Grave la sordera en Yucatán

La exposición tóxica al ruido ha generado que Yucatán esté por encima de la media nacional en el índice de personas sordas y de niños con problemas auditivos que a corta edad ya están perdiendo los tonos del entendimiento, apuntó Jorge Canto Herrera, investigador del área Biomédica del Centro de Investigaciones Regionales ‘Dr. Hideyo Noguchi’ de la Universidad Autónoma de Yucatán.

El también colaborador de la Asociación Yucateca Pro-Deficiente Auditivo (Ayproda) destacó el  uso indiscriminado en niños y jóvenes de audífonos para escuchar música, que sumado al ruido ambiental, ‘hablamos de un ruido tóxico, de más de 70 decibeles, cuando lo recomendado por la OMS es de 68 máximo’.

Señaló que en un ruido normal, de 60 decibeles, el oído lo puede tolerar de 30 a 40 minutos sin que sufra un daño significativo, pero si aumenta a una mayor cantidad comienza a agudizarse el problema.

‘Lo que sucede en estos casos, es que por exposición al ruido se pierden algunos tonos de frecuencia y es cuando ya hay un daño al oído, es como cuando uno habla por teléfono y se va cortando la llamada’, detalló.

‘Sería adecuado que todas las personas tuviéramos una revisión del oído, una audiometría, porque hemos encontrado en escuelas una gran cantidad de niños con bajo rendimiento que está condicionado a una baja en su audición y el papá y la mamá no lo saben’, puntualizó.

El daño es variable para cada individuo y explicó que actualmente las personas están expuestas constantemente a mayores decibles, como en el cine cuando en una película de acción se soportan en promedio 120 decibeles de ruido durante dos horas.

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El también vocal de las organizaciones que apoyan esta causa del Consejo Promotor de los Derechos de las Personas con Discapacidad refirió que en el ‘Hideyo Noguchi’ han tomado registro de la cantidad de ruido en un salón de clases, el cual se eleva hasta 90 decibeles, cuando suena la campana del recreo sube a 110.

Por lo que en un salón normal los niños tienen de 80 a 90 decibeles en un promedio de cuatro horas, por lo que es importante promover la tranquilidad y hablar despacio, sin gritos.

Si además de lo anterior se expone al oído a decibeles altos, ‘el daño será tóxico; no es que vayamos a quedar sordos, pero si a corta edad nos pasará lo que a nuestros abuelitos, que de pronto conversas con ellos y les dices algo, y te oyen, pero no entienden’.

El especialista recalcó que esta exposición tóxica al ruido se suma en Yucatán el problema genético, lo que genera que la entidad esté arriba de la media nacional en sordera.

Detalló que en el Laboratorio de Genética Humana del ‘Hideyo Noguchi’ han encontrado que gran parte de los casos de sordera tienen ese componente, mientras que el restante es originado por exposición tóxica al ruido, infecciones y golpes.

 

 

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