La experiencia de ser autista, paralítico o ciego por un día

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Se encuentra justo afuera de un parque de niños donde los niños están gritando y cantando una canción. En la medida que se acerca a ellos, su visión se hace borrosa y el sonido más agudo y distorsionado. La letra de la canción empieza a timbrar dolorosamente en sus oídos y los árboles empiezan a moverse a su propio ritmo.

Eso es lo que les pasa a los jugadores del videojuego en línea Auti-sim, cuyo nombre es un juego de palabras para «autismo».

Este simulador fue diseñado con la ayuda de un especialista y busca mostrar cómo un niño puede experimentar la sobrecarga sensorial que hay en un parque repleto de niños.

«La gente se sorprendió con Auti-sim, porque al probarlo se dieron cuenta del impacto sensorial que pueden tener», explica Robyn Steward, quien tiene un tipo de autismo y ofrece talleres sobre el tema.

Steward señala que cuando la gente piensa en sobrecarga sensorial, tienden a centrarse en eventos aislados como visitar un supermercado o cruzar la calle. Pero considera que las personas tienen que ir más allá, como lo que ofrece este juego.

La experta explica que ofrece el panorama completo del trastorno, con lo cual ayuda a apreciar los sentimientos de aquellos que lo sufren.

«Lo que la gente no se da cuenta es que en cuanto te despiertas, tu mente empieza a tomar información de los sentidos y esto tiene un impacto acumulativo», agrega.

El sofocante ruido y visual de Auti-sim hace que los jugadores quieran irse del parque de niños. El diseñador del juego, Taylan Kay, le dijo al sitio Ars Technica que el juego hizo que profesores de niños con autismo «mostraran comportamientos y reacciones similares a los que había visto en niños con autismo».

¿Contraproducente?

El autismo no es la única discapacidad que se ha intentado recrear de forma virtual.

Depression Quest (algo así como la cruzada de la depresión) le pide a los jugadores que negocien una vida virtual con discapacidades mentales y en la que las positivas opciones no están disponibles, dependiendo de qué tan bajo esté el estado de ánimo del personaje. Y en un juego de la BBC permite a las personas ponerse en los zapatos de los niños con dislexia.

Críticos a estos simuladores consideran que son contraproducentes. Les preocupa que el haber participado en un ejercicio de simulación, las personas sin discapacidad puedan creer que entienden completamente bien la incapacidad.

También aseguran que al menos que tengas alguna discapacidad y vivas las consecuencias de no conseguir trabajo, del dolor y el prejuicio, no tienes la idea completa de la situación.

Robyn Steward no está de acuerdo con esta visión. «Cuando vuelas en un simulador de avión, es parecido a lo que sería volar un avión, pero sabes que si lo estuvieras haciendo en serio, sería distinto. La gente sabe que lo que están viendo y escuchando es una recreación, que sólo está ahí para ofrecer información e ideas».

Las discapacidades físicas son más fáciles y económicas de reproducir que el autismo y otros trastornos de desarrollo, y son muchos los dispositivos caseros que pueden ayudar a entenderlas.

Cuestión de impacto

Existen ejercicios como tomar pequeños objetos con guantes que dificultan el movimiento, como puede ocurrir a las personas con parálisis cerebral. También se atan las piernas para recrear problemas de movilidad.

Otra actividad puede ser hacer un sándwich con sólo una mano, o dibujar con el bolígrafo en el pie.

No obstante, desde los años 80, son varias las personas y grupos que han expresado su desacuerdo en utilizar las simulaciones de discapacidades como una herramienta para el aprendizaje o la investigación.

«Las personas discapacitadas no lo ven como una solución a los problemas que enfrentamos», explica Nicholas Watson, profesor de estudios de incapacidades de la Universidad de Glasgow.

Agrega que muchos discapacitados sienten que su experiencia de vida no es considerada tan importante si las personas piensan que obtendrán más si lo prueban en carne propia.

Watson dice que cuando las personas lo intentan por algunas horas, las dificultades que experimentan pueden crear lástima en vez de una respuesta constructiva. «La gente no culpa lo que tiene que culpar, el ambiente inaccesible y el pobre diseño, consideran que el problema es el hecho de que estás en una silla o que no puedes ver».

Cuando todavía podía caminar, Watson recuerda que participó en un ejercicio de aprendizaje con una silla de ruedas. Cuenta que se sintió frustrado y molesto, que no aprendió nada útil e incluso admite que hizo trampa. «No podía salir de un supermercado, así que me levanté y empujé la silla».

Pero no siempre escuchar de segunda mano problemas sobre discapacidad tiene suficiente impacto.

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