La crisis de los cuarenta ¿y cuántos?

Crisis

Pregunto porque yo ya llevo 4 entrados en los 40, me fijo en los amigos cercanos que llevan más y nomás no veo como pá cuándo esto se pone más fácil…

Me da la impresión de que la vida es como un jueguito de Mario Bros. en donde cada vez que subes de nivel, efectivamente avanzas, pero solo para darte cuenta de que ahora está más difícil.

El mundo se está volviendo loco: perdió Hillary, el PSG se quedó chiflando en la loma frente al Barcelona, el Brexit, la votación de Colombia y los pobres Falcons que siguen sin entender cómo les pasó eso. Lo único cuerdo de todo esto es que La La Land no ganó, pero no tuvo madre el tamaño del «errocito» que se aventaron en el programa más visto del año a nivel mundial. Todo lo que pensábamos que nunca iba a pasar, está pasando y no sé si es causa o efecto, pero este tema de la crisis de la mediana edad está, por decir lo menos, muy intenso.

Yo honestamente pensaba que entre más grande más fácil sería esto de la vida y pues so far: TODO LO CONTRARIO.
Habría que preguntarles a los que ya la brincaron si así ha sido siempre. Si la vida a estas alturas se «menea» con esta fuerza desde el principio de los tiempos o si cósmicamente es el principio del fin.

La cuestión es que para donde yo veo, y con quien platico, no hace falta escarbarle mucho para que muy rápidamente salga el peine…

Los que no se están divorciando tienen un hijo con unos problemas cañones, la otra está lidiando con las pedas (o las viejas, o las dos) del marido, el otro nomás no logra que su empresa avance y está dejando la vida en eso, el que se quedó sin chamba, la que nomás no sabe para qué es buena, la divorciada que brinca de un güey a otro, la que no puede emparejarse con nadie porque está emocionalmente rota, los que deciden trabajar en su relación y se van dando cuenta del mierdero que traían, los que tienen cáncer, los que tienen que cuidar a sus papás que ya están viejitos o muy enfermos, los que no tienen lana, los que tienen demasiada, los que tienen una relación enferma con sus papás (o con quién sea), las que ya no aguantan al otro pero están «por la familia» o porque «que oso ser divorciada», los obsesivos de cualquier cosa que con sus obsesiones evaden sus realidades.

Las que tienen que lidiar con ex maridos imbéciles que las controlan con la pensión (¡sin entender que a quienes joden es a SUS hijos!), los que tienen una vida paralela secreta o no tienen vida porque siempre están «muy ocupados» (ajá), los que están en una depresión pavorosa porque la vida los alcanzó y por fin llegaron a la profundidad de sus carencias, los de la pareja violenta que nomás no pueden decir basta, la que no se adapta a nada y siempre todo es una tragedia.

Los que están en medio de un pleito familiar tremendo con sus hermanos, al que le tocó encargarse del negocio familiar y de pasada carga con toda la familia, los que después de 20 años de ser el «matrimonio feliz» resulta que mejor no, la que se besuquea al marido de su mejor amiga y se enamora de él como 15añera, la que para evadir va de una pendejada a la siguiente (eso sí: instagrameando todo para que parezca que es súper cool pero en realidad llora todas las noches), a los que se les murió alguien, los que están atorados en su duelo, la que tiene un mal crónico que no es grave pero le jode la vida diaria y el peor de todos: el que jura que su vida está perfecta y tiene todo bajo control… ¡pffff!

La lista es interminable.

Nadie se salva.

¡¿Qué  está pasando?!

Yo honestamente pensaba que entre más grande más fácil sería esto de la vida y pues so far: TODO LO CONTRARIO. Del párrafo de arriba puedo palomear varias, de hecho, creo que parte de lo cañón es que la mentada crisis de la mediana edad da porque no te pega una ¡no! La madriza viene en combo y por si fuera poco ¡ya no ves nada sin tus lentes!… es un asco.

Yo sí creo que entre más postea uno su vida, más grande está el vacío.
Estábamos chupando tranquilos y de pronto estás en una revolcada que te saca el aire y en algunos casos, te baja hasta los calzones (not in a good way).

Querido lector de menos de 40, lo siento, pero no es un mito. Cuando pensabas que ya estabas agarrándole la onda y que eso de ser grande te hacía los mandados y estaba súper cool ¡tómala! Estabas apenas en la botana (que es, sin duda, la mejor parte de la comida).

