Gran parte de las personas con dolor crónico sufren depresión

Depresión

El dolor crónico es un padecimiento que la sociedad no comprende. De hecho, suele asumirse como sinónimo de debilidad de espíritu o de carácter, apatía, pereza y dejadez. Sin embargo, la realidad es bien distinta.

El dolor crónico es una patología que resulta complicada de tratar en la actualidad. Es más, solo se diagnostican como crónicos aquellos dolores que se muestran resistentes a la terapia médica convencional durante más de 6 meses.

Así, mientras que el dolor agudo suele cursar con un daño físico o algún tipo de alteración patológica, en el caso del dolor crónico, o bien no se consigue identificar la alteración física, o bien el daño explica el síndrome doloroso.

Mano atrapando a un muñeco

La diferencia entre dolor crónico y dolor agudo

Aunque ya hemos avanzado alguna diferenciación entre dolor crónico y dolor agudo, se suele referir que, mientras que el segundo es indicativo de un daño visible al que hay que atender, el primero carece de este sentido adaptativo.

No obstante, en ocasiones la diferencia entre dolor crónico y dolor agudo no es tan marcada, por lo que algunos cuadros de dolor no presentan algunas de las características enunciadas.

Así, por ejemplo, también pueden considerarse dolores crónicos aquellos que aparecen de manera recurrente con patrones regulares o irregulares:

Las hipótesis sobre el origen del dolor crónico son diversas. Así, según el sistema de Clasificación del Dolor Crónico de la Asociación Internacional para el Estudio del dolor, hay diversos orígenes posibles:

  • Genético o congénito.
  • Traumático.
  • Quirúrgico.
  • Por quemadura.
  • Por infección.
  • Por parásitos.
  • Por inflamación
  • Por reacción inmunitaria.
  • Por cáncer.
  • Por radiación.
  • Por degeneración.
  • Psicológico y disfuncional psicofisiológico.
  • Etc.

7-mitos-sobre-la-depresión-que-desconocías

La vida con dolor crónico

Se atribuya un origen u otro al dolor crónico, las personas que lo padecen y son diagnosticadas deben enfrentarse a la incomprensión personal y social, máxime cuando se atribuye el origen a variables de corte psicológico.

En primer lugar, es obvio que resulta complicado convivir con la incertidumbre del desconocimiento que produce no saber qué genera el dolor y no poder controlarlo. Por eso, a este padecimiento físico se le suma un gran sufrimiento emocional con el que hay que convivir.

La sociedad no es consciente del dolor que supone juzgar y no aceptar la realidad del tormento que conlleva vivir sufriendo cada día. Así, las personas que lo padecen tienen que lidiar con comentarios de todo tipo y miradas prejuiciosas.

niña-con-miedo

Las creencias, las valoraciones y las expectativas que las personas con dolor crónico tienen sobre su trastorno, sobre su habilidad para afrontarlo, sobre su apoyo social y sobre los servicios médicos constituyen un verdadero desafío en el día a día del dolor crónico.

Así, la dificultad social que va de la mano de esta enfermedad se refleja en una peor convivencia con el dolor en los siguientes aspectos:

  • El hecho de que el dolor se perciba como incontrolable está probablemente asociado con el fracaso para controlar el dolor y la sensación de su intensidad.
  • Las personas acaban creyéndose menos capaces de hacer cualquier cosa, pues la sociedad potencia una imagen negativa de sí mismos.
  • Los contextos de rechazo a las personas con esta enfermedad fomentan pensamientos catastróficos y estrategias de afrontamiento del dolor inadecuadas.

Hombre con dolor

La depresión en personas con dolor crónico

Los gemidos, las posturas, la petición de masajes o de cariño, la necesidad de probar con diferentes fármacos, la apatía, la desgana, la necesidad de reposo y la restricción del movimiento…

Todos estos comportamientos no son fingidos, sino que son maneras de intentar paliar un dolor que se vuelve sombra física y emocional y que, por lo tanto, atrapa cada faceta de la persona.

Las personas con esta patología sufren de forma intensa, tanto física como psicológicamente. Esto se debe a que tienen que dejar de realizar muchas actividades que resultan gratificantes, a que su entorno no comprende la situación y genera sentimientos de rechazo y abandono, a que todo parece incontrolable, etc.

mujer con rostro fragmentado por depresion

Por aportar otro dato más, hemos de decir que biológicamente existen pruebas de la existencia de un mecanismo neurológico común entre el dolor crónico y la depresión.

Este implicaría bajos niveles de modulares analgésicos opiáceos (endorfinas y encefalinas) y no opiáceos (aminas biógenas como la noradrenalina y la serotonina).

Como vemos, el dolor crónico interfiere en la vida de las personas hasta el punto de controlar su estado de ánimo, sus emociones, sus pensamientos y sus comportamientos.

Esto es algo que no podemos ignorar y de lo que es necesario concienciarse para garantizar el bienestar de estas personas.

 

Original.

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