La Extraña Vida de Timothy Green

El cine es, sin duda, una poderosa herramienta para favorecer en los niños y niñas el aprendizaje emocional, la comprensión de los matices de las emociones y el impacto que pueden tener las conductas en el sufrimiento o en la felicidad de los otros.  Además, especialmente en las películas infantiles, se transmiten valores que son básicos para la convivencia social.



“La extraña vida de Timothy Green”, dirigida por Peter Hedges, es una linda película recomendada desde la clasificación cinematográfica para todo espectador, que incorpora una serie de valores indispensables para un buen desarrollo psicológico, los cuales con frecuencia están ausentes en la pantalla, donde suele primar la violencia y el terror.  A pesar de los valores positivos que se presentan en la película, estimo que es preferible que no sea vista por niños bajo los siete años de edad.

Las primeras escenas muestran a una pareja felizmente casada -pero como nada es perfecto-, no pueden tener hijos. Ellos están iniciando los trámites de adopción y cuentan a los profesionales que los entrevistan una extraña historia de un niño que aparece mágicamente en sus vidas, como llegan todos los niños biológicos o adoptivos.  El hijo Timothy (C. J. Adams) representa, de alguna manera, todo lo que han soñado debe tener un hijo.  El niño es sensible, extremadamente honesto, artista y no se deja vencer fácilmente por la adversidad, pero a la vez se trata de un niño diferente, con poco o ningún talento deportivo, razón por la cual, al igual que tantos niños, es víctima de la discriminación del sistema y del hostigamiento de sus compañeros.  Sin embargo, encuentra en la amistad amorosa con una niña un poco mayor la clave de querer y ser querido, para sentirse aceptado y así aprender a aceptarse.

La historia transcurre mostrando como la pareja va generando vínculos entrañables con este hijo que les ha llegado, y van aprendiendo a ser padres.  El papá (Joel Edgerton) intenta superar las huellas que dejaron las carencias de su padre poco empático, mientras que la madre (Jennifer Garner) intenta proteger al hijo, con un dejo de sobreprotección, de la violencia omnipresente en las escuelas.  Pero sobre todo son padres dispuestos a aceptar a su hijo tal cual es, estando atentos a sus necesidades de apoyo y reconocimiento.

Es una película que conmueve a adultos y niños, aunque a veces resulte un poco excesiva en la estética de los sentimientos, siendo altamente recomendable desde el punto de vista valórico para conversarla con los niños.  El tema de valores como la amistad, la honestidad, el valor de la diversidad, de las diferencias y de cómo ellas predisponen a la discriminación.  La necesidad de aceptación, el milagro de querer y sentirse querido, son temas que encuentran eco fácilmente en el mundo emocional de los niños a través de la bondad de ese personaje encantador que es Timothy, el cual es una extraña mezcla de ingenuidad y lucidez.


Véala y coméntela con sus hijos, no se arrepentirá.

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