Encima de todo, estamos en la era de la pose en donde uno tiene que documentar y compartir (muy casualmente eso sí) todo lo que haces en alguna red social (o en todas), para enseñarle al mundo que «todo está perfecto» cuando en realidad a quien estamos haciendo pendejos es a nosotros mismos. Yo sí creo que entre más postea uno su vida, más grande está el vacío. Claro que es padre compartir de pronto cosas, todos lo hacemos, pero cuando no puedes parar y diario te publicas, para mí, claramente pasan dos cosas:

1) Tienes demasiado tiempo libre.

2) Tienes una enorme necesidad de reafirmación y eso habla de algo que no está resuelto en algún lado.

Total: un alucine.

Para mí, este proceso ha sido muy intenso. En muchos sentidos. Y al mismo tiempo tremendamente enriquecedor. Me doy cuenta de que el objetivo es re-plantearme quién soy, qué quiero, qué no quiero, qué estoy dispuesta y qué never again.

Tengo la esperanza de que las arenas movedizas se irán asentando, que si supiste bajar tus balones la siguiente etapa será más armoniosa, que aprendes a sortear las olas con más sabiduría y que, aunque sea por la edad, las cosas sucederán más sutilmente. Ya veremos.

Por el momento lo que deduzco es que es un momento de depurar. De reinventarse, de moverte de tu zona de confort (sí, oootra vez). De entender que todo lo que nos dijeron no es cierto si no es cierto para ti: «vivieron felices para siempre», «la seguridad de un paycheck», «tú eres buena para XXX», «hasta que la muerte los separe», «tus hijos están mejor en familia», «porque es mi mamá le permito todo» «tener mucha lana resuelve la vida», «esto es lo que me tocó», «a mí eso nunca me va a pasar»…

Nada.

N-A-D-A es una ley.

Ni nadie.

Es hora de que rompamos los patrones y re-inventemos la historia.

Y sobre todo me parece que es hora de que entendamos que a cada quien le funciona una cosa diferente. Qué hueva vivir bajo el «modelo establecido y perfecto». Que cada quien haga su sistema, tome sus decisiones y arme su vida como mejor le parezca, la vida puede tener muchas variables y no todas son para todos, ni a mí me tiene que importar (o shockear), lo que hagan (o no) mis vecinos. Si ellos están bien con SU fórmula, qué mejor, ¿o no?

A ver si vamos aprendiendo, porque algo me dice que todo esto que está pasando en el mundo y que nadie se esperaba es un poco una señal de que hay que empezar a cambiar las fórmulas fijas, que todo es una opción posible, que antes de deducir, como Faye Dunaway, que el Oscar era para La La Land porque era «lo obvio», cuando la vida te presenta un sobre con algo que no te cuadra es mejor parar, levantar la mano y decir: «¡perdón pero aquí hay algo que no está bien!» Y asegurarte de que lo que vas a decir (o hacer) es lo correcto, en lugar de aventarte como el borras sin ningún tipo de reflexión y que tres discursos de agradecimiento después tengas que quitarle el premio a la gente.

Créanme, sale mucho más barato echarte ese mini oso, que el impacto que puede tener en tantas personas una estupidez llevada al límite.

La cosa es que no todo el mundo quiere ser el que levanta la mano, pero no se preocupen, si no lo hacen ustedes, la vida se encargará de levantarles el piso y les tengo una noticia: mientras no se aprendan la lección lo seguirá levantando y cada vez, con más violencia.

Así que eso. A ponerse la pila y chambear en nosotros. Porque no se confundan: todo, absolutamente todo lo que nos pasa es para eso: para crecer. ¡Basta de ser víctimas! Cuando te pase algo reflexiona ¿qué tengo que aprender de esto?, ¿para qué me está pasando?

Esa es la clave no ¿por qué?: ¿PARA QUÉ?

Haz que juegue a tu favor, que no sea una tragedia más en tu lista de anécdotas para platicarle a tus amigas en el desayuno o andarte pobreteando. Asume.

Si logramos eso veremos que la vida, como en un Nintendo, irá subiendo de intensidad pero igualito que ahí, si consigues pasar de nivel el premio será más grande cada vez y ese es, según yo, todo el punto de jugar el juego.

Acuérdense que si la vida les da limones, no necesariamente es para hacer limonada… ¡también pueden hacer margaritas!

 

Original.

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