unión Personal pone todo tipo de trabas. Como ejemplo: «Acabo de pedir unas valvas más cortitas. Tuve que llevar tres presupuestos, que es un requisito. En uno de los casos, no tenían el presupuesto en Mar del Plata, y me dicen `que manden una nota donde diga que no pueden cotizarlo`. Todo así, Parece que te están cargando».

«Hemos insistido personalmente, por mail, teléfono…notas escritas elevadas a Buenos Aires porque la sede está allá. En un principio pusimos abogados por el amparo, pero después ya no por una cuestión de costos. Inclusive cuando hicimos el amparo, hicimos audiencias y hasta que no llegaba el momento que los penalizaran, que pagaran diariamente por cada día que no cumplían, hasta ahí no cumplían. Como ese ejemplo, todos. Son 5 años agotadores.»

La maldita burocracia lleva a que Silvina tenga que renovar el certificado de discapacidad de Amaia: «Es como un síndrome de down. La parálisis la tiene. Todo el tiempo piden los mismos papeles. Ahora hay que hacer la renovación, sobre una patología que no se va a curar. Sí evoluciona, hay avances.»

El destrato es lo más doloroso para esta familia. «No hay feedback. Pedimos un cochecito postural, y ni noticias. No responden ni por mail ni en presencia. O si vas te dicen `de Buenos Aires todavía no respondieron`. Mandás a Buenos Aires y rebota el mail como si fuera un spam. Es constante. He ido a la Defensoría del Pueblo dos veces este año. Eso hizo algo más de fuerza. Tras un golpe de la nena me encontré un día en la clínica  con que la obra social estaba cortada, cuando habíamos pagado», detalló.

Con cierta ironía pero mucha realidad en su relato, la madre de Amaia cuenta que tiene que hacer de secretaria de los médicos para que atiendan a su hija: «Sucede que no le pagan al prestador, entonces empieza la pelotera. ‘¿y qué factura se te debe?’. Tengo que hacer de secretaria de todos los prestadores, para que el prestador sea médico y no esté fijándose en lo que le deberían pagar, algo que ya debería estar depositado, ni siquiera llegar por cheque. Piden C.B.U, todo, y los encajonan.»

Andrea Gascue es la Referente Regional de Unión Personal. «He hablado mil veces con ella. En algunos casos me dio soluciones, pero en la mayoría, no. Son como políticos. Saben esquivarte todo el tiempo. En un montón de cosas nos ha filtrado, y lo sigue haciendo. Seguimos esperando por el reintegro del jardín», contó.

Resignada, Silvina añadió: «Sos un número para las obras sociales. Como la nena no se va a curar, sos un gasto. lamentablemente es así. Tuve que hablar con la Superintendencia de Salud porque algunos estudios no me los cubrieron». Y culminó: «Cada tiempo que me hacen perder, es tiempo de recuperación que pierde mi hija».

 

 

Original.

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